Cae fina la lluvia. Yo, aunque esté lloviendo, he salido a pasear. Una amiga mía me dijo un día que pasear bajo la lluvia es propio de personas solitarias. Más bien, añadió, de personas nostálgicas. Yo no le contesté. Pero sé que en el fondo tenía razón.
A mí siempre me ha gustado desafiar a la lluvia. De pequeño era aquel paraguas negro, enorme, de mi padre. Bajo su abrigo, cogidito de la mano de mi padre, oía el feliz tintineo de las gotas al chocar contra la tela del paraguas. Más tarde fue el anorak. Un anorak marrón con una poderosa capucha que repelía las gotas de lluvia con absoluta eficacia. Luego, mi primer paraguas. Cuando llovía, lo abría y salía a buscar a mi novia. Juntos paseábamos saltando los charcos entre risas. Ahora para la lluvia tengo un paraguas y un impermeable de color azul.
Esta tarde cae fina la lluvia; y yo me he puesto el impermeable azul, y he salido a pasear.
La primavera ha hecho brotar flores amarillas y rojizas de las plantas del parque. La lluvia ha perlado graciosamente sus pétalos. Yo, sin dejar de pasear, miro las flores mojadas bajo la tibia lluvia y sigo mi camino. No tengo prisa, me gusta ver las delgadas líneas que la lluvia dibuja en el aire al caer. ¡Mira…ya casi no llueve! Lentamente está parando de llover. La verde hierba está ahora más verde. Más limpia. Más jugosa. Dan ganas de acariciarla. Sigo mi camino y me cruzo con gente anónima que parece volver de algún sitio. Yo aún no quiero volver a casa. Quiero ver si me encuentro con algún simpático caracol que, como yo, ha salido a pasear sobre la mullida y mojada tierra. O a lo mejor, me encuentro con algún pajarillo cantarín. O tal vez me sorprenda un gigantesco arco iris pintado en el lejano horizonte. La lluvia, esta cálida lluvia de primavera me ha llenado de esperanzas. Y yo, solitario y nostálgico, levanto mi cara hasta el cielo mientras dejo que mi rostro se salpique de amables gotitas primaverales.
A mí siempre me ha gustado desafiar a la lluvia. De pequeño era aquel paraguas negro, enorme, de mi padre. Bajo su abrigo, cogidito de la mano de mi padre, oía el feliz tintineo de las gotas al chocar contra la tela del paraguas. Más tarde fue el anorak. Un anorak marrón con una poderosa capucha que repelía las gotas de lluvia con absoluta eficacia. Luego, mi primer paraguas. Cuando llovía, lo abría y salía a buscar a mi novia. Juntos paseábamos saltando los charcos entre risas. Ahora para la lluvia tengo un paraguas y un impermeable de color azul.
Esta tarde cae fina la lluvia; y yo me he puesto el impermeable azul, y he salido a pasear.
La primavera ha hecho brotar flores amarillas y rojizas de las plantas del parque. La lluvia ha perlado graciosamente sus pétalos. Yo, sin dejar de pasear, miro las flores mojadas bajo la tibia lluvia y sigo mi camino. No tengo prisa, me gusta ver las delgadas líneas que la lluvia dibuja en el aire al caer. ¡Mira…ya casi no llueve! Lentamente está parando de llover. La verde hierba está ahora más verde. Más limpia. Más jugosa. Dan ganas de acariciarla. Sigo mi camino y me cruzo con gente anónima que parece volver de algún sitio. Yo aún no quiero volver a casa. Quiero ver si me encuentro con algún simpático caracol que, como yo, ha salido a pasear sobre la mullida y mojada tierra. O a lo mejor, me encuentro con algún pajarillo cantarín. O tal vez me sorprenda un gigantesco arco iris pintado en el lejano horizonte. La lluvia, esta cálida lluvia de primavera me ha llenado de esperanzas. Y yo, solitario y nostálgico, levanto mi cara hasta el cielo mientras dejo que mi rostro se salpique de amables gotitas primaverales.
Tu amiga tenía razón, es de nostálgicos pasear bajo la lluvia, eso no lo hace cualquiera. Y quien no es nostálgico piensa que estás loco por hacerlo.
ResponEliminaUn saludo!
