Cuenta esta verdadera historia que andaba don Quijote sumido en los negocios propios que su oficio de bloggero andante le requería, con su ordenador conectado, sumido en sus industrias, tomando atención y prestando crédito a todo cuanto de su fértil y feliz pantalla surgía, que ansí de este modo, desatendía los cuidados que su fiel escudero Sancho Panza le ofrecía. En viendo Sancho de esta guisa a su señor, acertó a decirle:
-Mire vuestra merced que hace mal en enfrascarse en las lecturas de este diabólico aparato. No he de ser yo, que en razón a mi condición de escudero, no dispongo de la habilitación necesaria ni la debida enjundia para trajinar por estos mundos cibernéticos, quien vede este ejercicio fruto sin ninguna duda del ingenio de mi señor don Quijote, pero sí será bien advertirle que los encantadores que nos persiguen a buen seguro que habitan en su interior, y que no es otra su intención que la de reblandecer los sesos de vuestra merced, y guiar malamente la voluntad a facer desatinos y cubrir el entendimiento de turbios pareceres.
-Calla, Sancho hermano- respondió don Quijote- las personas necias como tú, has de saber que disponen de muy pocas luces para entablar diálogo alguno con un caballero bloggero andante. Tus esmeros distan mucho de ser sensatos a la vista de lo que dices. Nada temas, Sancho amigo, como ya te referí en el día de ayer, ten por seguro que tu condado en la ínsula, es más que seguro que lo habrás. Ten por ciertas mis pesquisas, y por último, aviva el ánimo, que te será menester que lo hayas para tan regia encomienda.
-¿Eso dicen los destellos de esta pantalla?-dijo Sancho Panza- ¿tan preclaro lo advierte esta ventana luminosa que no parece sino la boca de entrada a una gruta como la malhadada Cueva de Montesinos de infausto y ambiguo recuerdo?
-Si no fuera porque no sabes leer-respondió don Quijote- te daría a leer estos fructíferos y amables blogs que surgen del recto discernimiento de otros bloggeros andantes, que los hay, y en cantidades y calidades tan ciertas y respetables que nuestro padre don Miguel los tuviera como propios.
-¿Hablan, pues, -dijo Sancho Panza- de condados y de imperios estos blogs que vuesa merced tiene por venturosos y dulcísimos? Porque si desta manera fuera, a fe mía le preguntara si algo sabían estos blogs de mi ínsula Barataria que la tengo muy desasistida y temo por la suerte della y de mi condado.
-Las correrías de estos últimos meses-respondió don Quijote- te han sorbido los sesos, Sancho amigo. Ni los gigantes con quien mantuve desigual batalla, que tú tenías por molinos de viento, ni los castillos encantados, que decías ventas, ni el manteamiento que sufriste, ni la terrible aventura del batán, ni tantas otras, han hecho que tus ojos se abrieran y miraran la realidad. Y es de ello consecuencia que nada sepas del mundo de los blogeros andantes, porque si lo supieras, yo te digo por el Dios que me sustenta, que de buen grado bajaras de tu jumento de un brinco y clamaras por saber de los blogs y de las enseñanzas que dellos se derivan. Escucha, Sancho hermano, yo te digo que estamos en fechas cercanas al día mundial de la paz. Aquí en este post que acabo de leer lo recuerda. Y en todo el mundo es de razón y de buen tino que los reyes y emperadores que en el orbe haya dejen sus trifulcas y la fuerza de las armas y abran sus corazones y lancen palomas al vuelo, y que los hombres y mujeres se den la mano, y que haya paz en todas las tierras y en todos los mares. Ansí en las cristianas, como en tierra de moros, o en aquellas que hubiera allende los mares. La paz ha de ser, Sancho bueno, hoy y siempre, la manera sana y justa de solventar las razones gravosas de este mundo tan dispar. Sancho, en diciendo esto, me han entrado ganas de darte un abrazo.
