Fue un viernes por la mañana. Jose (sin acento en la e) tenía necesidad de
ir a su banco a sacar dinero. Solía ir al cajero automático de su banco porque
además de pillarle cerca de su casa, “esta entidad no le cobraba nada por esta
operación”. Y así hizo. Se acercó a la pantalla del ordenador y puso su tarjeta
en el sitio oportuno, pero la ranura parecía que estaba atascada pues tenía
dificultades al introducirla. Lo intentó una y otra vez sin resultados
favorables, y cuando ya estaba a punto de dirigirse hasta el mostrador y
exponer su problema, se dio cuenta de algo. En la bandeja donde se deposita el
dinero había un montón de billetes. O eso le pareció ver. Sin pensarlo dos
veces lo cogió. Y sí, eran billetes relucientes de cincuenta euros. Miró hacia
un lado, miró hacia otro… todo normal. Y él con un fajo de billetes en la mano
que no eran suyos. De pronto se sintió incómodo. Los billetes parecían quemarle
en su mano. Los miró ¿cuánto había allí? Los contó. 600 euros. Alguien había
cometido un terrible despiste. Se había ido sin recoger el dinero. Y él se lo
había encontrado. Se acordó de Marc, su cuñado, que según le contó, un día, con
las prisas se dejó 300 euros en la bandeja del cajero automático. Claro, que
cuando se dio cuenta del despiste, acudió rápido al banco y se los devolvieron,
porque parece ser que el cajero si no se recoge el dinero, se bloquea… Era
verdad. Eso lo había comprobado él. El cajero automático estaba bloqueado
porque alguien se había dejado 600 euros.
Lo tuvo claro. Se iría con el dinero bajo el brazo a la caja y daría cuenta
de su hallazgo. Así, si viniera alguien preguntando por los seiscientos euros,
se los darían sin ningún problema.
Se puso en la cola. Había seis personas delante de él.
Jose se sentía ahora tranquilo y hasta casi se diría que feliz.
La cola avanzaba muy lenta. Jose no hacía más que mirar a todas las
personas que entraban en el banco. Esperaba que de un momento a otro hiciera su
aparición alguien con el rostro desencajado y con una desmedida ansiedad por
recuperar lo que era suyo.
Pero nada. La normalidad y el tedio presidían la cola y la estancia del
banco.
Ya solo había dos personas delante de Jose.
Miró como quien no hace la cosa la melena abrupta y salvaje de la mujer que
le precedía. Parecía extranjera. Esto lo dedujo sin ningún tipo de fundamento.
Pero no importaba. Lo que de verdad importaba era la cantidad de dinero que él
había rescatado del cajero hacía a penas unos minutos.
El tiempo pasaba lento. Nadie parecía estar al corriente de lo que llevaba
Jose entre manos. Los semblantes de las personas que iban y venían por el
interior del banco no denotaban otra cosa más que normalidad. Los empleados
iban a lo suyo. Jose no hacía más que mirar hacia atrás por ver si descubría
algo significativo. Pero lo cierto era que
la tranquilidad y la rutina reinaba en el banco.
Ya le tocaba. Un empleado con gafas y con poco pelo, casi se diría que
calvo, pese a su lozana edad, le estaba preguntando algo:
-…Usted dirá.
Jose dudó por un instante.
-…Es que…
Y no terminó la frase. Miró a un lado, miró a otro y, con renovadas fuerzas
dijo:
-Es que quería ingresar en mi cuenta estos quinientos euros.
Decisión errónea.
ResponEliminaPrimero porque toda la vida tendrá un cargo en la conciencia.
Y segundo porque está filmado por la cámara de seguridad y cuando el que se dejó el dinero haga la denuncia la policía dará con él enseguida.
Saludos.
Jajajaja, buena decisión a última hora.
ResponEliminaY me pregunto, hoy cuantos no tomarían la misma decisión.
Un abrazo Miguel.
Un buen dilema que funciona eficazmente en este relato que no comento en su fondo sino en su forma. Mantiene al lector enganchado y con la sospecha de que algo sorprendente va a suceder, como así ocurre. Los buenos propósitos del héroe se vienen abajo porque somos de barro, no somos puros. Y lo cierto es que temo más a los puros que a los impuros. Pero vete a saber.
