No sé si será un vestigio ancestral de antiguas sociedades primitivas, o se tratará de algo actual y contemporáneo del ser humano. Me quedo con la duda, Pero lo cierto es que las personas continúan hoy, como antes, luchando por su sitio, por su lugar físico en nuestro mundo cotidiano. Y esto lo hacemos, como veremos, de una manera sutil y tal vez, inconsciente.
Todos tenemos nuestro sitio asignado (que nosotros mismos nos hemos asignado) en los lugares que frecuentamos. En nuestra casa, en el trabajo… si nos fijamos, veremos que siempre nos sentamos a comer en el mismo sitio; tenemos nuestro sillón, siempre el mismo, para ver la tele; nos acostamos en la cama siempre del mismo lado; vamos al trabajo transitando siempre por las mismas calles; si podemos, aparcamos el coche en el mismo lugar… En mi instituto, y supongo que esto pasará en todos los centros educativos, es curioso observar cómo en el patio cada rincón está “tomado” por un grupito de amigos, y este sitio se respeta religiosamente. En la sala de profesores, que es enorme, los profesores se sientan en un determinado rincón. Siempre el mismo. Yo he llegado a presenciar escenas que rozan lo kafkiano. Un profesor veterano (el año que viene se jubila) tiene por costumbre sentarse en el justo medio de la larguísima mesa que hay en el centro de la sala de profesores. Pues bien, la semana pasada llegó un profesor nuevo y se sentó en el sitio donde suele sentarse el susodicho profesor. Cuando llegó el profesor veterano y le vio allí, aun habiendo muchos asientos libres, le hizo levantar. Que aquel era su sitio, que se buscara otro que había muchos. Y aquel novel profesor medio turbado por la sorpresiva “orden” se levantó y se sentó en otro sitio. Increíble, pero cierto.
Estoy seguro que en este afán intrínseco de procurarnos nuestro rincón hay algo de atávico comportamiento. De remoto recuerdo en el subconsciente de nuestros antepasados. De aquéllos que luchaban por un espacio vital para la supervivencia. Y tal vez estas conductas sean un burdo e inútil residuo de aquellas pugnas primitivas entre seres humanos por el dominio territorial.
¿Os pasa eso? ¿Tenéis acotado vuestro territorio en los lugares que frecuentáis? Espero vuestros comentarios.
33 comentaris:
Pues no había caído en ello, en eso de tener nuestros "sitios", los únicos que tengo definidos son el lado de la cama para dormir y el lado del sofá para leer;es que soy un poco nómada. Saludos.
Recuerdos perdidos: Pues, aunque son pocos, ya tienes tus lugares preferidos que defendrás con uñas y dientes ¡a que sí!
Pues yo tb me siento en el mismo sitio para comer. Y en la cafetería en la que desayuno, tb. Y claro, si alguna vez llego y la mesa está ocupá, como que me sienta fatal la tostada...
jajaja
Pero yo creo que es porque nos hacemos a un sitio y es allí donde estamos cómodos.
No queremos cambiar porque ésa es otra: Nos gustan más bien poco los cambios.
:)
Besos, Miguel!!
Sí Miguel, esos lugares son de propiedad privada.
Lourdes, es cierto, al ser humano nos gusta la rutina, por eso creo que de vez en cuando hay que introducir algún cambio, ponerle un poco de salsa a los minutos.
Saludos.
Ante todo quiero pedirle disculpas x no responderle, pero por asuntos personales y familiares, he estado unos días algo alejada de los blogs, pero me iré poniendo al día, poco a poco. Yo pienso que el hombre lo hace todo x habitos, a mi me pasa q tengo mi lugar de sillón, el lado derecho de atras del auto etc etc, pienso que de cierta manera marcamos nuestro lugar buen fin de semana
Yo creo que hay un factor que actúa en este tema de los sitios que acostumbramos a ocupar. Es la seguridad que nos proporciona la rutina, el tener un punto de visión conocido. Nos hace sentirnos más seguros. Esto, sin embargo, puede extenderse al terreno de las ideas. Si necesitamos para sentirnos seguros un lugar en la mesa, en la cama, en la sala de profesores, etc, con las ideas pasa lo mismo y ello explica nuestra escasa variedad de reflexiones nuevas. Nos acostumbramos a lugares conocidos llamados tópicos y ellos nos proporcionan también seguridad. Estos tópicos ocupan espacio importante en la mentalidad social. Ante una época de grandes cambios que llegan a suscitar confusión, la masa social se aferra a lo de siempre, a lo sabido, a lo tradicional. La derecha política expresa esa necesidad del lugar conocido y el miedo al riesgo, a estar fuera de lugar, a la experimentación... Hay épocas innovadoras y épocas conservadoras. La transición política fue un estallido de juventud necesitada de cambio y se vivió con entusiasmo. Se quería cambiar el mundo totalmente. Al cabo de unas décadas, se está harto de no tener un lugar fijo y se vuelve a lo de siempre. Tememos el cambio. Necesitamos seguridad, sentarnos en el mismo sitio para ver el mundo del mismo modo. Un cordial saludo.
