Hay quien dice que sólo se enamoran los tontos. La verdad es que el estado en que deja el amor a las personas se acerca a una dulce locura. El enamorado, en su delirio, suaviza las cosas que ve, atenúa los sonidos que oye, esmerila las texturas que toca, saborea con embeleso las fragancias que huele, acoge embriagado de paz y dicha los embates de la vida. El enamorado suele confundir el ayer con el hoy. El tiempo se torna informe, blando, apacible. El enamorado, a veces, quiere escuchar una canción de hace muchos años. Una canción que no sabe si es bonita, ni le importa, pero sabe que las notas de esta canción le harán viajar a otros mundos que el tiempo ha preservado en su memoria.
La imaginación le es benévola y fecunda. Pasa largos momentos con los ojos entornados pensando en su amor. Y en su mente surgen ensoñaciones idílicas.
Piensa en aquel sublime beso que duró una eternidad que se dieron con una pasión desenfrenada en un huerto de naranjos al amparo del aroma de las flores de azahar. Y revive en su paladar el exquisito gusto de unos labios empapados de suave saliva. Recuerda las manos, presurosas y nerviosas, que volaban hacia todos los recovecos del cuerpo de su amante. Piensa en su risa infantil. En sus dientes blancos, relucientes y graciosamente imperfectos. Sus ojos brillantes que le miraban hambrientos. Su pelo, castaño, revoltoso y salvaje resbalando sobre su cara. Siente en su piel la hierba fresca que les sirvió de mullido lecho. Escucha el volátil trino de los jilgueros revoloteando entre los naranjos. Mira al cielo en busca de aquel azul luminoso que fue testigo de las palabras susurradas al oído en pleno éxtasis amoroso, y pronuncia en silencio con todas sus fuerzas una y otra vez el nombre de su amada… Marysol, Marysol, Marysol, Marysol…
La imaginación le es benévola y fecunda. Pasa largos momentos con los ojos entornados pensando en su amor. Y en su mente surgen ensoñaciones idílicas.
Piensa en aquel sublime beso que duró una eternidad que se dieron con una pasión desenfrenada en un huerto de naranjos al amparo del aroma de las flores de azahar. Y revive en su paladar el exquisito gusto de unos labios empapados de suave saliva. Recuerda las manos, presurosas y nerviosas, que volaban hacia todos los recovecos del cuerpo de su amante. Piensa en su risa infantil. En sus dientes blancos, relucientes y graciosamente imperfectos. Sus ojos brillantes que le miraban hambrientos. Su pelo, castaño, revoltoso y salvaje resbalando sobre su cara. Siente en su piel la hierba fresca que les sirvió de mullido lecho. Escucha el volátil trino de los jilgueros revoloteando entre los naranjos. Mira al cielo en busca de aquel azul luminoso que fue testigo de las palabras susurradas al oído en pleno éxtasis amoroso, y pronuncia en silencio con todas sus fuerzas una y otra vez el nombre de su amada… Marysol, Marysol, Marysol, Marysol…
Que bonita y romántica entrada Miguel!!! no quiero romper el encanto y magia de este momento con ningun comentario!!!!me voy con una sonrisa!!!! hoy es un post precioso,muy dulce,una ternura!!!!
ResponEliminaHada Isol: Me alegro de que te haya gustado el post, que hayas compartido conmigo la sensación de sentirse enamorado.
ResponEliminaPerdona Papà, pero esto es un poco (mucho) cursi, para como eres tu, no? jejej
ResponEliminaEl enamoramiento es un estado pasajero (menos mal), por eso creo que en una pareja lo segundo más importante (lo primero es la sexualidad, ya que sin ella no hay pareja, sería otro tipo de pareja) es la amistad y la complicidad. Y mamà y tu siempre lo habéis sido.
Un petonet
Sin amor no podemos vivir. A ese estado que se llama enamoramiento tan cercano a la locura transitoria sigue (cuando sigue) el amor profundo y fecundo, el que soporta los desaires y desganas del día a día, los madrugones y malhumores del trabajo, los problemas caseros, el que propicia la elaboración a dúo de un rico menú, el que te hace sentir bien al despertarte junto a alguien que te quiere sin condiciones, el que te hace libre... Tiene tantos matices que cada cual debe añadir los suyos.