Ay, qué bonito, Miguel, qué sensación de fresca calma transmites con ese paseo bajo la lluvia primaveral... Un poco de nostalgia no está mal, siempre que no te invada la tristeza sin remedio. Necesitamos más ratos de tranquilidad, con o sin lluvia. Creo que en eso eres bastante sabio.
ResponEliminaYo también disfruto con paseos así, pero no me gustan los paraguas, por eso me compro todos los chubasqueros y similares con capucha. Este año hemos tenido lluvia para aburrir y ahora, tras unos días de calor casi veraniego, hemos vuelto al otoño. Qué viento, qué frío... Nada que invite a pasear, desde luego. Ya mejorará. Esperemos que a finales de mayo haga bueno para no estropearnos el viaje a Benicássim. Por cierto, tendremos que hablar antes para ver cómo quedamos, si te apetece.
Sigo con mis molestias, mejorando a ratos. Mi hermana ya tiene un diagnóstico, parece que una de sus coronarias es algo estrecha y eso es lo que le causaba los últimos problemas. Mañana o pasado se la ensancharán con facilidad, según dicen. Qué cosas tiene la Medicina actual...
Cuídate, estamos en la peor época para estudiantes y profes. Un fuerte abrazo, colega.
Es delicioso pasear bajo la lluvia.
ResponEliminaMe encanta.
Y sí, creo que es un poco por nostalgia. Y por sentirse uno solo y tranquilo.
Un beso
Si la lluvia alimenta tus esperanzas es lógico que te guste. Lo de solitario y nostálgico dice mucho y bueno de tu sensibilidad.
ResponEliminaFeliz lluvia primaveral, Miguel
La lluvia es mi debilidad, he de admitirlo...,ella me ha dado paz,dolor, tristeza, amor, felicidad..., digamos que es como un amor platónico.
ResponEliminaNo sé si tu amiga tenía razón o no, pero a mí parecer ,no llueve siempre igual, ni llueve igual para todos,la lluvia siempre trae nuevas sensaciones, no tiene un color, los tiene todos.
Un abrazo.
Nostalgia, lluvia, el frío, la soledad...Momentos para pensar. Bonito.
ResponEliminaun bello canto a la primavera. un abrazo.
ResponEliminaque lindo pasear bajo la lluvia!!
ResponEliminaa veces nos pone nostálgicos,pero no necesariamente tristes...
me alegro por tí
un abrazo
A mí también me gusta pasear bajo la lluvia, incluso sin paraguas con el chubasquero o el anorak. La lluvia tiene, cuando es fina y leve, tiene un halo poético. Ya lo dicen en Santiago donde la lluvia es arte. Y sí es cierto, alienta sentimientos melancólicos, de nostalgia. Me gusta este año lluvioso y que estos días haya vuelto la lluvia. Me siento bien en el invierno y me gusta acurrucarme cuando siento frío, y los días son cortos.
ResponEliminaUn abrazo.
Precioso! a mi también me encanta pasear bajo la lluvia, me da una sensación de tranquilidad, y quizás también de melancolía.
ResponEliminaBesines
qué bellos recuerdos!! me encantan esas sensaciones que describes, un día volé de ibiza a valencia(viaje que hago habitualmente) y llovía, cuando estaba en lo más alto paró y salió el arco iris, me hizo mucha ilusión estar tan cerca jeje. Un beso, Rachel
ResponEliminaPoooos, a mí me encanta pasear bajo la lluvia. Así, con calma, despacio, y disfrutando del paseo y del agua que cae.
ResponEliminaAdemás, que todos necesitamos un rato para nosotros mismos, y ése es tan buen momento como cualquier otro. ¿Nostálgicos? Pues sí, ¿y qué?
:)
Besos, Miguel, que me ha encantado. Casi que iba yo de paseo contigo, o sea que...
Vanessa: Será de nostálgicos, o solitarios o locos maravillosos... pero a mí me encanta pasear bajo la lluvia cuando es fina y amable.
ResponEliminaYolanda: No, Yolanda, la tristeza nunca me invade cuando paseo por la lluvia. Es otra cosa. Otra cosa agradable, por supuesto. Es una maravillosa sensación de saber que estoy vivo. Hoy ya no llueve, pero cuando vuelva la lluvia, cogeré mi impermeable y saldré a pasear.
Ya me dirás a qué parte de Benicàssim váis.