Miguel, es cierto que somos animales de costumbres y que nos cuesta cambiar de hábitos. La rutina nos da seguridad, nos habituamos a seguir el mismo camino, no variar el sitio en la mesa, comprar en las tiendas acostumbradas, incluso sentarnos en la misma fila en el cine. Un colega mío, ya jubilado por problemas de salud, muy a su pesar, soltero y cada vez más maniático e intransigente, se hizo famoso por lo rígido de sus costumbres. Una vez hizo algo parecido al caso que comentas, pero corregido y aumentado: se sentaba siempre en el mismo sitio a comer, nadie osaba quitárselo, hasta que un día una compañera lo hizo, lo que provocó que montara en cólera. De nada valieron primero las bromas y luego los intentos de apaciguamiento. Ni corto ni perezoso, retiró la silla a la compañera, lo que hizo que cayera al suelo. Sus amigos no sabíamos dónde meternos, fue un suceso bochornoso. Lejos de disculparse, teníamos que ser los demás quienes comprendiéramos su actitud porque conocíamos de sobra lo maniático que era con "su" sitio. Le aguantamos muchas más salidas de tono por el estilo, pero ésa es otra historia.
Los que tenemos nuestro blog también tenemos "nuestro" sitio, pero lejos de ser exclusivo y cerrado es un espacio rico y abierto que acoge a cuantos quienes quieren compartir pensamientos, experiencias e ideas. Nada de fijación, aunque sí cierta dependencia, al menos en mi caso. ¿Negativo? En absoluto, es un mundo fascinante en el que siempre encuentro estupendos escritos y gente maravillosa.
Un abrazo, colega. ¿Ya has puesto las notas? El mal trago de cada final de trimestre, qué poco me gusta evaluar...
Lourdes: Esto de sentarse en el mismo sitio a comer en el restaurante puede llegar a ser enfermizo. Pienso en la película "Mejor imposible" donde se veía esto con total crudeza. Sí, tenemos tendencia a salvaguardar nuestro sitio, pero si lo encontramos ocupado, pues nos tenemos que aguantar. Lo contrario es pasarse.
Recuerdos perdidos: Yo estoy convrncido de que en el fondo lo que buscamos es la seguridad de la rutina. El no cambio.
Nelita: Es muy probable que lo que estmeos haciendo es marcar nuestro territorio.
Joselu: Muy buena tu reflexión. Es posible, no lo había pensado antes, pero es muy probable que con las ideas nos pase lo mismo. ¡Qué miedo cambiar de ideas! lo seguro es seguir en mis trece y no aventurarme en ideas inovadoras que no sé exactamente a dónde me llevará.
Yolanda: Bueno, pues parece ser que tú también has sigo testigo de una "lucha" por el territorio. Esto, para mí tengo que es ahondar en una conducta que en el fondo carece de sentido y de motivación. Es algo totalmente irracional.
Hoy mismo, querida Yolanda, voy a poner las notas. Estoy revisando las libretas para redondear las notas, y ya mañana, las pongo.
Y Claro que sí, es algo inherente al ser humano creo yo.
Aunque yo estoy en otra búsqueda... en que mi sitio en el mundo sea mi ser interior, descubrirlo, habitarlo, y entonces no importa en que lugar físico me encuentre en el espacio, siempre estaré en mi propio lugar, el elegido, dentro mio.
Creo que esto del espacio propio tiene que ver con las rutinas que por repertirse hacen que uno se sienta mas tranquilo y seguro. Es como para calmar la cabeza y ese instinto primitivo del que tu hablas.
