Esta mañana me he levantado con
tos. He estado todo el día tosiendo. Por la tarde decido ir a la farmacia a ver
si me dan algo que me alivie esa tos.
La farmacia está llena de gente. Me
pongo en la cola.
Delante de mí hay una chica
joven. No tendrá más allá de los veinte años. Parece extranjera. Por su aspecto
yo diría que es rumana. Va sola. Viste muy sucintamente. Un chándal pasado de
moda de raído color rojo. No lleva bolso. El pelo, moreno, es corto y sin
alardes. Mira nerviosamente y con una más que patente humildad hacia un lado y
otro. Le toca el turno.
-¿Cuánto vale una cajita de
Frenadol? – le dice al dependiente con un claro acento del Este.
El dependiente, algo
desconcertado, mira en el ordenador.
-Cuatro euros con cincuenta
céntimos.
La chica inmediatamente le
contesta:
-¿No tiene algo más barato que
sea parecido al Frenadol?
El dependiente, visiblemente
extrañado, deja la cajita de Frenadol sobre el mostrador y vuelve al ordenador.
-Aquí hay otro producto similar
para el resfriado. Vale cuarenta céntimos menos.
-¿…Y no tiene nada más barato?
El dependiente vacila. Le noto
nervioso y contrariado. Sigue tecleando en el ordenador.
-No. Eso es lo más barato que
tengo.
-Bueno, pues démelo. ¿Cuánto es?
-Cuatro euros con 10 céntimos.
La chica se hurga en el bolsillo
del pantalón y saca unas cuantas monedas; las cuenta y las deposita en el
mostrador.
El dependiente le da el
medicamento y la chica sale de la farmacia.
Yo me quedo pensando.
NO HACE FALTA SER RUMANO,A MUCHOS ESPAÑOLES,YA LES ESTÁ PASANDO
ResponEliminaBSS Y DESEO QUE TE MEJORES.
Ya ves hasta donde hemos llegado... ¡regateando por un medicamento más barato!
ResponEliminaSin palabras.Cuídate mucho Miguel.
Besos cálidos.
Yo, mi querido MIGUEL, además de desear que te mejores, en lugar de comentar la pena de esto que te he leído ya que no puedo quitarte la tos, mejor intento sacarte una sonrisa. Verás, en el pueblo donde nació mi madre, que es pequeñito, hay un hombre al que todos le conocen por “Frenadol” ¿sabes por qué? resulta que cuando su madre estaba embarazada de él -sin saberlo- al encontrarse mal fue a ver al médico, tras reconocerla, este le confirmó su embarazo y la Sra toda segura y rotunda le dijo al doctor: ¡¡imposible!! cada noche me he tomado mi Frenadol sin falta:-)
ResponEliminaMuuuchos besos y cuídate mucho.
Las dificultades se notan por todos los lados. En el instituto este año no habrá viaje de estudios de cuarto. Es imposible hacerlo por las penurias que están pasando las familia. De igual modo no parece haber dinero para libros de lectura, aunque sí para móviles. Ciertamente son tiempos muy diferentes a los que vivimos unos años atrás en que parecía que se ataban los perros con longaniza. Ahora toca regatear incluso el Frenadol.
ResponEliminaY, esto sino se frena a tiempo no es, sino el principio de una época de desigualdades.En las aulas se nota muchísimo y sobre todo en la cesta de la compra.Las familias lo estan pasando mal: pero...tambien le dan prioridad a cosas que a lo mejor pueden pasar perfectamente sin ellas...
ResponElimina-Que no me malinterpreten el comentario...
No cabe duda que los más afectados son la gente joven y los mayores.Estoy con Mar, que no hace falta ser de fuera que aquí tambien hay pobres.
Un abrazo Miguel.
Mar: Es cierto. Corren malos tiempos.
ResponEliminaLore: Gracias, Lore. Ya casi no tengo tos. Pero me quedo pensando en las penurias económicas de algunas personas.
María: Ja, ja, ja... si es que tenía razón la mujer, el frenadol nunca falla.
Joselu: Es verdad. Parece que la crisis solo afecta a ciertas cosas y a algunas personas.
Bertha: Yo estoy contigo. Todo se reduce a prioridades.
Es la dichosa crisis, que hace que siempre miremos los precios antes de comprar...
ResponEliminaUn beso!
Lou: Pues eso. Será eso. Pero parece ser a algunas personas les ha afectado más que a otras.
