Gracias por visitar este blog. Sé bienvenido/a al blog de las buenas vibraciones. Espero que lo enriquezcas con tus buenas vibraciones. Pensamiento para estos días: "El que sabe pensar, pero no sabe comunicar lo que piensa, está en el mismo lugar del que no sabe pensar" PERICLES (495-429 a.C) estadista y orador griego.
La goma de borrar
Cogió un papel y un lápiz y se puso a escribir. No escribía nada en concreto. Solamente dibujaba palabras torpes y sin sentido. Según las iba trazando las iba mirando de reojo sin intención de leerlas. Y ni siquiera le producía una sonrisa en su rostro aquel desbarajuste lingüístico. Las grafías inundaban el blanco papel hasta llenarlo de numerosos garabatos sin vocación de palabras. Pero ella seguía con ardor en su alocada tarea. Ya casi iba por la mitad del folio. Y entonces se paró y miró lo que había escrito. Sí, ahora era el momento. Miró sin leerlas las palabras escritas a lápiz con una delectación difícil de explicar. Y entonces sacó la goma de borrar.
Y empezó a borrar con fuerza todo aquello que acababa de escribir. Su mano adquiría un rítmico y armonioso moviento izquierda-derecha que eliminaba los vocablos uno a uno mientras dejaba un rastro de hilillos grisáceos sobre la cuartilla. Y a todo esto había surgido un olor a goma de borrar intenso y evocador. Y ella olía y olía mientras aplicaba la goma al folio. Era eso lo que ella buscaba, y no otra cosa. Captar las esencias olorosas que exhalaba la goma al eliminar las palabras. Y mientras esto sucedia, entornaba los ojos y alimentaba su mente con frenéticos y acogedores recuerdos de su infancia... de cuando su edad se medía con un solo dígito. Y seguía borrando y borrando... y entonces vio el lápiz sobre la mesa. Y pensó:
-Otro día le sacaré punta al lapicero....
Me has hecho recordar el olor de las gomas de borrar.
ResponEliminaY a con el olor han venido más recuerdos... compañeros, profesores, anécdotas...
Un tiempo que solo vive en mi memoria.
Gracias.
Muy proustiana la imagen del olor de la goma de borrar. Ahora falta en el próximo capítulo la evocación del mundo de Guermantes o su correlato infantil. No hay nada más poderoso que una mirada de niño y es eso lo que pretende recuperar el protagonista de este bello relato.
ResponEliminaCuantos recuerdos evocan los olores, yo tenía una goma que olía a vainilla y además no se gastaba eso sí como le dieses con brío te rompía la hoja.Que bonitos recuerdos...
ResponEliminaUn abrazo Miguel.
Hay recuerdos q se quedan grabados en el olfato, algo q siempre me ha parecido curioso, pues la nariz no tiene memoria...
ResponEliminaBesoss
Mmmmm MIGUEL ¡¡qué riquísimo olían las gomas de nata!! yo las esnifaba a todas horas. Jo, no tiene nada que ver pero ¿sabes el olor que más recuerdo de cuando yo era pequeña? el olor al champú Geniol de fresa ¡¡qué cosa más rica!! tanto que me di algún que otro trago jajaja luego con la boca sabiendo asquerosamente a jabón a beber agua para quitarme aquel sabor tan asqueroso... pero fíjate si estaba obsesionada con ese olor, que aun sabiendo que era jabón tenía un olor a chicle de fresa taan riquísimo que yo... ere que erre... de vez en cuando caía en la tentación y venga a pegarle traguitos :-)
ResponEliminaA veces los niños hacemos cosas increíbles... lo del afila era otro vicio, es verdad...me encantaba jugar con las espirales que quedaban tras afilar lápices de colores, me llegué a cargar una caja en una tarde... afilaaaba y afilaba sin parar... como cuando te pones como reto pelar una naranja sin que se te rompa la monda de un tirón...igual pero con lápices... nuevecitos, los dejaba enanitos jajajaja
¿Y cubrirte la mano con cola blanca que al secar quedaba una película transparente, que luego te quitabas como si te arrancaras la piel?
