En su libro “La ciencia de la felicidad”, la profesora de Psicología en la Universidad de UCLA Sonja Lynbomirsky hace referencia a lo que ella llama la “adaptación hedónica”.
En pocas palabras la “adaptación hedónica” vendría a ser que el ser humano se cansa, o mejor, se acostumbra, tarde o temprano a los estados placenteros o felices.
Si el sueño de nuestra vida ha sido tener un trabajo como el que tenemos, a la larga esta situación de satisfacción por nuestra tarea laboral se va diluyendo, y acaba uno por perder el interés que un día tuvo. El trabajo se hace rutina, y se pierde la felicidad de un principio. Este sería un ejemplo de la adaptación hedónica, pero podríamos poner muchos. En resumen, el placer y la felicidad, se agotan por sí solos. Hay que ir refrescando las circunstancias que rodean al hecho que en un momento dado nos produjo felicidad. Pensemos en cualquier tipo de placer y veremos que la repetición mecánica y exhaustiva del acto que nos produce placer, acaba por aburrirnos. La clave está pues en la renovación periódica. Y lo mismo nos pasa si hablamos de felicidad. Un estado de felicidad no puede tener los mismos condicionantes siempre. Vale como muestra el mencionado ejemplo del trabajo. Yo siempre quise dedicarme a la docencia. Y a ello es a lo que me dedico. Pero os tengo que decir, que de aquel maestro que empezó a ejercer su profesión allá recién estrenada la década de los ochenta del pasado siglo queda bien poco. Y aún afinaré más la nota. Sólo me parezco en lo esencial al profesor del curso pasado. Y es que cada día me voy renovando. Aún tengo ilusión por ver si mañana les cuento algo nuevo sobre el tema que estamos dando. Como si fuera la primera vez. Esto me demuestra que la felicidad que yo he alcanzado en mi profesión es gracias a esta continua búsqueda de nuevos horizontes. Tengo compañeros que están hastiados de la docencia. Que dicen que empezaron con mucha ilusión, pero que ahora la han perdido. Lo que les pasa a estos compañeros es que se han vuelto acomodaticios, y no han renovado la ilusión. Entonces a fuerza de repetir rutinas han perdido la felicidad. Han sido víctimas de la “adaptación hedónica”.
¿Qué os parece esta teoría? ¿Estáis de acuerdo? ¿Os pasa eso a vosotros?
En pocas palabras la “adaptación hedónica” vendría a ser que el ser humano se cansa, o mejor, se acostumbra, tarde o temprano a los estados placenteros o felices.
Si el sueño de nuestra vida ha sido tener un trabajo como el que tenemos, a la larga esta situación de satisfacción por nuestra tarea laboral se va diluyendo, y acaba uno por perder el interés que un día tuvo. El trabajo se hace rutina, y se pierde la felicidad de un principio. Este sería un ejemplo de la adaptación hedónica, pero podríamos poner muchos. En resumen, el placer y la felicidad, se agotan por sí solos. Hay que ir refrescando las circunstancias que rodean al hecho que en un momento dado nos produjo felicidad. Pensemos en cualquier tipo de placer y veremos que la repetición mecánica y exhaustiva del acto que nos produce placer, acaba por aburrirnos. La clave está pues en la renovación periódica. Y lo mismo nos pasa si hablamos de felicidad. Un estado de felicidad no puede tener los mismos condicionantes siempre. Vale como muestra el mencionado ejemplo del trabajo. Yo siempre quise dedicarme a la docencia. Y a ello es a lo que me dedico. Pero os tengo que decir, que de aquel maestro que empezó a ejercer su profesión allá recién estrenada la década de los ochenta del pasado siglo queda bien poco. Y aún afinaré más la nota. Sólo me parezco en lo esencial al profesor del curso pasado. Y es que cada día me voy renovando. Aún tengo ilusión por ver si mañana les cuento algo nuevo sobre el tema que estamos dando. Como si fuera la primera vez. Esto me demuestra que la felicidad que yo he alcanzado en mi profesión es gracias a esta continua búsqueda de nuevos horizontes. Tengo compañeros que están hastiados de la docencia. Que dicen que empezaron con mucha ilusión, pero que ahora la han perdido. Lo que les pasa a estos compañeros es que se han vuelto acomodaticios, y no han renovado la ilusión. Entonces a fuerza de repetir rutinas han perdido la felicidad. Han sido víctimas de la “adaptación hedónica”.
