¿Conocéis el caso del profesor que para defenderse de sus terribles alumnos acudió al vudú? Fue un caso muy célebre. No pasó del ámbito local porque la prensa y las autoridades no creyeron oportuno que esta práctica se extendiera por el resto del estado. Y, pasados los años, el caso cayó en el olvido. Y ahora, ya nadie, o muy poca gente, se acuerda de aquel afer. Yo lo recuerdo perfectamente. Y lo sé de primera mano porque aquel profesor, que, perdida la esperanza de hacerse con su grupo por las buenas, no encontró otra salida que acogerse a la magia del vudú, era un compañero de mi mismo departamento. Un compañero que incluso me pidió consejo. Y yo se lo di. Pero él no me hizo caso. Y luego pasó lo que pasó. La verdad es que aquel grupo de tercero de ESO era horrible. Yo lo sabía, no porque entrara a darles clase, sino porque conocía, por haberlos tenido (sufrido) en años anteriores, a muchos de sus alumnos. Y puedo dar fe de su extrema dificultad. Así que entendía perfectamente a mi compañero cuando, con lágrimas de rabia asomando en sus ojos, me detallaba las mil perrerías que le hacían en su clase. Esto no podía continuar así. Debía tomar una determinación drástica. Y la tomó. Y luego pasó lo que pasó. Había una casa cerca del instituto que todo el mundo sabía que era habitada por una bruja. Una bruja moderna, no vayáis a creer, que tenía hasta su licencia para echar las cartas… y que tenía una clientela numerosa y fiel. Y allí se dirigió mi compañero. Le explicó el caso y ella le indicó algunos consejos y un filtro elaborado a base de veneno de serpiente (carísimo) que tenía que tomarse en ayunas los viernes que cayeran en días impares, y cuya suma de sus dígitos no resultara múltiplo de tres. Esto debía hacerlo hasta que se agotara el frasco. Pagó a tocateja todo y durante un par de meses cumplió a rajatabla las indicaciones de la bruja. Pero el resultado fue nulo. Los alumnos cada día se portaban peor. Y entonces se dirigió a la bruja y le exigió medidas concluyentes y rápidas, porque aquello estaba acabando con su salud. Y luego pasó lo que pasó. La bruja, honradamente, le advirtió que el caso se le escapaba de sus competencias. Pero que conocía a un brujo que vivía en un pueblecito cercano que le había solucionado algunos compromisos insolubles para ella. Eso sí, le previno, practica el vudú. Pero esta espantosa palabra no amedrentó en absoluto a mi compañero, dispuesto a todo, con tal de solventar sus problemas en clase. Y así pasó lo que pasó. El brujo, muy amable, le recibió una tarde de marzo cuando el sol se diluía lentamente por entre las aristas de las montañas azules. Le refirió el caso y el brujo puso cara de circunstancias. No era un tema fácil. Se había de obrar con firmeza y resolución. Y a ello se dedicó aquel brujo con sumo cuidado. Le hizo volver al cabo de tres días porque quería estudiar con detenimiento el asunto. Y al tercer día acudió el atribulado profesor a la consulta del brujo, el cual le explicó lo que él creía firmemente eran las soluciones a los problemas del profesor. Pero para llevar a cabo su actuación el brujo precisaba de un manojillo de pelos de cada uno de los alumnos que molestaban en las clases. Y así hizo. A mí me enseñó los pelos arrancados de sus odiados alumnos convenientemente enrollados y dispuestos en pequeños haces con un papelito en cada uno donde ponía el nombre del alumno al que pertenecía el pelo. Yo sentí pavor ante aquello, pero no hice nada. Y luego pasó lo que pasó.
Continuará
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ResponEliminaJa, ja, ja... La verdad que no sé qué pasó luego pero el relato es magnífico y hasta por un momento me lo he creído porque entendería perfectamente al profesor. Si yo contara lo que he llegado a pensar en ocasiones sobre circunstancias parecidas... Genial. Pero quiero hacer hincapié en tu capacidad fabuladora que mezcla realidad y ficción manteniendo el suspense y el interés y dejando al lector boquiabierto no sabiendo si reír o no. Recuerdo la historia del lacito rojo de tu mujer, la entrevista aquella con una antigua novia... No te voy a decir que seas un émulo de Borges, pero tus relatos tienen frescura, gracia y un cierto nivel de ingenuidad que hacen que el que los lee se quede con un buen sabor de boca.
ResponEliminaAdemás has dejado la historia en el punto más alto sin revelar lo que pasó luego. ¿Acaso es el segundo capítulo? A mí desde luego me gustaría saberlo.
Ja, ja, ja..
