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Elogio del silencio

Hoy me he propuesto no hablar de nada. Aunque la pantalla del ordenador, limpia y virginal, me incite con su pálido silencio a escribir, no pienso decir nada. Y no es que no tenga nada que contar, sino todo lo contrario. Tantas historias, tantas emociones, tantos sentimientos, tantos deseos de compartirlos con vosotros, que hoy, sentado frente al ordenador, he decidido no expresar nada. Será rebeldía. No, no puedo oponerme a nada porque a nada me enfrento. Sin embargo, nada me hará hablar hoy. Tal vez mañana. Hoy no. Hoy quiero compartir con alguien mi silencio. ¡Cuantas cosas pueden llegar a decirse callando! ¡cuánta desazón puede provocar un silencio roto por unas zafias palabras!. Callemos, pues. Disimulemos nuestro pensameniento con un sigiloso y pudoroso silencio. Hoy no digo nada. Me guardo celosamente para mí mis pensamientos. Que nadie sepa que soy feliz. Que nadie me pregunte nada porque nada sé. Hoy quiero callar rotundamente y ser firmemente feliz. Una voz agorera me dirá: "¡egoista!" y yo no le contestaré. Callaré. Y seré feliz.

2 comentaris:

Ana Ovando ha dit...

Tus palabras nunca sobran, no nos las escatimes, aunque respetaremos tu silencio, si es feliz, como el que describes.

Anònim ha dit...

D'acord! Moltes vegades és millor callar. Els silencis també es consideren "comunicació". Callar no sempre significa "no dir res". Un silenci, conscient, sempre sol dir més d'una paraula.

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