Si en el anterior post hablábamos
de cuál era la edad ideal, ahora en este post quiero tratar sobre cuál es la
hora ideal. Más bien, el momento ideal del día.
Las veinticuatro horas de la
jornada nos ofrecen una amplia variación de situaciones que convierten el
tiempo en algo voluble, distinto y ameno.
Desde la alborada hasta el ocaso
del sol nacen mil instantes únicos e irrepetibles.
Las personas estamos sometidas a
este ritmo diario y no todas reaccionamos de igual manera. Las hay que
disfrutan de los mortecinos rayos solares. Otros aman la luminosidad cegadora
del astro rey en su cenit. También conozco gente que gusta de la tenue luz
naciente del día. Los hay noctámbulos. Y los hay que odian trasnochar. De todo
hay.
Por eso, es momento propicio para
poner sobre la pantalla del ordenador las diferentes sensaciones que nos
proporcionan las horas del día.
Yo lo he estado pensando. Y mi
trabajo me ha costado decidirme por un rincón temporal del día. Pero al fin me
he decidido. Me apunto al lánguido momento de la siesta. Ese paréntesis
gratuito que nos regala el día en su devenir. Es momento de vivir con pausa y
sosiego. Con calma y tranquilidad. Si uno creyera en los dioses griegos, se
atrevería a decir que Morfeo y las Musas están de nuestra parte. Es momento,
pues de dejarse llevar. De dejarse acariciar por los suaves brazos del dios y
abrir la mente para albergar los fructíferos consejos de las Musas. Y ese breve
instante del día se convierte en sublime…
Esa cabezadita aunque séa sentada y que reconforta tanto después de comer...De normal duermo poco y a esa hora (las tres de la tarde, hasta las tres y media): es para mí lo más.Eso sí; más de media hora no: porque ya de natural soy poco dormilona y si duermo más me pasaría la noche en blanco.
ResponEliminaUn abrazo Miguel.
Por la mañana se rinde mucho más en clase, sobre todo a primeras horas, tanto los profes como los estudiantes. Supongo que esas horas en las que uno ya ha surgido plenamente del sueño son las más efectivas. Sin embargo, el mejor momento para la creatividad en mi caso es la noche, cuando la casa reposa y la luz de la lamparilla ilumina un breve trozo de realidad mientras el resto queda en penumbra. Ese es mi momento ideal, aunque hay días en los que es prácticamente imposible llegar despierto a él :)
ResponEliminaMiguel, antes de leer el texto he pensado justo lo mismo que tú al ver el título: la siesta es el rato más gratificante del día, el más necesario. Cuando llego a casa, cada día más cansada y desanimada, me tumbo en el sofá, tapadita con una manta ligera ahora que ha llegado el frío, echo un vistazo al periódico y no tardo ni cinco minutos en quedarme dormida cual cesto. Necesito ese parón, esa relajación antes de continuar con mis tareas. El día que no lo hago me siento mal, nerviosa, alterada. Luego me tomo un café muy poco cargado, no todos los días, suficiente para animarme y ¡voilá! a seguir con lo mío.
ResponElimina¿Otros momentos? Ver la puesta de sol, por ejemplo, o el ratito de lectura antes de dormir, o lo poco que puedo estar con mi marido cuando llega. Ratos escasos, por desgracia, pero no hay que renunciar a ellos.
Un fuerte abrazo, colega.
Mi hora ideal? es difícil sacrificar las demás y decidirme por una...me encanta el momento desayuno, tomarlo sin ninguna prisa al lado del mar en una terracita soleada y con temperatura agradable, con un zumo recién exprimido la tranquilidad a mi lado y el cielo azul radiante encima de mi cabeza :D no hay mejor forma de empezar el día hasta que ojeo el periódico o suena el teléfono...
ResponEliminaTambién me encanta meterme dentro de la cama al final de la jornada, y qué me dices del baño en plan cleopatra?...es fenomenal, sobre todo si Marco Antonio me frota la espalda y el cráneo con música suave...jajaj
Mi padre es de los tuyos, la siesta es como una vitamina para él, la toma con moderación y la cumple a rajatabla :D
Un beso, Miguel.
¿Te quieres creer MIGUEL que creo que jamás he dormido una siesta en mi vida? bueeno jajaja supongo que de bebé, pero desde que tengo uso de razón ( si es que tengo:-) nunca. Me dais envidia los que habláis de ese momento, sublime, como tú dices, en el que se caen los párpados despacito y la somnolencia se apodera de uno... supongo que a mi el sueño no es capaz de pillarme porque voy muchísimo más rápida yo que él... duermo poquito, profundamente, pero no más de cinco horas al día y eso es así, porque mi mejor momento sin duda es cuando todos duermen, justo ahora mientras te escribo, entre la una y las tres de la madrugada es mi momento mágico. Ahora es cuando hago, solo lo que me gusta ( salvo fuerza mayor:-) leo, escribo, escucho música y sobre todo nooo suenan timbres, ni teléfonos, ni nadie me necesita para nada... yo solita con las estrellas:-)
ResponEliminaMuchos besos MIGUEL
Bueno, yo los findes no perdono la siesta y es un momento gratificante de verdad, pero como sólo lo puedo hacer los fines de semana, no s rutinario ni destacable.