Besos
la verdad que no tengo mi sitio.......siempre ando cambiando las cosas de lugar!!
hoy desayuno en la mesa grande y mañana puedo en la chiquita...
hoy almuerzo en la punta de la mesa y mañana hago un picnic en el suelo!!!! jajajajaj
besossssssssss
No me considero maniático en lo de los sitios y, de hecho, intento incluso cambiar de vez en cuando para no resultar tan 'previsible'. Sin embargo, es cierto lo que cuentas de la sala de profes; en mi centro, donde hay muchos menos asientos que profes (parece el juego ese de la silla y la música...) no está institucionalizado el asiento personal, pero sí que hay zonas en las que se agrupan los focos de interés y en las que se cuecen las confabulaciones ;-)))
Miriam: Es verdad, buscar ese sitio interior debe ser una prioridad, así no importa el sitio físico donde estés.
Adrisol: Pues normalmente la gente hace al revés, siempre come en el mismo sitio de la mesa. A lo mejor es que eres muy poco rutinaria. O que te sientes muy segura de ti mismo.
Antonio: Es cierto, hay zonas en un instituto que son hasta peligrosas, porque allí anidan las confabulaciones.
sí, todos tenemos como nuestro espacio vital, nuestro rincón preferido, nuestro lugar ideal. un abrazo.
Fernado: Efectivamente, todos tenemos nuestro espacio, que defendemos con uñas y dientes a veces.
Miguel:
Tienes mucha razón, nunca lo he llegado a reflexionar, pero efectivamente, tienes razón, porque siempre vamos cada uno a nuestro sitio ¿será que vamos a ese lugar inconscientemente? ¿o porque no nos gustan los cambios? a mí, personalmente, los cambios me trastocan un poco, hasta que vuelvo a habituarme, me lleva mi tiempo.
Un beso.
Tienes toda la razón. Ignoro el porqué, pero es así. Yo no llego al extremo del profesor jubilado, pero cuando alguien ocupa mi espacio, me siento muy incómodo...
Interesante reflexión, Miguel
María: Yo pienso que una de las causas es precisamente la búsqueda de seguridad, porque lo nuevo siempre nos da algo de inseguridad.
Luís Antonio: En el fondo a todos nos molesta que alguien ocupe "nuestro" espacio.
vaya, pues... no me había parado a pensar, pero tienes razón, todos buscamos nuestro sitio y tenemos un sitio fijo para cada cosa, y si me paro a pensar es totalmente cierto, siempre voy al trabajo por las mismas calles, como en la misma silla, me siento en el mismo lado del sofá, duermo en el mismo lado de la cama....
Besines
Ahora que lo dices, qué absurdo suena!
Supongo que es el querer dominar todo a nuestro alrededor, la seguridad que eso nos produce, la rutina... no sé...
Besos!
Vane: Si es que en el fondo somos animal de costumbres...
Toda la razón MIGUEL,
y la verdad es que nunca había reflexionado sobre ello. Aunque yo soy da las ácratas en cuanto a orden, por ejemplo en la cama desde luego tengo mi sitio, en la mesa casi siempre también y digo casi siempre, porque como comemos a horarios distintos, en ocasiones los lugares desaparecen.
Para le resto de las cosas que suelo hacer, ya no recuerdo tener adjudicado espacio alguno. En general, no me cuesta nada adaptarme a los cambios y sí que me llama la atención el episodio que narras de tu compañero veterano, que me parece como tu dices kafkiano, ese exceso de celo en la protección de lo propio, en ese caso no creo que sea cuestión de sentirse seguro allí, sino una rareza de la edad, de otro modo no tiene explicación.
El ser humano tenemos un sentido de la posesión extremadamente exagerado, hasta el punto, de nublarnos la cordura.
Muchos besos Miguel.
La respuesta es sí. Y como a ti, es una respuesta que lleva implícita la curiosidad de alguna que otra pregunta relacionada con su origen. Yo apostaría por que fuera una cuestión arcana y ancestral, Miguel.
Amigo, en mis clases de francés e inglés la gente toma los asientos como suyos propios y cuando te sientas en un sitio diferente parece que cometas sacrilegio... En fin, que somos muy rutinarios y cómodos, cosa que ya he tratado en algún post y tú vuelves a plantear aquí de forma muy brillante.
Un abrazo.
Cris: Yo creo que es más que nada seguridad lo que buscamos al actuar así.