¿Qué os parece esta teoría? ¿Estáis de acuerdo? ¿Os pasa eso a vosotros?
Miguel, tu disyuntiva es muy compleja. He sido enormemente feliz en esto de la enseñanza y en especial de la literatura. Cada año comienzo con ilusiones renovadas, con nuevos proyectos, con un espíritu que no deja de evolucionar... pero lo que me encuentro cada día en clase es para echarse a temblar. Entiendo perfectamente a los que están desencantados de su profesión. Es una época no propicia a la literatura, a la decodificación de textos. Lo percibo en mí mismo cuando me enfrento a un libro. No leo como leía hace veinte años. La tecnología nos ha cambiado. Ha transformado nuestra forma de leer, de relacionarnos con las ideas, con las palabras. Y yo soy profesor de eso antiguo que ya no tiene vigencia. Don Quijote está desfasado, no porque lo esté, sino porque el joven que ha de leer está saturado de información. No es un lector inocente y además no le gusta leer. Leer es un ejercicio complejo en el que hay que poner suma atención y disponer de absoluta concentración. NO es posible hoy. Y de ¿qué hablo? ¿de ideas? ¿de palabras? ¿de mundos del pasado? No interesa, Miguel. Tú puedes ponerle toda la ilusión del mundo pero no hay mercado, y el mercado es lo que se impone en la inmensa mayor parte de los casos. Yo no condenaría ni juzgaría a los que ya no soportan la docencia. Entre ellos hay muchos que aman la literatura o la historia o las matemáticas. No va por ahí. Yo me doy cuenta que mi amor a la literatura juega en mi contra. Estoy desfasado. Hay muy pocos que puedan entenderlo. Y eso da escalofríos o uno se resigna a cobrar la nómina de final de mes. Un abrazo leal.
ResponEliminaEstoy de acuerdo.
ResponEliminaTotalmente.
Hay que renovarse.
Aunque sea a base de autoengaños.
Si no, nos hundimos.
Y como me cuesta autoengañarme pues me hundo a menudo.
Saludos.
Pues yo tb estoy de acuerdo con esta teoría. Es verdad eso. Cuando conseguimos lo que tanto queríamos, parece que nos quedamos algo así como vacíos. Por lo menos ésa es la sensación que me da a veces.
ResponEliminaPor eso siempre hay que buscarse nuevas metas, ¿o no? Proyectos, ilusiones... Vamos, no parar ni estancarse, que eso crea una mijilla de hastío, y no mola.
Un beso, Miguel!!
Pues sí, Miguel. Ya sabes las ganas con las que he empezado este año después de 15 de docencia (soy joven, jejeje) pero a veces pienso que si no tuviera ilusión, deseos de renovar, de hacer algo nuevo, de sorprender a los alumnos, de sacarles sonrisas, esfuerzo y trabajo, creo que estaría metido en la peor profesión del mundo, ¡aguantar una clase sin vocación! No me quiero ni imaginar lo que eso puede suponer.
ResponEliminaGracias por tus palabras y reflexiones.
Manolo
Yo no sé cómo lo hago, ni siquiera me lo planteo, quiero decir, por qué aún, después de treinta y cuatro años de docencia, sigo teniendo expectativas con mis alumnos, con mi trabajo. Debo de ser inasequible al desaliento. Te puedo asegurar que no siempre es fácil, que las circunstancias pueden ser adversas, pero yo me adapto a lo que haya. ¿Qué hay que enseñar? ¿Esto? ¿Por dónde se quedaron estos críos? ¿Por aquí? Pues esto enseño y por aquí empiezo. Y me da lo mismo que sea más arriba que más abajo. El destino me premia a veces con alguna joya especial, alguien que va incluso mucho más allá de mis modestas enseñanzas.
