Hoy es Navidad. En fechas tan señaladas siempre me invade un desbordante deseo de hacer partícipes a todos de mi lado más sincero. Más humano. Y desearles paz, amor, felicidad. Por eso uno de estos días voy a escribir una carta a un amigo. O a una amiga. O a alguien conocido. Será una carta corta. No hacen falta muchas palabras para decir tan pocas cosas. Sólo es necesario que esas pocas cosas sean apetecibles a los ojos de quien las lea, y gratas para quien las escribe. Hablarán de amor. Cuántas veces hemos tenido vergüenza de decir a un amigo o a una amiga que sientes amor. Y lo hemos sentido. Y nos lo hemos callado. Hablarán de amistad. Y contaré las ganas que tengo de ayudar a alguien, hacerle feliz y compartir su felicidad. La carta hablará de la felicidad. Y les explicaré que simplemente soy feliz cuando una sonrisa se cruza en mi camino. Que soy feliz cuando veo a la gente feliz. La carta tendrá los renglones recios y las palabras justas. Porque me pasaré el tiempo que haga falta en encontrar palabras que puedan expresar mis sentimientos. El tiempo que haga falta. Pero las encontraré porque esas frases existen, sólo hay que buscarlas. A veces se pueden encontrar en los ojos de ese amigo a quien quieres decirle algo. O en el gesto amistoso de aquella persona que ha mostrado sincero interés por ti y tus cosas. O en un comentario a un post... O en unas ramas que mece el viento...
¡FELIZ NAVIDAD!
Leyéndote siempre es Navidad, porque transmites paz, amor, cariño, solidaridad, serenidad, amistad y todas esas cosas con las que nos bombardean los anuncios en estas fechas. Pero en ti, es de verdad. Eso es lo bueno, no hace falta esperar todo el año para disfrutar de ese ambiente, sólo hay que pasearse por tus palabras, siempre amables, y la sensación de "volver a casa por Navidad" nos invade.
ResponEliminaFelices fiestas.
Gracias, Ana, por tu comentario. Con comentarios como el tuyo uno se pone las pilas... ¡gracias!
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