ResponEliminaMiguel, todos observamos a diario, espantados y escandalizados, casos como el que cuentas. Yo vi la otra noche, pocos minutos después de cerrar, cómo una pareja madura, de aparente buena pinta, se bajaron de un Audi grande y comenzaron a rebuscar en los contenedores del centro comercial. Es una estampa cada vez más corriente, por desgracia. ¿Estamos llegando al límite de lo que podemos soportar? Me temo que no. ¿Qué podemos hacer? Sobrevivir resignados no es la solución, hay que intentar otras vías porque lo que hacen estos inútiles es hundirnos cada vez más, digan lo que digan, y ahí están las pruebas para quien quiera verlas.
ResponEliminaSi tienes fiesta el lunes,como yo, aprovecha para descansar. Tus vacaciones son en la semana de Pascua, ¿no? Disfruta del sol si puedes, aunque ya sabes que la norma no escrita dice que en Semana Santa hace mal tiempo, caiga cuando caiga.
Un fuerte abrazo, colega.
Yolanda: Pues sí. Hay un ambiente algo raro por ahí. Gente que no tiene dinero para algunas cosas importantes, y en en cambio, sí tiene para gastos más superfluos. Y gente que no tiene para nada. En fin... espero que el nuevo papa ilumine a los políticos...
ResponEliminaEn otro orden de cosas te diré que aquí en semana santa tenemos fiesta a partir del jueves, y luego tenemos toda la semana siguiente y no volvemos hasta el martes 9 de abril. Y te diré que es verdad, siempre hace mejor peor tiempo en la semana santa que en la siguiente.
A donde vamos a ir a parar....Y duele pensar, que si hay quien tiene que comprar el medicamento mas barato, que no hará para comer.
ResponEliminaLa desfachatéz y desverguenza de unos pocos nos está pasando factura.
Un abrazo amigo
Clara: Hemos llegado a un lugar peligroso. Claro, pero solo para los pobres. Es una crisis de pobres. Los ricos no la notan...
ResponEliminaQue pena.
ResponEliminaDónde va a acabar esto?
Pinta muy mal.
Saludos.
Toro: Pues en manos de quien nos gobierna está. Ello y ellas verán qué hacen.
ResponEliminaEs un detalle más de lo que conlleva esta crisis que cada día que pasa extiende sus tentáculos a más personas.
ResponEliminaYo no creo en Frenadoles ni similares. Más de un médico ha dicho que los resfriados duran tres días sin tomar ningún remedio y 72 horas, tomándolos...
Cuando leas este comentario ya estarás más que recuperado, Miguel
Un abrazo
Luís Antonio: Pues te doy la razón. Y sí, ya no tengo tos. La tos se me ha curado, pero la crisis nos agobia cada día más. Y quienes más la sufren son los más pobres.
ResponEliminaEs uno de los grandes negocios. De los gordos, gordos, gordos. La salud. O la falta de ella.
ResponEliminaEl dinero mueve el mundo, Miguel. Ojalá no fuese así, pero tenemos algo llamado mercado. Y desgraciadamente es él el que lo hila y enreda todo. Hasta lo esencial. Quien anda fuera de su juego, anda fuera del juego, sin más.
Un beso.
V: Tienes razón. Y esa pobre chica de la farmacia, es evidente, anda fuera del juego del mercado. Es la crisis de los pobres.
ResponEliminaMiguel, te he dejado un premio en mi blog. Pásate a recogerlo.
ResponEliminaUn abrazo
Ni Frenadol ni nada. No hay que ponerse malo y punto. Mírame a mí, llevo como tres años que ni un triste catarro he cogido. De estar con tanto niño debo de estar inmunizada contra todo. Je, je.
ResponEliminaEn muchas ocasiones prefiero ignorar las situaciones de los alumnos, realmente dramáticas. Prefiero limitarme al aquí y ahora que me toca vivir con ellos, que de por sí está siendo duro, duro, y aparcar todo lo demás.
Para cuando leas esto seguro que estarás recuperado del todo.
Besos.
Clara: Gracias, enseguida me paso a recogerlo.
ResponEliminaAngie: Tienes razón. Empatizar en demasía puede ser perjudicial para la salud
Hola Miguel: supongo que para este entonces, ya estarás totalmente restablecido.
ResponEliminaTriste la situación que relatas en tu escrito y no he podido dejar de reír con la anécdota que MARIA cuenta del pueblo de su madre y este chico Frenadol.
Besos
Myriam: Sí, ya estoy bien, gracias.
ResponEliminaPues sí es una triste, y real situación.