ResponEliminaYo no sé si eso es afán de renovarse o no tener prejuicios.
Estoy de acuerdo contigo en que hay esforzarse continuamente para no perder la ilusión por las cosas, pero eso también es agotador por lo que realmente tiene que valerte la pena; Si es un trabajo por el que has luchado mucho tiempo, has logrado mejorar, avanzar y crecer, te costará perder la ilusión más difícilmente, sin embargo también necesitas sentir satisfacción y pensar que a pesar de todo el esfuerzo ha merecido la pena, has conseguido un objetivo, también es necesario sentirte compensado de vez en cuando, en tu caso que tus alumnos te escuchen cuando les enseñas algo o eso que has preparado con ilusión lo valoren, que veas en su cara aprobación y atención ya es suficiente estoy segura.
ResponEliminaYo soy pluriempleada Miguel y mi otro trabajo no el que cobro cada mes:), es relacionado con la formación, recuerdo que ese día estaba muy cansada, la voz la tenía bastante tocada, ya llevaba unos cuántos cursos y muy seguidos;
Bueno ese día estaba no solo cansada, tenida dudas de seguir, porque dos trabajos y ahora con una niña tan pequeña se me hace muy duro a veces continuar aunque claro he tenido que bajar el ritmo, cuando entré en clase para preparar temario, el portátil, cañón..etc., estaba tan concentrada en lo que hacía que no me di cuenta de la gente que estaba entrando en la sala, siempre suelo tener unos quince alumnos como mucho, pues ese día la sala que era muy grande se llenó, tendría más de cuarenta alumnos, madre mía pensé como lo hago mi voz era un desastre y ese cansancio era evidente. Reflexioné y me salí al pasillo a respirar y me dije, “Diana esta gente ha venido a escucharte, tienes todo su tiempo para ti y no puedes ni tienes ningún derecho a desperdiciarlo, aprovecha la suerte que tienes de poder enseñar todo lo que sabes a tanta gente que estará por ti”. Fue suficiente para mí, mis propios pensamientos me sacaron de aquel temor.
Cuando acabé la clase, sabes que todavía me emociono cuando lo pienso...todos aplaudieron mi clase, no imaginas lo que significó para mi aquello, no lo olvido y cuando estoy cansada recuerdo ese momento que me hizo sentir tanto, sobre todo agradecimiento.
Disculpa mi extensión pero tus escritos a veces me hacen sentir identificada y surgen recuerdos, bonitos, como ves.
didi.
Joselu: Yo, es que voy por otros caminos. Yo ya sé que la literatura, como la historia, o la geografía, no interesan. En este aspecto hago lo que puedo. Yo voy por el camino de la relación humana. Ahí es donde se colma mi ilusión. En ese trato cotidiano en el que me enfrento a los problemas, a las alegrías y a las penas de mis alumnos, que yo comparto y trato en la medida de lo posible de solventar. Lo otro, lo de que alguien se interese por el tema de historia pertienente, esto ya lo he superado (o creo que lo he superado...) Y esto no quiere decir que no dé los temas con sus preceptivos contenidos, que los doy religiosamente. Pero, repito, donde encuentro la satisfacción personal no es cuando veo a mis alumnos interesados por la historia o la geografía (que no lo están), sino en lo humano. Ahí es donde calibro mis logros, y ahí es donde encuentro la felicidad.
ResponEliminaToro Salvaje: A lo mejor es más fácil, es ver que seguimos vivos; que las circunstancias negativas, por muy negativas que sean no pueden acabar con nuestras ganas de vivir, y aquí estamos, al pie del cañón.
Lou: Pues sí, en esas estamos, en no volver a vivir lo mismo, que eso aburre; en buscar nuevas facetas en la vida, que esto ilusiona.
Manolo: Creo que estamos en sintonía. Has dicho "sacar sonrisas a los alumnos". Yo creo que esto resume todo lo que es tener verdadera vocación de maestro.
Clares: Lo tuyo es auténtica vocación. No le des más vueltas.