ResponEliminaToro: Pobre Jose. Está pillado.
ResponEliminaLore: Antes que nada Lore tengo que decirte que no te puedo comentar en tu blog. Me pide no sé qué datos, y no puedo hacerte comentarios. Veré si lo pregunto a alguien y me aclaro. La verdad es que el mundo se divide entre los que harían lo de Jose y los que no. Es una difícil decisión, en cualquier caso.
Joselu: Pues yo creo que Jose se derrumbó a última hora. Su parte negativa pudo con lo positivo de sus intenciones de primera hora. Hay que ser más fuertes. No me gusta la acción de Jose, la verdad.
Uff, yo no podría vivir con eso. Yo lo devuelvo. No quiero nada que no sea mío.
ResponEliminaSi es que ayer o antesdeayer, una mujer (granaína para más señas), se encontró una cartera con 16.000 euros y la devolvió.
Ves? Debe ser el clima que tenemos aquí en Graná lo que nos hace ser así.
:)
jajajaajajajajaajaj
Besos, Miguel!!
Eso es un robo, no es un atraco pero es un robo. Como vivimos en un país de ladrones tal vez el seguro lo cubra jajajj
ResponEliminaNo, en serio, yo no podría hacer algo así, no hacen falta cámaras ni registros en el sistema informático del cajero automático para que nos hagan ser más fuertes, yo siempre he pensado que en situaciones así lo mejor es actuar como te gustaría que actuaran contigo, y ahora más Miguel, tal y como están los tiempos hay que intentar ser más solidarios. A mí una vez me devolvieron la cartera tal cual la encontraron y me emocionó mucho saber que en el mundo hay personas honradas. Ya no es por el dinero, es por esa pena o rabia que uno siente cuando le han robado. Otra cosa es que te los encuentres en medio de la calle tal cual, sin documentos y sin ningún rastro o huella que te lleven a devolverlos...también te digo que a mí no me ha pasado nunca, pero vaya, creo que sería fuerte...
Un beso.
Pues mira MIGUEL,
ResponEliminacreo que tu historia podría tener todos los finales posibles. El que tú has elegido es la sorpresa esperada en tu historia. Lo cierto es que la teoría nos la sabemos todos ¡¡absolutamente todos!! todos sabemos perfectamente lo que deberíamos hacer... lo que está bien y lo que no, pero después... ¡¡Aaahhhh después!!
¡¡Después cuando estamos de verdad ante la situación puede pasar de todo!!
El que dice que lo devolvería convencido, se lo mete en el bolsillo y si te he visto no me acuerdo, el que duda lo que haría, resulta que va y lo devuelve, el que parece bueno no lo es y del que dudaríamos todos, al final es el único que cumple...
En esta vida, el movimiento se demuestra andando ... el mismo ser humano en unas u otras circunstancias actúa de forma totalmente diferente... todo depende como te pille, depende de si de verdad cuando hablamos somos consecuentes con lo que decimos o todo se queda en bla, bla, bla. Hablar siempre es fácil... luego... ves, lo que ves.
¿Sabes qué MIGUEL? creo que Jose... pasó demasiado tiempo en la cola :-)
Pero, por el mismo motivo... ¿quien sabe? a lo mejor llega a casa, se lo repiensa ... va y lo devuelve... a mi me gusta pensar esto... que por mal que se hagan las cosas en un momento, si de verdad una persona merece la pena, puede rectificar...si Jose, es un buen tipo...rectificará seguro.
Y si no, peor para él... como dice Xavi/Toro le visitará un día la poli... una pena.
Muy buena tu historia MIGUEL aunque...
¿Tú crees de verdad que alguien puede olvidar en el cajero el dinero que ha sacado? :-)
Un beso muuuy grande y feliz tarde de domingo ¿Sabes cómo llueve hoy aquí?
Se lo pedirán... y con intereses...
ResponEliminaBesicos
Igual si el tal Jose hubiera tenido acento en la "e" las cosas hubieran sido de otro modo.
ResponEliminaA mí lo que me ha dejado descolocada del todo es que se encuentra 600 euros y solo ingresa 500. ¿El resto para una caña? Te digo que la espera en la cola le dio para pensar en todo. ¡Qué bueno!