¡Qué bueno, Miguel!..Esta historia de brujos brujas- modernos- es fantástica. Y si, yo creo que es totalmente posible que ante una situación terrible y ante la desesperación que ello desencadena, el afectado, por muy racional que sea, acuda en un rapto de enajenacion a cualquier sitio por oscuro que parezca o que sea. El hombre busca respuestas atávicas cuando el tema se le va de las manos.
ResponEliminaAhora, lo de los mechoncitos de pelo de semejantes fieras corrupias...¿como los consiguió? Me dejas intrigada. Espero segunda parte.
Un abrazo y gracias por este relato a medias que inaugura fantásticamente unas merecidas vacaciones.
Joselu: Gracias por tus palabras, siempre se agradecen esos gopecitos en la espalda de ánimo. Bueno, el relato es duro. Presenta una situación real, pero con desenlace ficticio, claro...
ResponEliminaCastilla: Lo de los mechoncitos fue fácil, se los arrancó en plena clase, haciendo como que les acariciaba cariñosamente, ante la perplejidad de los alumnos. Pero ya veremos en qué quedó todo, porque el profesor estaba ciertamente desesperado.
Me muerdo las uñas esperando a ver qué pasó, Miguel¡¡¡¡
ResponEliminaEstá superinteresante :D
Un beso y feliz semana
Ay, me he quedado enganchadísima con tu relato, qué es lo que pasó??? estoy deseando leer la segunda parte!
ResponEliminaBesines
Novi y Vane: Me alegro que os interese el relato. No os digo qué pasó al final. La próxima semana lo sabréis.
ResponEliminaJajaja ¿Con qué disculpa les arrancó los pelos el profe MIGUEL? me lo estoy imaginando tras cada pupitre al acecho y ¡¡zaaass!! para su manojito jajaja
ResponEliminaY...¡¡pasó lo que pasó!! ¿qué pasó MIGUEEEEEL?
¡¡Mira que eres malo? ¿¿cómo nos dejas así?? :-)
Muaaaaaaaakss a montones.
¿Ya de vacaciones?
Aquí hasta el miércoles próximo nada.
¡¡Disfruta mucho!! pero con... ¡¡mucho cuidadito que...¡¡luego pasa lo que pasa!!:-)
¡¡Anda pero si estabas a la vez tú en mi casa!! jajaja
ResponEliminaTú, otro:-)
¿Y luego que pasó, eh? ¿Qué pasó????
ResponEliminaOfú, que ese "continuará", por una parte, me ha puesto hasta de mala leche. Pero por otra, pues mira, me hace estar deseando de leer la siguiente parte.
:)
Genial la primera parte de la historia, eh? Pero genial, genial.
Un beso enorme, Miguel!!
JO..pero cuándo continuará???
ResponEliminaA ver si ahora te vas a ir de vacaciones y me vas a dejar así toda la semana santa!!!
POr cierto, que empiece usted bien las vacaciones!!
Un beso
¿¿¿Les arrancó mechones de pelo??? :S
ResponEliminaLa verdad es que 3º de ESO es una edad terrible para dar clase. Yo estoy con una sola y a veces salgo que no sé si cortarme las venas o dejármelas largas, imagínate con 20...
La próxima semana desenlace, ¿no?
Besos.
Esperamos la continuación mesándonos los cabellos :-)
ResponEliminaMe has dejado con las ganas, quiero saber lo que pasó, voy a estar toda la semana con la duda!!
ResponEliminaValla historia, valla relato. Me ha gustado mucho.
aunque la verdad que el tema es cuanto menos preocupante.
Un abrazo
Espero impaciente el desenlace para pedirte o no la dirección de ese brujo del vudú...
ResponEliminaUn abrazo
María: Pues mira qué causlidad, tú en mi casa y yo en la tuya... bueno, a lo que íbamos. Lo de arrantar un pequeño mechón de pelos fue fácil. Fingió una caricia y ¡zas..! Por lo que respecta a las vacaciones, las empezamos el jueves.
ResponEliminaLou: Espero que la segunda te guste tanto como la primera. Gracias por tus palabras.
Cactus Girl: La semana que viene os cuento lo que pasó. Las vacaciones las empezamos el jueves, y no volvemos hasta el marte tres de mayo ¡bien!
Cris: Sí, sí, les arrancó sutilmente unos pocos cabellos... pero ya verás que pasó...
Antonio: ¡Cuidado con los cabellos...! pueden ser peligrosos..
Vero: Ya verás qué pasó. Qué les pasa a quienes se adentran en estos terrenos...
Luís Antonio: Ya te digo, desde ahora, que no te lo recomiendo, ya verás por qué.