Didi: ¡Qué bonito comentario! me ha encantado eso que me has dicho. Creo que has comprendido que lo importante es el día a día, y que cada día es una sorpresa...
Me sigue gustando la docencia a pesar de los muchos años que llevo ejerciéndola, pero me considero afortunado porque casi nunca he tenido que lidiar con alumnos extremadamente difíciles.
ResponEliminaEn lo referente al cansancio de los estados placenteros o felices, todavía no es mi problema. A lo mejor es que no abundan...
Un abrazo
Luís Antonio: Es verdad. Los alumnos conflictivos te rompen la ilusión en la mayoría de los casos porque casi nunca podemos realizar nuestros objetivos con ellos. Y esto desmoraliza. Por lo demás, pues yo creo que a lo mejor es que no te das cuenta que, sin querer, estás adaptándote a los estados placenteros y por eso no te cansas de ellos.
ResponEliminaPues no te puedo decir sobre los docentes, más que nada porque yo soy fisioterapeuta... pero en algo si estoy de acuerdo.. cuando algo se convierte en rutina, es el principio del fin...
ResponEliminaCuando hacía teatro no quería cobrar, porque eso significaba curro, e ir al tajo es algo que no acaba de molar mucho...
Besicos
Miguel, llevo treinta y tres años en las aulas y es ahora cuando siento de verdad que lo estoy haciendo bastante bien. He pasado por muchas etapas, he impartido asignaturas muy diversas sin ser especialista, he dado clase a mayores y pequeños (no adultos, y lo siento), he conocido tantas leyes que ya he perdido la cuenta, he tenido compañeros maravillosos y otros... ejem... y aún sigo yendo al colegio con ganas e ilusión, nunca las he perdido, y eso que he tenido alumnos que más vale olvidar y padres que ni te cuento. He podido variar mis métodos, mi manera de dar clase, ahora soy más flexible y comprensiva y he tenido que afrontar el reto de dar Matemáticas porque renuncié a seguir dando Inglés en vista del desastre del bilingüismo, y no sabes cómo me alegro. La enseñanza me ha dado mucho y yo también me he entregado a ella, lo que supone una justa reciprocidad. Sé que soy una privilegiada por el colegio en el que estoy y por los compañeros que tengo, por eso me esfuerzo por estar a la altura. Siento no haber aprendido más antes. Ahora tengo ya pizarra digital, pero no me parece fundamental. Hay que estar al día en los instrumentos que manejamos sin olvidar de dónde venimos. Entiendo, como Joselu, a los que están cansados y dolidos por la situación actual. Tenemos tan poco apoyo que casi todo el esfuerzo es nuestro, sale de nuestro tiempo y de nuestras fuerzas con un elevado coste personal. Conozco estupendos profesionales quemados, hastiados, desengañados. El colegio nunca ha sido motor, ha ido siempre por detrás de la sociedad, lo que supone un doble esfuerzo: hay que amoldarse rápido contando con medios obsoletos y nadie nos prepara para ello, digan lo que digan las autoridades. Defendemos unos valores que "ya no se llevan" y nos sentimos cada vez más solos. No ceo que sea sólo cuestión de edad, mis colegas jóvenes piensan lo mismo que yo. Hay que mantenerse activo y despierto, el mundo cambia muy deprisa y no podemos cerrar los ojos ni los oídos. ¿Es todo bueno? Evidentemente no, pero creo que el gran reto actual es saber elegir entre toda la maraña que nos rodea, y ayudar a nuestros alumnos a manejarse en esta nueva selva.
ResponEliminaComo siempre, un post estupendo y un tema interesantísimo. Te felicito. Un abrazo, colega.
Osea, que por mucho trabajo que nos cueste conseguir algo, al final nos acabaremos cansando de eso que tanto anhelábamos... uy, pues no sé yo si estoy de acuerdo...