María: Por lo que cuentas, pienso que tú eres de una manera de ser muy libre, que no estás sometida a rutinas ni normas artificiosas. Lo tuyo es la libertad, el vivir el ahora. Segura de ti mismo siempre.
Raúl: Yo estoy convencido de ello. Una conducta que tiene su razón de ser en los modos primitivos cuando se luchaba por un espacio vital.
Chiriveque: Así que ya habías tratado esto en un post... bueno, veo que coincidimos en algunos temas. Y veo que en el fondo estmos de acuerdo con las argumentaciones.
Gracias, gracias, gracias,... Miguel.
Pero no corras, que el lunes todavía no estará en las librerías. A día de hoy, sólo está disponible en preventa en la web de la editorial; éste es el enlace: http://editorespolicarbonados.blogspot.com/2010/03/elefantiasis.html
Para poder tocarlo físicamente, nos tendremos que esperar algo menos de una semana.
Y sí, claro, la presentación en Castellón es en Argot el día 16 de abril. Posteriormente, en mayo, haremos una en Benicàssim.
Si no lo has hecho aún, te invito, Miguel, a visitar la web promocional del libro.
Un abrazo, y lo dicho, muchas gracias por tu interés.
www.libroelefantiasis.com
Ay, amigo mío, tocas un tema clave en el comportamiento de los seres animados, entre ellos el ser humano. El control del territorio, el sentido del espacio de pertenencia, el lugar de vida, el entorno ensimismado, el ámbito apropiado... cualquier concepto sirve para identificar lo mucho que representa para la persona la identificación con un espacio determinado. Consciente o inconscientemente la vida humana se asocia a lugares que quedan marcados en la memoria y que se traducen en comportamiento por muy irracional que parezca. Es un factor primordial de identificación. Darwin lo analizó muy bien hasta el punto de que llegó a la conclusión de que es imposible entender la evolución de las especies al margen del ámbito donde esa evolución se desarrolla. Porque, ¿qué seriamos sin espacio y sin tiempo?. Un abrazo
Raúl: Ya he visitado la web promocional del libro, y me ha parecido muy interesante. Por eso quería ser de los primeros en tener el libro. Bueno, me esperaré unos días. A ver si tengo tiempo y voy a la presentación del libro.
Fernando Manero: Muy bueno tu comentario. De esos que enriquecen los blogs. Gracias.
Pues pensándolo es verdad y en el centro donde estudio, un día llegue mas tarde y se sentó otra persona y confieso que no me gusto nada, aunque no le hice levantarse...que curioso pensando el porque de este comportamiento...puede ser que como nuestros antepasados primitivos eran nómadas, anhelamos tener nuestro espacio y conservarlo...muy interesante entrada, besitoss muy cariñosos...
Arwen: Pues quizás sea eso, que nuestros antepasados nómadas luchaban por un sitio y aún hoy nos quedan restos de ello.
POr supuesto que me pasa! En mi casa tengo mi sofá, en la sala de profesores tengo mi silla también (aunque si me la quitan no me importa, claro), en el bar de siempre me gusta sentarme en un sitio determinado...
Yo creo que son rutinas que nos ayudan a crear nuestra propia realidad y nuestro mundo.
Un beso
Cactus girl: Es que en el fondo somos animales de rutina. Y esto nos da seguridad.
Pues no había reparado así de seriamente en ello,pero ahora que lo dices...
Sí, creo que sí tengo mis sitios y dificil es desacostumbrarme de ellos.
Lo de vestigios del pasado,me parece que puede ser cierto.Esas luchas por prevalecer,por existir tomando posesión de lugares y objetos que identificasen al individuo,puede que siga anclado en nuestra mente,sin ni siquiera saberlo.
Hasta que alguien como tú,nos hace pensar,claro está.
Yo debo ser,ahora que lo pienso,muy primitiva,pues tengo todo eso que dices,bien arraigado:
Mi sofá,mi lado para dormir, mi postura determinada para ver la tele,el orden de mis cosas, mi puesto en la mesa...
Uffff, sí que es cierto,sí...
¿Habré hecho yo alguna vez,sin darme cuenta,lo de este profesor a punto de jubilarse?
...Voy a pensarlo...
Besos.
Marinel: No creo que hayas llegado al exrtremo de mi colega, pero estoy seguro que tú, como yo, te encontrarás más segura en "tus" sitios.
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