ResponEliminaPara mí, el mejor del día es cuando después de toda la jornada, después de cenar, me siento en el sillón, con los pies encima de la mesita y con un par de caramelos de café Solano y luego mi té, me quedo viendo la tele o leyendo o no haciendo nada concreto... Sólo ahí descansado y sin tener que hacer nada más. Ese el mi momento.
Un beso, Miguel
El mejor momento del día, para mí, es la hora del atardecer. Me encanta. :)
ResponEliminaY es que podría ser la siesta, pero ea, que no la he dormido nunca. jejejejeje
Besos!
Mi mejor momento del día es justo antes de dormir cuando cojo el libro y empiezo a leer.
ResponEliminaAh, y la siesta es maravillosa.
Siempre que puedo la hago.
Saludos.
Bertha: Pues a mí la siesta no me interrumpe el sueño nocturno. Por eso no tengo problema en hacerla.
ResponEliminaToni: Yo, a estas horas empiezo a apagarme...
Yolanda: ¿A qué hora llegas del cole? ¿haces jornada única? Porque es mi mujer la hace partida, pero no desaprovecha la media horita desde que acaba de comer hasta que se va.
Gemma: Creo que me quedo con Cleopatra (y "Marco Antonia")
María: Nunca has dormido una siesta. Y es que eres demasiado activa. Es que no te duermes ni con la noche. Tus ganas de hacer cosas son superiores a tu sueño. Y soy más de dormir...
Novi: Yo es que tengo la suerte, la inmensa suerte de tener un trabajo que me permite hacer la siesta todos los días (menos los dos día que hay evaluaciones) por eso la practico. Después de cenar también es un buen momento sentarse con abulia delante de la tele.
Lou: Pues deberías probar.
Toro: Yo siempre me acuesto a hacer la siesta con un libro. Es mi mejor somnífero.
Querido Miguel, vivo cada momento como único. Todos los momentos del día me gustan, mejor dicho, los vivo intensamente. Me encantaría poder decirte uno en especial, pero los demás se sentirían despreciados y no quiero que ni un minuto se sienta así.
ResponEliminaClares: Yo también vivo cada momento. Pero tengo mis predilectos. Aunque a veces, donde menos te esperas salta la liebre.
ResponEliminaHola Miguel¡ me encanta madrugar, se me hace más largo el día
ResponElimina(aunque si lo apicamos al refrán...)
Ese es mi mejor momento
Bss y buena tarde-noche
jajaj
ResponEliminaBuena elección!
Mmmm...
ResponEliminaLa verdad es que conozco gente que ama con pasión rincones diferentes del día...
Yo soy de extremos, aunque me decanto por trasnochar, aunque reconozco que me atrae lo de madrugar exageradamente... pero no tengo esa voluntad.
Por la noche todo transcurre más lento, silencioso, diferente, acogedor. Como que arropa la vida.
Un abrazo
jajajaja no me hables de la sieata que ya me da sueño, modorra y pachorra, sobre todo al regresar de mis vacaciones, que duro que se hace el dia! jajaja ahhh y gracias por tu recibimiento.
ResponEliminaUn beso
También me resulta complicado elegir.
ResponEliminaSin embargo y tras pensarlo, me quedo con el atardecer,esa hora crepuscular atenuante de ruidos y de luces, proclive al sueño,pero sin fundirse en él por completo.
Es como el retorno a una paz que entiendo necesitada,justo en esos momentos maravillosos.
Besos.
Mar: Ya sabes... "a quien madruga Dios le ayuda"
ResponEliminaGemma: Lo he pensado mucho antes de decidir, no creas.
Diego: La noche tiene algo de mágico, pero el sueño puede perturbar esa magia.
Myriam: Pues yo sigo con mi siesta...
Marinel: Yo esa paz la encuentro en la siesta.
Mi mejor momento del día, es la noche, cuando tranquilamente cenas, te repantigas cómoda en la butaca, y con ese cigarrillo en los dedos,(el único del día eh, Miguel)lees o escribes, piensas,en ese silencio maravilloso de la noche, en esa hora donde la inspiración y los sueños, llegan a esa hora.
ResponEliminaPerdona Miguel que no me veas por aquí, unos problemas de familia me impiden estar todo lo que quisiera.
Pasará pronto y estaré de nuevo con vosotros como siempre.
Un abrazote.
Yo soy ave nocturna. Después de cenar y hasta la una de la madrugada es cuando encuentro más paz y sosiego. A veces apago la luz porque hay que madrugar, pero no por ganas...
ResponEliminaUn abrazo
Lore: Yo ya sabía que tú andabas entre la negrura de la noche. Porque ahí es donde suelen andar las musas.
ResponEliminaLuís Antonio: Yo, e cambio, después de cenar me entran ganas de quedarme frito delante de la tele. La noche no es para mí.
Me quedo con el momento en el que después de todo el día, por fin estoy en la cama y tengo unas cuantas horas por delante para roncar sin problemas. Me encanta.
ResponEliminaBesos, Miguel.
V: Pues no está mal. ¿roncas...? Solo se ronca mejor.
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