ResponEliminaBesines
No lo llamaría "adaptación hedónica" sino falta de valoración y reconocimiento de lo que se ha conseguido, y de sus posibilidades. Es el resultado de esa insatisfacción permanente, de esa ansiedad irritante, que lleva a plantearse nuevas ambiciones sin aprovechar y mejorar lo ya logrado. Quien así actua es infeliz y acaba sumido en la frustración. Por eso, quienes, como tú, se rebelan contra la insatisfacción como coartada merecen el mayor de los aplausos. La labor docente es sin duda una de los profesiones que peor salen paradas debido a esa actitud derrotista que tanto cunde en el profesorado y que se ha convertido casi en un pretexto para no seguir luchando. Son muchos los profesores que, orgullosos en sus inicios de serlo, han acabado en las poltronas de la burocracia, olvidando lo que fueron al tiempo que se les ha olvidado a ellos también. Admiro, en cambio, a los que siguen al pie del cañón, a los que se esfuerzan día a día, a los que se sobreponen a las circunstancias adversas, a los que no tiran la toalla. Me aburre el discurso lastimero de los que lo dan todo por perdido. Frente a ellos, valoro a los que permanecen fieles a sus compromisos y a su sentido de la responsabilidad. Los hay, los conozco, convivo con ellos y sé que su esfuerzo no es en vano. Quedarán en el olvido los instalados en los aledaños del poder y los que reniegan de la profesión, mientras estos otros, los PROFESORES (con mayúscula), siempre pervivirán en el recuerdo de sus alumnos. Lo sé por experiencia y a las pruebas me remito. Es tu caso, amigo Miguel, pues, aunque no te conozco personalmente, intuyo que vas por ahí. Un abrazo
ResponEliminaExcelentes los comentarios de Clares, Luis Antonio y Yolanda. Otros ejemplos inequívocos de lo que merece la pena destacar en esa profesión tan crítica como esencial.
ResponEliminaBelén: Ya sé que tomarse el curro como una obligación es algo normal. Pero sé que hay gente que lo toma con renovada ilusión cada día que va a trabajar y es feliz en su trabajo. La tan manida actitud del victimismo me parece tirarse piedras sobre el propio tejado.
ResponEliminaYolanda: Me ha encantado tu comentario. Lo que dices demuestra que en este mundo no todo es negro. Aunque a veces lo parezca. Hay un mucho de voluntad en la mirada que ponemos hacia las actividades que hacemos los humanos. Y de de ello depende en buena parte nuestra felicidad.
Vane: Pues yo estoy convencido que sí, que si no renovamos nuestra ilusión con nuevos planteamientos periódicamente, acabaremos por cansarnos.
Fernando: Gracias por tu comentario. Me ha gustado. Me gusta, me da moral, ya ves, que gente ajena a la docencia valore nuestra labor. Y que sepa evaluar (valga la expresión académica) nuestro trabajo tan bien y con tanto acierto como tú sabes. Gracias.
Yo llevo 17 años entrenando a niños en el fútbol. Siempre he tenido ganas de entrenar, pero tuve que descansar unos meses, pues necesita relajación y pensar cosas nuevas. A veces, un parón ayuda. un abrazo.
ResponEliminaMuy interesante esto de la adapatación Hedónica, de la que confieso no haber oido hablar.
ResponEliminaY creo que tienen mucho de verdad.
Las cosas que comenzamos con ilusión, con el tiempo tienden a formar parte de la rutina y por tanto se va esa felicidad surgida de la ilusión que se puso en ellas.
Renovarse o morir,dicen,quizá poniéndose pequeñas metas o logros por alcanzar dentro de lo conseguido.
En fin,nada fácil supongo,ya que la vida muchas veces no se presta a seguirnos el juego.
Pero intentarlo como tú lo haces es digno de encomio.
Un beso grande.
Muy buena reflexión,da que pensar.
ResponEliminaUn besico y agradecerte tu paso por mi blog.
Renovación de uno mism@, dentro nuestro no tanto lo de fuera, ahí creo que reside la clave.
ResponEliminaLa adaptación hedónica puede que venga cuando miramos fuera en vez de conocernos a nosotros mismos, cosa que implica mirar adentro. Y a veces esto puede costar y parece más fácil desviar el foco e instalarnos en la decepción y el or viviendo un mundo gris.
Eres afortunado por haber encontrado ese camino que te permite sonreír en tus clases!