Besos.
Lou: Pues yo también lo hubiera devuelto. Fijo que lo devuelvo todo enterito.
ResponEliminaGemma: Pues estoy contigo. Yo también lo devolvería. La conciencia no me dejaría dormir.
María: Pues aquí ha llovido un pequeño chaparrón esta mañana, y luego se ha mantenido nublado, pero no ha vuelto a llover.
Por cierto, esto de dejarse dinero en el cajero sí que es posible. A mi cuñado le pasó hace unos años. Se dejo (y perdió) trecientos euros.
El final es un motivo para la reflexión. Si se piensa, puede que se obre de modo distinto a si no se piensa...
Belén: Lo más seguro es que acabe en un lío. Porque quien mal anda, mal acaba.
Angie: Sí, sí, es significativo que le llamen Jose sin acento. No sé bien por qué, pero lo es. Y otra cosa, también es significativo que solo ingresara 500 euros. Esto era por urdir una pequeña coartada. Si alguien revisara los ingresos, no llamaría la atención alguien que ingresara 500 y no 600 euros. Eso lo pensó mientras estaba en la cola. Si es que no se puede pensar tanto...
ResponEliminaNo creo que yo hubiese sido capaz de ingresar un dinero que no era mío y a buen seguro alguien vendría a reclamar.
ResponEliminala conciencia no pararía de darme toquecitos y he de añadir lo que todos sabemos:
Hay cámaras de vigilancia!
Así que Jose sin acento,no actuó con mucha cordura, a pesar de que lo entiendo...
La pasta es una tentación muy fuerte.
Besos.
Eso depende de la conciencia de cada cual. Pero vamos, que así por encima y leyendo el relato, en su caso para mí que fue fallida.
ResponEliminaA mí me pasó una vez, que me encontré un teléfono en la calle. Allá por el 98 o 99, cuando todavía lo de tener un móvil no era lo que es ahora. Me lo encontré en el suelo de la calzada, a varias calles de mi casa. Un teléfono entonces muy caro -cien mil pelas de las de antes o así-. Estuve dudando un rato. Pensé, si lo apago ya no podré devolverlo y será mío. Y repensé, ¿para qué necesito yo un móvil que antes tampoco tenía? Así que busqué en la guía "casa" o "papá" o algo así, y llamé. Contestó un señor que me dijo que era de su hijo, y que estaba por ahí con un amigo que repartía con un camión, que había ido a acompañarle esa tarde un rato en la ruta. Al rato, el hijo llamó a su teléfono, claro, así que contesté. Fue muy graciosa la conversación porque me dijo: esto... creo que tienes algo que es mío, y obviamente era así, porque estaba hablando a través de ello ¡XD! El pobre estaba acojonao pensando que no se lo iba a devolver, pero como las de perder ya las tenía, pues probó. Total, que le dije donde vivía, quedé con el en la esquina de mi calle, y se lo di. Le faltó besarme los pies, ays!
Al tiempo me tropecé con él por casualidad en una zona de copas de Valencia. Al verlo me quedé parada frente a él y le dije: -Yo te conozco de algo, pero no sé de qué. Y me dijo: -Pues yo sí me acuerdo de ti, tú me devolviste mi teléfono. Te invito a un cubata :D
Yo no sé lo que decidirán los demás, pero yo sí sé lo que pienso, e intento actuar en consecuencia. Pero es que paso de llevarme mal con mi conciencia, a fin de cuentas he de vivir con ella, y de momento lo hago muy tranquila.
Un beso, Miguel.
Yo también habría devuelto el dinero. Distinto sería si en lugar de 600 € hubiese 6.000, 60.000....Cosa difícil porque los cajeros no suelen dar más de 900...
ResponEliminaUn abrazo
Bueno aquí depende de la forma de ser de cada uno y sobre todo de la experiencia que hayas tenido si es que la habido anteriormente con algo parecido, todo depende como dice la canción de...?, no recuerdo ahora.
ResponEliminaUn abrazo Miguel.
didi.
Ay, el poder del dinero! difícil dilema al encontrar tal cantidad...
ResponEliminaBesines
las comisiones ya andan disparadas: 4 euros en el banco santander sobre 2 euros que saqué el domingo. No tenía otra opción.