Y diciendo y haciendo, nuestro singular blogero andante ciñó el rechoncho cuerpo de su escudero con sus brazos al tiempo que los de éste hicieron lo propio con el cuerpo de don Quijote. Y de esta cálida y pacífica manera acabó este episodio con el propósito de continuar con sus aventuras en próximos posts.
-Mire vuestra merced que hace mal en enfrascarse en las lecturas de este diabólico aparato. No he de ser yo, que en razón a mi condición de escudero, no dispongo de la habilitación necesaria ni la debida enjundia para trajinar por estos mundos cibernéticos, quien vede este ejercicio fruto sin ninguna duda del ingenio de mi señor don Quijote, pero sí será bien advertirle que los encantadores que nos persiguen a buen seguro que habitan en su interior, y que no es otra su intención que la de reblandecer los sesos de vuestra merced, y guiar malamente la voluntad a facer desatinos y cubrir el entendimiento de turbios pareceres.
-Calla, Sancho hermano- respondió don Quijote- las personas necias como tú, has de saber que disponen de muy pocas luces para entablar diálogo alguno con un caballero bloggero andante. Tus esmeros distan mucho de ser sensatos a la vista de lo que dices. Nada temas, Sancho amigo, como ya te referí en el día de ayer, ten por seguro que tu condado en la ínsula, es más que seguro que lo habrás. Ten por ciertas mis pesquisas, y por último, aviva el ánimo, que te será menester que lo hayas para tan regia encomienda.
-¿Eso dicen los destellos de esta pantalla?-dijo Sancho Panza- ¿tan preclaro lo advierte esta ventana luminosa que no parece sino la boca de entrada a una gruta como la malhadada Cueva de Montesinos de infausto y ambiguo recuerdo?
-Si no fuera porque no sabes leer-respondió don Quijote- te daría a leer estos fructíferos y amables blogs que surgen del recto discernimiento de otros bloggeros andantes, que los hay, y en cantidades y calidades tan ciertas y respetables que nuestro padre don Miguel los tuviera como propios.
-¿Hablan, pues, -dijo Sancho Panza- de condados y de imperios estos blogs que vuesa merced tiene por venturosos y dulcísimos? Porque si desta manera fuera, a fe mía le preguntara si algo sabían estos blogs de mi ínsula Barataria que la tengo muy desasistida y temo por la suerte della y de mi condado.
-Las correrías de estos últimos meses-respondió don Quijote- te han sorbido los sesos, Sancho amigo. Ni los gigantes con quien mantuve desigual batalla, que tú tenías por molinos de viento, ni los castillos encantados, que decías ventas, ni el manteamiento que sufriste, ni la terrible aventura del batán, ni tantas otras, han hecho que tus ojos se abrieran y miraran la realidad. Y es de ello consecuencia que nada sepas del mundo de los blogeros andantes, porque si lo supieras, yo te digo por el Dios que me sustenta, que de buen grado bajaras de tu jumento de un brinco y clamaras por saber de los blogs y de las enseñanzas que dellos se derivan. Escucha, Sancho hermano, yo te digo que estamos en fechas cercanas al día mundial de la paz. Aquí en este post que acabo de leer lo recuerda. Y en todo el mundo es de razón y de buen tino que los reyes y emperadores que en el orbe haya dejen sus trifulcas y la fuerza de las armas y abran sus corazones y lancen palomas al vuelo, y que los hombres y mujeres se den la mano, y que haya paz en todas las tierras y en todos los mares. Ansí en las cristianas, como en tierra de moros, o en aquellas que hubiera allende los mares. La paz ha de ser, Sancho bueno, hoy y siempre, la manera sana y justa de solventar las razones gravosas de este mundo tan dispar. Sancho, en diciendo esto, me han entrado ganas de darte un abrazo.
Y diciendo y haciendo, nuestro singular blogero andante ciñó el rechoncho cuerpo de su escudero con sus brazos al tiempo que los de éste hicieron lo propio con el cuerpo de don Quijote. Y de esta cálida y pacífica manera acabó este episodio con el propósito de continuar con sus aventuras en próximos posts.