Cactus Gril: ¿También te gusta pasear bajo la lluvia...? Esos paseos saben distinto ¿verdad?
Luís Antonio: A mí es que la lluvia, desde siempre, ha llenado mi alma de buenos augurios. No sé por qué, pero siempre ha sido así.
Esther: ¡Qué bonitas palabras las tuyas! sí, la lluvia tiene todos los colores del mundo... y algunos colores que no son de este mundo.
Recuerdos Perdidos: Sí, la lluvia incita a recogerse, y a pensar...
Fernando: La primavera es siempre un canto en sí misma.
Adrisol: Es cierto, nostálgicos sí; pero tristes... no.
Joselu: Coincido contigo. Estas nubes grisáceas lloran de pura melancolía. Pero no hay tristeza en su llanto, sino esperanza.
Vane: Sí, es bonito pasear bajo la lluvia. La nostalgia nos invade y vuela nuestra mente.
Rachel: ¡Casi pudiste tocar el arco iris...! ¡Qué ilusión!
Lourdes: También es bonito pasear bajo la lluvia con una buena compañía...
No me gusta la lluvia, si tengo que salir se sale, pero soy de las que se quedan en casa muyyyy enfadadas...
ResponEliminaBesicos
Es bello pasear bajo una fina lluvia, puede que sea de nostálgicos, pero es un gran placer, la limpeza del aire, el aroma de las plantas y las flores, el olor a tierra mojada..., esta primavera no podemos quejarnos por falta de lluvia.
ResponEliminaUn abrazo, Miguel.
Caramba,Miguel,qué bonito!!!
ResponEliminaPor momentos me he sentido tan nostálgica,que casi me apetece que llueva,y salir a tocar la hierba en busca de un lento caracol que pasear en mi mano,hasta una flor recién rociada de las lágrimas del cielo.
Ese que cubre el hermoso paisaje que nos has dibujado hoy.
Un placer.
Besos
Bueno... yo es que soy de Donosti, y si allí hubiera que quedarse en casa sólo porque llueve, la gente no tendría vida... (pero aprovecho para recomendar visitar la ciudad)
ResponEliminaBesitos!
Viene bien, de vez en cuando, un paseo bajo la lluvía.
ResponEliminaA mí también me gustan los paraguas. Me siento muy protegida debajo de la tela y me refuerza aún más esa sensación de intimidad y soledad libremente escogidas que todos necesitamos cuando nos sentimos inquietos y abrumados.
Un abrazo fuerte, Miguel.
Belén: Si es que todo tiene su momento. A mí me gusta en sus debidas dosis la lluvia, el sol, el frío, y el calor; lo que no me gusta el viento.
ResponEliminaIrene: Esta primavera ha sigo prolija en lluvia. Tal vez en demasía. Pero siempre hay un momento oportuno para disfrutarla.
Marinel: Precioso comentario... has captado muy bien mis sentmientos.
Cris: He estado en Donosti, y quiero volver. Es preciosa la ciudad. Lo único que pasa es que aquel día que paseábamos por la Concha hacía muchísimo viento. Pero allí es bonito ver llover.
Cristal: Es reconfortante agazaparse bajo la protección de un paraguas o un impermeable, al amparo de las contingencias...
Lluvia de primavera, con ese olor que queda al escampar...
ResponEliminaNos has hecho soñar, recordar, ¿acaso no es lo mismo?
Antonio: Es que la lluvia no siempre es igual, y en primavera tiene un olor especial, que sí, nos hace recordar... o soñar...
ResponElimina¡¡qué duuuuulce MIGUEL!!
ResponEliminaen tus palabras suena taaaan bonita la lluvia, que leyéndote, casi se me olvida la manía tan grandísima que le tengo ;-)
Tu visión de la lluvia es la misma que yo tengo de la nieve, porque la veo de tarde en tarde y su visión para mi es sinónimo de familia, de Navidades, de calorcito al fuego...Sin embargo viviendo donde yo vivo, donde la lluvia es constante, para mi la lluvia es igual a aburrimiento, tristeza, días grises encadenados, humedad, incomodidad, todo lo que tú quieras terminado en -dad. ;-)
Me alegro que la disfrutes así, seguramente si yo viviera a orillas del Mediterráneo como tú, la viviría igual.