Perdóname MIGUEL, pero antes me pegó la llorera padre, porque me puse a recordar a mi padre en casa de JOSELU, ahora has hecho que recuerde estas cosas y me voy sonriendo de tu casa...graaacias, parece que me estáis sometiendo a terapia de electroshock:-)
Muaaaaaaaaaakss dulces sueños.
quizá se equivocara al borrar...
ResponEliminaaunque no supiera que escribía, tenía un significado que podría haber descifrado en vez de eliminarlo.
Parece que pesaba más su pasado que su presente..
Un abrazo fuerte
Mis gomas de borrar olían a frutillas y a chicle! además de su aroma yo disfrutaba tanto de soplar la hoja y ver volar esos pedacitos de goma y de errores borrados,siempre fuí una niña bastante distraida,hoy día la maestra al verme detenerme tanto en la goma de borrar y en soplar habría llamado a mi madre para decirle que tenía deficit atencional,pero en aquel tiempo solo se me acercaba y me decía,que estás haciendo distraida y con una sonrisa maternal me llamaba la atención y yo escribpia y cumplía con mi tarea como todos,eso si,a la hora de borrar otra vez me perdía en mi mundo! me encantó tu relato muchissimo me vi de nuevo con delantal blanco y dos colitas junto a mi ventanal favorito y en mi pupitre de primer grado,gracias no tiene precio el viaje que hice aquí!que tengas un buen día,Miguel no pude con mi genio y estoy de nuevo escribiendo en nuevo blog,eres bienvenido allí!
ResponEliminaToro: Me alegro de que gracias a mi post tuvieras unos momentos de recuerdos. Seguro que disfrutaste soñándolos.
ResponEliminaJoselu: Gracias por tus palabras. Efectivamente, la sonrisa y la candidez de aquella niña que ella fue es lo que consiguió evocar con aquel olor. Y lo que no he contado es que lo hace siempre que puede, porque siempre que puede sueña...
Bertha: Yo amo los olores evocadores, me encantan. Igual como le pasa a la protagonista del pequeño relato.
Vanessa: Dicedn que los olores se almacenan en un lugar muy próximo a donde guardamos los recuerdos, y por eso evocamos recuerdos con ciertos olores.
María: ¡Cómo eres...! cuando te leo, te imagino pequeña y vivaracha. Una adulta que guarda su poso infantil envuelto en un recuerdo intrínseco. Desbordas felicidad. Y la trnasmotes.
A mí lo que más recuerdos me evoca no es la goma de borrar, sino el pegamento Imedio. ¡Qué recuerdos..!
Diego: Tú lo has dicho. Ella buscaba su pasado, no su presente.
Hada Isol: Es que esos instrumentos que usan los escolares tienen su magia...
Hombreeee... Es que las gomas de borrar, sobre todo si son Milán, nos dejan unos recuerdos inolvidables.
ResponEliminaAnda que no...
:)))
Besos, Miguel!!
Lou: Es verdad, las gomas de borrar nos traen recuerdos de la infancia. Por eso, ella, la protagonista del post, utilizaba la goma. Quería soñar los recuerdos.
ResponEliminaSi la querida "Milan" sirviera para corregir todos nuestros errores, qué fácil sería la vida, ¡narices!
ResponEliminaRaúl: Si la vida tuviera vuelta atras, cuántas cosas cambiaríamos...
ResponEliminaEsta descripción me transporta al pasado...cuando el lápiz y la goma de borrar eran instrumentos activos de la expresión escrita...Ahora se ha convertido en reliquias superadas por el progreso ¿o regresión?...
ResponEliminaLa valoración la hará la historia que todavía se ha de escribir.
Un abrazo
Luís Antonio: Sí, una historia donde el lápiz y la goma serán los instrumentos predilectos del escolar. Y aunque superados por las nuevas tecnologías hoy, nadie les puede quitar el peso que tuvieron en un pasado.
ResponEliminaA veces, nos gustaría borrar recuerdos. Yo, sin embargo, jamás lo haría.
ResponEliminaUn beso
Little: ¿borrar recuerdos...? Nunca, jamás. Me gusta soñarlos.
