Los coches pasan veloces por la
avenida. Hay un paso de peatones con un semáforo que esta rojo. Junto a él hay
un hombre con barba y sombrero esperando a que se ponga verde.
Una mujer de mediana edad se para
junto al hombre de la barba.
Pasan unos minutos.
-¡…Si que tarda en ponerse verde!
-¡Si lo sabré yo, señora!
Los coches pasan raudos y muy
cerca de los dos peatones. Sus motores y el ruido de la carrocería hacen que
las palabras que ha pronunciado el señor de la barba no hayan llegado nítidas a
los oídos de la mujer.
-Perdone… ¿Cómo dice?
-Que digo, que si lo sabré yo…
-¿…Y qué es lo que tiene usted
que saber, si se puede saber?
-El semáforo, digo. El semáforo.
-¿Y qué pasa con el semáforo?
-Pues ya lo está usted viendo.
Que está rojo. Pero rojo de verdad.
-Eso ya lo estoy viendo.
-Pero usted no se lo imagina.
-No me imagino, qué.
-El tiempo que hace que está
rojo.
-Pues, por lo menos hace tres o
cuatro minutos.
-Tres o cuatro minutos dice….
-Bueno, esa es la impresión que
tengo yo.
-Señora… debe usted saber que
este semáforo es peligroso.
-Hombre, eso lo tengo claro.
Cruzar esta avenida sin semáforo es imposible. O un suicidio.
-Señora, no se fíe usted de este
semáforo que es muy traicionero…
-¿Qué me está usted contando…?
-Sí. No tiene piedad de los peatones.
Los atrapa y no los suelta nunca.
-No le entiendo.
-Pues le explico. Yo llegué al
semáforo con la mejor intención del mundo. Que no era otra que esperar a que se
pusiera verde para poder cruzar a la otra parte donde me esperaba mi novia para
casarse conmigo. Pero estaba rojo y tuve que esperarme.
-¿Y lleva usted mucho rato
esperando?
-Mañana hará dos meses.
-¡Dos meses! Esto es increíble.
-Pero cierto. Este semáforo es
como un perro de presa. A quien atrapa ya no lo suelta.
-Entonces, ¿me está usted diciendo
que yo también estoy atrapada por este atroz y despiadado semáforo?
-Eso mismo. ¡Atrapada! Pero usted
tiene una ventaja sobre mí. Yo estaba solo. Y he pasado estos dos meses solo y
casi abandonado. Alimentándome de la buena voluntad de los viandantes. Pero
usted no está sola. Me tiene a mí.
-Eso es verdad. Nos tenemos los
dos. No estamos solos.
-Pues hay que sacar provecho de
ello. Y creo que lo mejor que podemos hacer es casarnos ahora mismo.
-…Pero, ¿y su novia?
-Tranquila, ella no se va enterar
de lo nuestro. Además ella está a la otra parte de la calle atrapada por otro semáforo. Seguramente ya se habrá casado con algún pobre desdichado que también
ha sido atrapado por el feroz semáforo en rojo.
-¡Amémonos pues bajo la roja luz
del semáforo!
-¡Venga!
Ahora falta que el semáforo atrape a un cura o funcionario para que los puedan casar, pero no pasa nada se pueden amar casarse,je je je vaya con el semáforo rojo...
ResponEliminaEl semáfor rojo te cierra nuchas puertas. Pero también te abre otras...
ResponEliminaUn cuento de ilación absurda que me evoca a maestros de este arte incongruente. O aparentemente ilógico. Pienso en Mihura, en Tono, en Jardiel Poncela, en Alvaro de Laiglesia. En algún momento me ha parecido atisbar alcances metafísicos pero no creo que vayas por ahí en tu entrañable sensualidad mediterránea. Me ha gustado mucho. Tu arte narrativo tiene matices muy distintos pero siempre hay una posibilidad de lo absurdo. Siempre recuerdo el lazo rojo de tu mujer.
ResponEliminaUn abrazo.
El semáforo rojo y, con el calor que esta haciendo,le enciende los nervios a cualquiera...
ResponElimina-¿Se prestara, la subsodicha a casarse con él...?
¡Este dilema ,tiene miga eh!.
Un abrazo Miguel
Ay, si supieran que tienen que darle a un botoncito que tiene el semáforo en el poste... ;)
ResponEliminajajajajajaja
Ná, lo digo porque yo tb me quedé atrapada en un semáforo que siempre había cambiado a verde cada cierto tiempo. Y resultó que sin avisar ni ná lo habían arreglado y le habían puesto uno de esos botones "macabros". Ea, hasta que nos dimos cuenta de que estaba allí el dichoso botoncito, nos reunimos ciento y la madre sin dejar de ver pasar coches.
jajajaja
Besos, Miguel!!
Joselu: Es cierto, los grandes maestros del humor absurdo (a los que admiro) son los que me han insuflado esta vena absurda del devenir de la vida. Una vena que tiene tanto de absurda como de cómica. El lazo rojo ya no está. Cuando cambiamos la puerta hace dos años, desapareció. Tampoco hubo comentarios al respecto.
ResponEliminaBertha: No sé si se casaron. Pero el semáforo les unió.
Lou: Este semáforo no era de los de botón, no. Ese semáforo, ya lo habéis visto, tenía muy mala leche.
Sos increible y lo noté cuando me escribiste un comentario la primera vez
ResponEliminaabrazo
Los semáforos de aquí son muy sosos.
ResponEliminaDeberían aprender de ese semáforo.
Saludos.
Muy interesante la historia. Conclusión, de ahora en adelante cruzaré por los pasos de cebra.
ResponEliminaUn abrazo y feliz verano.
Recomenzar: Bueno, yo lo único que hago es contar cosas que se me ocurriren, así sin más, sin ninguna otra pretensión.
ResponEliminaToro: Lo que pasa es que este semáforo tiene vida proia y los otros no son más que unos rudimentarios robots.
Angie: No te fíes de las cebras...
El semáforo rojo es una metáfora de todo lo que nos impide seguir un camino y que obliga a seguir por otro. Creo...
ResponEliminaUn abrazo
Luis Antonio: Podría ser, Podría ser.
ResponEliminaL'autor ha eliminat aquest comentari.
ResponEliminaHermoso tu comentario y bello de sensual gracias
ResponEliminaMucha: Gracias a ti.
ResponEliminaMucha: Gracias a ti.
ResponEliminaLo leí en tu otra página! me encantó este semáforo tan especial! que tengas un buen día!
ResponEliminaHola Miguel como estás? todo bien? paso a dejarte un saludo para ti y los tuyos!
ResponEliminajajaja xD! cómo es posible que lleves aquí atrapado tooodos estos meses, incluso te hayas casado y yo sin enterarme... ;)
ResponEliminaNo es extraño, tb yo he estado atrapada en otros semáforos fuera de aquí, a veces la vida es como tu semáforo... Afortunadamente sieempre encontramos a almas caritativas que nos acompañen durante esas estancias largas frente a nuestros respectivos semáforos.. eso sí, en cuanto se ponen en verde volvemos a donde siempre hemos estado a gusto cruzando la calle de la mano de quien es un maestro en eso... tú por ejemplo ;)
Un beso inmenso en este otoño que aun no quiere llegar ( aquí ) a pesar del calendario...
Estoy esperando a que llueva para volver.. ojalá tb vuelvas con la lluvia, sé que ahí ahora ya llueve...
Que donde sea que estés estés, hagas lo que hagas estés feliz y a gusto !
María: Me alegro de verte por aquí. Creo que de un momento a otro el semáforo se pondrá verde...
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