Fernando: Tienes toda la razón del mundo. Yo, en mi caso (como todos los profesores) tenemos la suerte de tener dos meses de vacaciones que nos ayudan a recargar las ilusiones.
ResponEliminaMarinel: Sí, sí, no hay que dormirse en los laureles. Las cosas y las circunstancias son caducas. Hay que alimentar la ilusión todos los días.
Buda: Gracias por tu comentario. Es bueno pensar. Alimenta nuestra alma.
Arda: Tenemos que mirar con visión introspectiva y saber que uestras necesidades pueden cambiar, y de hecho cambian, por eso hemos de cambiar también las motivaciones.
Si eso pasa, lo veo en mis amigos y familia, que algo que les gustaba ya no les gusta o algo parecido.
ResponEliminaA mi no me pasa mucho, cada dia alguien (profesor de la universidad) me dice algo que me hace cambiar los posibles esquemas que podría tener. Rutina ¿que es eso?
Saludos
Yo distingo entre las rutinas indispensables (trabajar, comer, dormir....) que a mí particularmente no me suponen ningún desgaste en entusiasmo, y las que elijo voluntariamente para alimentar mis inquietudes (todo lo demás que hago). Y en éstas sí intento renovarme para mantener el interés y la ilusión...
ResponEliminaEl trabajo fue en su día una fuente de "alimentación". Me parecía importante ascender, crecer profesionalmente.... Hoy por hoy es simplemente lo que me permite mantener mis demás intereses... Me parece importante mantenerse ahí y evolucionar, por supuesto, pero ni me obsesiona ni me condiciona. Sólo me condicionaría si no lo tuviera.
Un beso, Miguel
PUes en mi caso, Miguel, con respecto a la docencia, sigo teniendo la misma ilusión, o más, que el primer año en que empecé a trabajar.
ResponEliminaCon respecto a la felicidad, nunca he estado instalada en ella de un modo permanente, luego nunca he podido adaptarme a ella. La única felicidad que consigo es la que me voy fabricando día a día con todas aquellas pequeñas cosas que hacen que merezca la pena levantarse cada día; y, por supuesto, el amor que le profeso a mis seres queridos que son la mayor fuente de satisfacción. De esa felicidad nunca me canso.
Un abrazo, Miguel.
Vero: Pues sí, a veces, tan sólo es necesaria una frase o una palm,adita para que nuestros esquemas se fortalezcan, la rutina, si no está llena de esto, puede convertirse en la peor aliada de la felicidad.
ResponEliminaNovi: Pues es verdad. Las personas tenemos que tener algo donde apoyarnos para poder desarrollar nuestras inquietudes. Y éstas, sí que han de renovarse. Lo del trabajo ya es otra cosa. Puede ser que nos sirva de rutina o puede resultarnos ilusionante, esto depende de cada cual.
Cristal: Me alegra que a día de hoy tengas intacta toda tu ilusión en la docencia. Esto no se puede pagar con dinero, lo sé por experiencia. Por lo que respecta a la felicidad que te proporcionan tus seres queridos, estarás conmigo de acuerdo en que si no te demostraran de una manera u otra este mutuo amor, la felicidad sería menor.
Miguel, me gusta esa teoría. De hecho, siempre he sostenido que, si la felicidad no fuera efímera, no la valoraríamos como felicidad.
ResponEliminaLa felicidad constante, el llamado bienestar, tiende a convertirse en ataraxia. Y eso hace mucho daño.
Me acabo de enterar por tu virtual casa de que hay una teoría sobre esto. 'Hedónica'. Se me olvidará la palabra, pero no la esencia.
Te mando un abrazo sin playa y con frío.
Es fácil que esto te pueda pasar.
ResponEliminaPero no te puedes anclar en lo conocido y en hacer siempre lo que se te da bien, sin tener ganas de superarte a tí mismo. Hay mucha gente así.
Decía no se quién que hay que "mantenerse siempre hambriento. Siempre alocado".
Y así es como no se pierde la ilusión por nada, ni siquiera por lo que haces todos los días.
Un beso!!