Hoy aquí está lloviendo a cántaros...
¿¿Te apetece venirte a dar un paseo?? ;-)
Muchos besos, caracolito y buen finde.:)))
Querido amigo, no quiero aguarte la fiesta (nunca mejor dicho) pero me parece que ya está bien de lluvia ¿no?... A ver si llega ya el verano de una vez. Un abrazo.
ResponEliminaMaría: Es posible que la lluvia opere en mi estas sensaciones porque la tenemos muy de tarde en tarde (menos este año) y entonces, cuando llega es bien recibida.
ResponEliminaChiriveque: Tienes razón. Este año la lluvia se está pasando un pelín. Ya tengo ganas de sol y calor.
Fijate Miguel a no ser que haga mucho frio ni me pongo chubasquero ni cogo paraguas ME ENCANTA SENTIR LA LLUVIA!!!!y ver los caracoles,oler los aromas que hayan en el lugar,ayer mismo cuando salí del instituto olia a hinojo,me paré a coger unos pocos y vi los caracoles,parecia una niña pequeña,jajajaja y sobretodo busco en cuanto sale un rayo de sol el arcoirisssss me encanta la lluvia!!!
ResponEliminaY allí me fuí con tus sensaciones... paseando contigo bajo la lluvia.
ResponEliminaLindo paseo, gracias!
Hola Miguel, :D
ResponEliminaLlevaba tiempo queriendo visitar tu blog, pero es que tienes tantos que no sabía cual, y he optado por este que no lo compartes (aparentemente) con nadie.
Quiero enlazarte y creo que este es el óptimo :D
Preciosa la oda a la lluvia primaveral, aunque a mí me gusta en todas las estaciones del año.
Me gusta pasear bajo la lluvia fina que cae a plomo cuando no hay viento. Pero sobre todo, me encanta ver y escuchar llover en el campo, cuando la tierra silenciosa la engulle sin compasión y ese sonido de las gotas cuando chocan con el suelo después de pasearse por las hojas de los árboles.... Me gusta contemplar este espectáculo en silencio, sin perturbarlo.
Y cuando has hablado del paraguas negro de tu padre, se me ha venido a la cabeza el de flores naranjas y marrones de mi madre. Un paraguas que tiene desde que tengo uso de razón y que aún conserva, porque en mi casa somos así, que cuidamos todo mucho y nos dura una eternidad....
Un beso, Miguel, y muchas gracias
Jolin NOVI pero que bien lo has expresado!!!!
ResponEliminaPor cierto a nosotros un paraguas no nos dura ni una temporada,dime el secreto ;)
UN BESAZO
Loli: Parecerse a una niña no es malo, es síntoma de sensibilidad. De cariño por las cosas. Tal vez de ingenuidad. Pero siempre es positivo que alguien tenga retazos de su infancia. No cambies nunca Loli.
ResponEliminaMiriam: Me encantó tu compañía.
Novicia: Precioso comentario. Tenemos sensaciones comunes. A mí también me encanta la lluvia.
Los paseos al arrullo de la lluvia siempre permanecen en el recuerdo. Se hacen en solitario, oyendo el ruido monocorde de las gotas, sintiendo la humedad alrededor, percibiendo que los colores de tamizan y teniendo, al fin, la sensacion de que en medio de la lluvia somos más conscientes del mundo en que vivimos. Un abrazo
ResponEliminaFernando Manero: Precioso comentario. La verdad es que me encanta sentir la lluvia a mi alrededor.
ResponEliminaNo hay como tumbarse a escuchar la lluvia y sentir el olor a tierra mojada y contemplar el campo cuando el sol de repente se cuela entre las nubes y prende por zonas la monataña. Ah, me encanta ver llover; salir a pasear bajo la lluvia también, pero siempre me pongo alguna excusa para quedarme guarecida en casa.
ResponEliminaun saludo
janet.
Janet: Pues sí, es un placer escuchar la lluvia si se está bien resguardado.
ResponEliminaYo soy de los que opinan que, como tdo, la lluvia es maravillosa en su justa medida. La que retratas tan bucólicamente, sin duda alguna lo fue.
ResponEliminaRaúl: Efectivamente. A veces, la lluvia se torna en serio obstáculo. Pero otras, en cambio, es un remanso de paz.
ResponElimina