ResponEliminaEspaña es diferente y su cultura es más cercana a la picaresca y el saqueo que a la honestidad... Y cuando hacemos algo honesto es para decirlo en voz alta.
En ese sentido no me gusta este lugar, donde la ley del sálvase quien pueda impera y donde la envidia y el engaño campan a sus anchas.
Marinel: No, no actuó con mucha cordura. Le traicionó su avaricia.
ResponEliminaV: Aquello (tu buena acción) podría ser el principio de un nuevo relato donde la chica se enamora del chico y ...
Por lo demás, donde esté una conciencia tranquila...
LuÍs Antonio: ...Si es que poderoso caballero es don dinero.
Didi: Efectivamente, todo depende de la forma de ser de cada cual.
Vane: Si es que el dinero es muy goloso...
Diego: Tienes razón, pero las buenas acciones siempre son reconfortantes.
Jeje, ya lo dicen, rectificar es de sabios!
ResponEliminaPor eso el dinero cambia a las personas, porque cuando lo tenemos en las manos, se hace dueño de nosotros.
Besoss
Vanessa: Buena lectura. Es verdad, cuando sintió el calor del dinero...
ResponEliminaY como sabe el cajero de quien es el dinero? A ver,como sabria yo que ese dinero es devuelto a su dueño? Yo me quedaria esperando porq el dueño no tardaria en darse cuenta de que se ha dejado el dinero,como dices en tu historia, seria un tipo con la cara desencajada y lo devolveria...o como dice Maria no se sabe hasta que te pasa...
ResponEliminaUN BESAZO
Aclaro que el mayor ladron es el banco...por eso no me fio ;)
ResponEliminaLoli: La verdad es que no te puedes fiar de nadie, y menos de los bancos...
ResponEliminaBuena historia, Miguel, muy apropiada en estos tiempos de penuria para tantos. ¿Obró bien Jose? ¿Obró mal? ¿Qué habríamos hecho otros en su lugar? Creo que no lo sabemos hasta que no nos vemos en la situación real. Yo nunca me he encontrado una cartera ajena o algo similar a lo que cuentas y no voy a presumir de honrada porque una tentación así la tiene cualquiera. Si supiera que iban a grabarme actuaría de modo diferente. El anonimato da una gran ventaja. Otra cosa es la conciencia. Quien se dejó el dinero quizá lo necesitaba para algo vital. Fíjate en la escena que desencadena el emotivo final de "¡Qué bello es vivir!": el malvado de turno se aprovecha del despiste del tío de James Stewart para hacerle la puñeta. Ni siquiera le interesa el dinero, sino el daño que puede causar. En este caso el bueno sale bien librado sin necesidad de recuperar ese mismo dinero, y con una lección aprendida, además, pero en la vida real no siempre ocurre así, por desgracia.
ResponEliminaPor cierto, creo que este año repetimos Benicássim como destino del viaje de fin de curso. Será del 11 al 15 de junio. ¿Te veré esta vez?
Un abrazo, colega.
Miguel, he leido los comentarios y yo voy a repetirme en lo que haría, lo devolvería completo, pero sin hacer toda la cola...creo que iría directamente a la ventanilla, pidiendo disculpas a los que están esperando, para decir lo que he encontrado en el cajero.
ResponEliminaUn texto que me ha gustado por la sorpresa final.
Recibe mis saludos.
"Humanum est"
ResponEliminaYolanda: Pues es verdad. Hasta que no nos vemos en la situación no podemos saber cómo reaccionaríamos. Yo creo que lo devolvería. Así que repetís en Benicàssim. Bueno, supongo que por la tarde nos podremos ver. Ya hablaremos.
ResponEliminaAnna: Yo pienso que a Jose lo que le traicionó fue el rato que estuvo en la cola. Esto le llevó a malos pensamientos.
Raúl: Efectivamente esto es una reacción muy humana. Pero más humana sería si lo hubiera devuelto.
Como decía el Arcipreste, hace mucho el dinero, jeje...
ResponEliminaMuy buen relato, me ha mantenido en vilo hasta el final. Besos
Marian: Efectivamente, poderoso caballero es don dinero...
ResponElimina