ResponElimina¿Y qué es lo que pasó?Uy uy!! nos has dejado con la intriga a todos!!
ResponEliminaHabrá q esperar impacientemente el desenlace...
Pobre profesor!No lo conozco pero me da pena. Qué desesperación tendría el pobre hombre para ir al brujo!!
Besoss!!
Me sumo al grupo de los que durante un momento pensó que la historia era completamente real. Y más, con los tiempos que corren hoy día.
ResponEliminaEspero con impaciencia el desenlace.
Un saludo.
Vanessa: Una gran desesperación. Eso es lo que tenía. Pero no eligió el camino adecuado.
ResponEliminaPerséfone: Es un relato inspirado en hechos reales. Pero lo del brujo no es real.
¡Estupendo relato, Miguel, y qué bien contado...! Nos tendrás en ascuas hasta que nos cuentes el desenlace. Por cierto, ¿no sabrás por casualidad la dirección del brujo? Creo que algún colega mío pagaría lo que fuera por contar con sus servicios...
ResponElimina¡Felices y merecidas vacaciones! Un abrazo, colega.
Gracias por tus palabras Yolanda. Por cierto, la dirección del brujo es secreta. No te la puedo decir. Pero, de todas maneras, como verás en el desenlace, tampoco te la aconsejaría.
ResponEliminaNosotros empezamos las vacaciones el jueves, pero luego volvemos el 3de mayo. Que disfrutes de las vacaciones.
Jo, que bueno.
ResponEliminaA ver como continúa.
El relato promete.
Saludos.
Has conseguido ponerme la carne de gallina con tu relato.
ResponElimina¿Tan mal anda la Secundaria?
Un abrazo, Miguel.
Toro: Pues ya verás en qué acaba esto...
ResponEliminaCristal: La verdad es que todos los cursos no son así como éste, pero cuando te encuentras con un grupo así, los malos pensamientos pueden aparecer.... y luego pasa lo que pasa.
Me atrapó el relato,y ese final abierto al criterio de mi imaginación, es genial! me encanta como escribes!La vida de un profesor no es fácil,a lo largo de sus carreras tienen grupos maravillosos y grupos como este que claro no es el vudú la solución pero a veces la desesperación lleva a hacer cosas de ese tipo,mira la maestra de mi hijo los sacó a todos al patio y durante una semana les daba clases alli con todos ellos sentados en cuclillas,no es lo mejor pero desde entonces se portaron bien,mi hijo no es de mal comportamiento pero si es de recibir muchos golpes por parte de sus compañeros,en esta escuela fué así por fortuna en el secundario le va genial tiene muchos amigos en su grupo y ya no pasa estas cosas a la primaria la padecimos tenía un grupo de compañeros demasiado violento.
ResponEliminaMe gusta como enredas lo real con la ficción,es entretenido leerte,gracias por este ratito tan grato de lectura que nos regalas Miguel,que tengas un bello domingo!
Ains, estoy deseando ver como acaba esto.
ResponEliminaMagnifico relato
Besos
Nela
Hada Isol: Me alegro que tu hijo en secundaria esté mejor. la verdad es que hay grupos que te pueden hacer llevar a ideas tan drásticas como ésta. Pero como veremos en el desenlace, ésta no es, ni mucho menos la solución.
ResponEliminaNela: Sé bienvenida a este blog. Pronto sabremos cómo acabó todo este enredo.
Muy bueno, espero la continuación.
ResponEliminaBesos
Ay ya me dió intriga por el desenlace!
ResponEliminaRecuerdos perdidos y Hada Isol: Pronto sabréis el desenlace.
ResponEliminaNo recuerdo esa noticia, pero me has dejado en ascuas... a ver qué más pasa...
ResponEliminaBesicos
Belén: Bueno, bueno, noticia lo que se dice noticia, no fue porque no salió en la prensa, pero ya verás qué pasó al final.
ResponEliminaQue guay!! un relato!!ME ENCANTA TUS HISTORIAS.Vuelvo con tiempo para saborearlo
ResponEliminaBesazos
Loli: Pues acabo de colgar la segunda y defintiva segunda parte...
ResponEliminaA veces no sabes qué hacer, hay que echarle imaginación y tirar para adelante. En grupos como ese o te haces valer o te amargan el curso.
ResponEliminaNo sé hasta qué punto será verdad la historia que cuentas pero no me imagino tirando de los pelos a mis alumnos y luego escondiendo estos no sé como ni dónde. Ya lo de ir a un brujo me supera, prefiero rezar en una iglesia y que sea lo que Dios quiera.
En fin, Miguel, paciencia.
Muchos besos.
Angie: Si es que a veces, los alumnos desesperan al profesor...
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