Totalmente de acuerdo Miguel,claro que si,hasta en el Amor...si no lo renuevas entras en la rutina y se muere.
ResponEliminaLarisa: Pues sí, hay que alimentar la felicidad día a día. Ella, por sí sola, no es capaz de eternizarse, sin que tiende a perderse.
ResponEliminaCactus girl: Claro que sí. Permanecer hambriento y a locado es la mejor manera de seguir vivo en la búsqueda de la felicidad.
Loli: En el amor también Loli, por supuesto. Hay que cultivar nuestros sentimientos y renovarlos diariamente.
¿Sabes MIGUE?
ResponEliminaTe he leído lo que le comentas a JOSELU y a mi me ocurre exactamente igual que a ti. Hace tiempo que me tiene asqueada mi trabajo, por la impotencia que te genera, por la de injusticias y dramas humanos que tienes que ver y contra los que impotentemente no puedes hacer nada y la única manera que he encontrado de sobrellevarlo es centrarme en la satisfacción de estar cerca de la gente, que mis clientes sepan que lo doy absolutamente todo y aun cuando casi siempre debo tener un ángel por ahí arriba que hace que salgan las cosas bien, incluso si no salen, ellos sienten que no he sabido más o que la cosa tenía que ser así, hiciera lo que hiciera yo.
Eso de ver la cara de felicidad cuando sientes que a alguien le has resuelto la papeleta o simplemente ver el agradecimiento en la mirada de alguien al que simplemente has escuchado, me produce más satisfacción que todo lo que pueda cobrar o como si no cobro nada. Hay cosas que no se pueden pagar y justo esas son las que de verdad nos hacen felices, para lo demás mastercard:-)
Al final, lo único importante de este mundo, lo único que nos hace de verdad felices, es la gente. Dar y recibir cariño, dar y recibir calor, es la única adaptación hedónica que funciona siempre, quien se queda en la superficie de las cosas materiales aun que sean intangibles como el trabajo, efectivamente se termina asqueando, aburriendo y dejando de sentir ningún placer, si no pasa a la otra fase...jajaja ¡¡A LA TERCERA FASE!!:)))
Muchos , muchos besos profe
Me encanta cuando hablas de rutina Miguel, porque hablas siempre de rutina que no lo es.
ResponEliminaLos desencantados acaban por desencantar, por ello creo que todos debemos esforzarnos y enamorarnos de todo aquello que en la vida podemos aprender y enseñar, porque sólo con esa pasión se hace posible el verbo vivir.
La adaptación hedónica, se convierte en una teoría problemática actualmente.
María: Muy bueno tu comentario. Estoy de acuerdo en todo lo que has dicho. Las personas, el trato con las personas, es lo más importante para que la tecla que selecciona el dispositivo de la felicidad se active.
ResponEliminaEsther: Es importante, más bien decisivo, la pasión en nuestras vidas. Lo contrario, la rutina que no tiene pasión, se convierte en simple rutina. Muy buena tu reflexión.
Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Panama!
ResponEliminaAnònim: Gracias por tu visita. Se agradece que desde tan lejos se nos lea.
ResponEliminaMaravilloso texto La rutina la creamos nosotros recomenzar renaciendo a diario con nuevas ideas ...nos hace ser... sin rutinas
ResponEliminaFlores para vos te las dejo en el umbral de tu blog
Pues un poco sí. Uno acaba hartándose hasta del caviar, si todos los días come lo mismo.
ResponEliminaSupongo que, como bien apuntas, la cuestión es ir renovando (reiventándose) ciertas pautas de las que configuran nuestra rutina. Siempre que eso sea posible, claro.
Recomenzar: Sí, precisamente es bueno recomenzar todas las veces que haga falta para no convertir en rutina nuestras acciones.
ResponEliminaRaúl: Efectivamente, siempre que sea posible. A veces estamos condenados a hacer una y otra vez lo mismo, y esto es una trampa.
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ResponEliminaCreo que nadie entendio el concepto de la adaptación hedónica... todos lo asocian a la vocación.... es un concepto mas amplio que eso.
ResponElimina