ResponEliminaCabe recordar lo que decía Gloria Fuertes: "No hay salida:/ me estoy acostumbrando a tu saliva".
Y también: "El divorcio no es cosa de tres./ Es cosa de dos/ que no aciertan a ser uno."
Un abrazo, colega. Y sigue enamorado.
Que bonito.
ResponEliminaA veces me a miedo pensar que con el tiempo va a desaparecer la magia de los primeros besos, caricias, palabras,...pero veo que tu sigues tan enamorado como el primer dia.
Ojala dentro de muchos años yo tenga palabras tan bonitas para el amor.
¿Me cuentas tu secreto?, porque parece que el tiempo no ha pasado para vosotros dos.
:)
Marta: Cómo me conoces... poco tengo que añdir a tu comentario, si no es reafirmar lo que tú has dicho: la complicidad y la amistad son básicas para seguir ilusionado con tu pareja todos los días de tu vida.
ResponEliminaYolanda: Inteligentes y sensatas palabras las de tu comentario. Muy acertadas las citas. Las suscribo.
Lauryna: Mi secreto es que desde que conocí a mi mujer hace trenta y cuatro años, ella pasó a ser mi mejor amiga, y todavía lo sigue siendo. Si a eso añades la atracción sexual y (aunque a mi hija le parezca cursi) el amor, tienes la receta para un amor duradero.
Que bien has descrito estar enamorado!!! que bellas palabras Miguel...tiene muchas suerte tu enamorada si eres capaz de sentir esas cosas tan lindas...enhorabuena por la entrada...un abrazo
ResponEliminaTodo lo cual quiere decir, no sólo que te enamoraste, sino que sigues enamorado. No eres como ese que decía que una vez se había enamorado pero que lo superó. Tú no lo has superado, y yo tanto que me alegro, por ti y por la afortunada, que imagino en la misma onda que tú. Creo que yo tampoco he conseguido desenamorarme.
ResponEliminaEspero que hayas pasado un feliz dia.
Miguel...¡qué bonito post!
ResponEliminaY cuánto amor desprenden tus palabras.Segura estoy que Marysol se sentirá flotar al leerlo...
Y (con perdón)no hagas caso de tu hija,que para nada es cursi,eso sí, le doy la razón en todo lo demás...
Besos.
Arwen: Yo creo que el que he tenido suerte he sido yo.
ResponEliminaClares: Me alegro de que tú tampoco hayas superado la fase del enamoramiento. Vivir enamorado es la mejor forma de vida.
Marinel: Se lo he leído a mi mujer y le ha gustado, sólo una cosa, que ahora ya no se llama Marysol como cuando era jovencita, ahora se llama Sole, que suena como más a mujer adulta, y oir su nombre como antes, le ha sonado raro.
Jo, que entrada tan bonita y tan dulces.
ResponElimina¿Sabe slo que te digo? ¡Qué vivan los tontos! ¡Y que viva el amor!
Un abrazo.
Perséfone: Gracias por tu comentario. Yo también pienso que el amor es lo más grande.
ResponEliminaHola Miguel!
ResponEliminaMe ha encantado este post, reconociendo con valentía que el enamoramiento es una dulce locura, y yo digo: Bendita locura!
Felicidades por poder compartir tu locura con Marysol, y poder seguir recordando ese primer "beso" con aroma azahar...
Un placer leerte!
Un abrazo:)
Precioso homenaje al amor. Leyéndolo he recordado esos primeros amores furtivos y apasionados, vinculados a la naturaleza (entre naranjos, trigales, olivos...). Saludos.
ResponEliminaSibyla: Gracias por pasarte por aquí. Ya ves, así de locos estamos algunas personas, que nos dejamos atrapar por el amor.
ResponEliminaMarian: Es verdad, los amores apasionados (y furtivos) tienden a buscar un escenario natural y salvaje.