ResponEliminaLos ordenadores han acabado en buena medida con la magia del lápiz, siempre bien afilado, y la necesaria goma de borrar. Me pone negra ver cómo la mayoría de los alumnos descuidan su material, estropean los lápices, los muerden, los rompen, guarrean con el típex estuches y cuadernos, acribillan las gomas con la punta del compás... No sienten ningún aprecio por sus cosas, caras o baratas pero sin duda útiles. ¿Por qué son así? Me cuesta entenderlo. Nosotros teníamos como un tesoro aquellos plumieres de madera de dos pisos con las pinturas Alpino siempre preparadas. Sentíamos respeto por nuestros utensilios, los cuidábamos con respeto y cariño. Hoy las gomas llevan la misma marca pero no huelen igual, y desde luego son mucho peores. Con lo que queda abandonado o tirado en un colegio al final de cada jornada se podría equipar toda una escuela en cualquier país de los llamados subdesarrollados. Yo suelo recoger lo que veo, me da tanta pena ese despilfarro...
ResponEliminaUn fuerte abrazo, colega. Felices vacaciones junto al mar, supongo. Cómo te envidio...
Tienes toda la razón Yolanda. A mí me pasa lo mismo. Me paso las clases recogiendo lápices, bolis, gomas del suelo ¡que no son de nadie! y al final no sé qué hacer con tanto material. Cuando pasen cincuenta años ¿a qué olerán los ordenadores...?
ResponEliminaBueno, pues este miércles empezamos las vacaciones. Y sí, nos iremos unos días a la playa a ver qué tal. Que dicho sea de paso ya está a punto de caramelo.
Hay olores y sabores que nos llevan hacia dentro de nosotros mismos, cuando olíamos desde la inocencia más inocente de nuestra existencia: a goma de borrar, a lápiz, a libros recién estrenados. Las emociones relacionadas con todos esos recuerdos están ahí, perfectamente archivadas en el disco duro- o blando.
ResponEliminaBesos.
Angie: Y es verdad, a mí, fíjate que me paso el día entre lápices, gomas, libros y libretas, aún esa olor me lleva a mis años de infancia.
ResponEliminaEstoy contigo, mejor que destrozar, es crear...
ResponEliminaBesicos
Belén: Y si además lo que se crea son sueños...
ResponEliminaLos sentidos mas allá del que lleva más popularidad... la vista!
ResponEliminaCuantos recuerdos, sensaciones, escalofríos... pueden ocurrir a partir de un aroma...
El olor no pide permiso! y se mete tan de repente y tan profundo, que nos puede llevar rapidamente allá! bien lejos en los recuerdos.
Alguna vez prueba taparte los ojos y dejarte llevar por los otros sentidos. Un viaje novedoso y de mucho vertigo!
Besos
Miriam: Es verdad. Todos los sentidos son capaces de envolver los recuerdos.
ResponEliminaCuando era pequeña y daba comienzo el curso, compraba junto a mi madre el material escolar, me gustaba escoger a mí las gomas y los làpices, quizás en mi subconsciente adivinaba que serían los compañeros inseparables en mi mayor afición, la escritura.
ResponEliminaHe descubierto su blog por casualidad y creo que no haré virutas con la goma porque no borraría nada, un saludo desde Tenerife y dejo enlace de mi blog por ai quiere conocerlo.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Recuerdos¡ olor a goma.A mi, las que más me gustaban eran las de olor a nata,uhmmmmmmm y hasta algún mordisquito les di.
ResponEliminaGracias por acercarnos a esos tiempos tan bonitos.
Besos,Miguel
Gloria: Ante todo, gracias por acercarte hasta aquí. Voy a visitar tu blog.
ResponEliminaLas pomas y los lápices forman parte de nuestro subconsciente porque nos acompañaron en nuestros primeros pasos.
Mar: A mí me gustaban unas que eran de plástico. Olían de maravilla.
Con tu escrito me has hecho retroceder en el tiempo y recordar aquel olor tan peculiar de las gomas de borrar, me encantaba siempre tenerlas en mi mano y oler ese olor a nata que daban ganas de morder.
ResponEliminaUn beso.
Es que los recuerdos de infancia son los más poderosos.
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