Estamos a mediados de septiembre. Son las primeras horas de la tarde. El cielo se ha vuelto plomizo. Un viento fresco y huidizo ha desgarrado las pugnaces nubes que tapan el sol. La gente camina presurosa por la calle. Un aire ceniciento desgreña los cabellos y eriza el vello. Los viandantes corren raudos en busca de refugio. Se avecina tormenta.
Yo, detrás de los cristales del balcón de mi apartamento, miro la mar. Olas ocres y crispadas revientan en furioso blanco inmaculado frente a la orilla desierta.
Todos los años, lo mismo. El verano, casi sin darnos cuenta, se va diluyendo poco a poco para dejar paso a la nueva estación.
Una tormenta como la que se esta fraguando hoy es la señal. Después ya nada será igual. El otoño, despacito y sin hacer demasiado ruido, se introducirá en nuestro paisaje.
Es un tiempo de cambio. Esta misma semana haremos las maletas y volveremos a Castellón. Ha sido un verano provechoso, luminoso y amable. Nuestro apartamento se quedará otra vez solo. Frío y gris. A la espera de las primeras acometidas del próximo verano.
En Castellón ya hay mucha gente. Prácticamente todos han regresado o se irán antes de que se acabe el mes de septiembre. Benicàssim, nuestro querido pueblo de veraneo, se está quedando vacío.
El ayuntamiento de Castellón, como todos los años, preparará sus festejos de vuelta a la ciudad. La ciudad recuperará la población que había salido en junio hacia la playa.
Es la costumbre en estas tierras levantinas. Castellón, con la llegada del verano, asiste al éxodo hacia la cercana costa playera; y ahora que estas voluptuosas nubes con su metálica textura amenazan con desplegar una tupida cortina de lluvia sobre la despoblada playa, uno piensa que ha llegado al final. El veraneo se ha acabado.
Y mientras escribo estas letras, unas rabiosas gotas de lluvia empiezan a caer atropelladamente sobre la playa…
Yo, detrás de los cristales del balcón de mi apartamento, miro la mar. Olas ocres y crispadas revientan en furioso blanco inmaculado frente a la orilla desierta.
Todos los años, lo mismo. El verano, casi sin darnos cuenta, se va diluyendo poco a poco para dejar paso a la nueva estación.
Una tormenta como la que se esta fraguando hoy es la señal. Después ya nada será igual. El otoño, despacito y sin hacer demasiado ruido, se introducirá en nuestro paisaje.
Es un tiempo de cambio. Esta misma semana haremos las maletas y volveremos a Castellón. Ha sido un verano provechoso, luminoso y amable. Nuestro apartamento se quedará otra vez solo. Frío y gris. A la espera de las primeras acometidas del próximo verano.
En Castellón ya hay mucha gente. Prácticamente todos han regresado o se irán antes de que se acabe el mes de septiembre. Benicàssim, nuestro querido pueblo de veraneo, se está quedando vacío.
El ayuntamiento de Castellón, como todos los años, preparará sus festejos de vuelta a la ciudad. La ciudad recuperará la población que había salido en junio hacia la playa.
Es la costumbre en estas tierras levantinas. Castellón, con la llegada del verano, asiste al éxodo hacia la cercana costa playera; y ahora que estas voluptuosas nubes con su metálica textura amenazan con desplegar una tupida cortina de lluvia sobre la despoblada playa, uno piensa que ha llegado al final. El veraneo se ha acabado.
Y mientras escribo estas letras, unas rabiosas gotas de lluvia empiezan a caer atropelladamente sobre la playa…
28 comentaris:
Un post-escena, momento, instante de un cambio, de un traslado a la vida cotidiana. Afortunado tú de tener esta dualidad Benicassim-Castellón. Haces vacaciones como los antiguos señores. Hasta mediados de septiembre. Te envidio sanamente. Muy hermosa la descripción de la llegada del otoño. Ahora de vuelta a casa a seguir con esas buena vibraciones. Un cordial saludo.
Bueno, Miguel, que inspiración. Se nota que eres una persona leída y que sabe que escribir es algo más que poner una palabra detrás de la otra.
Un abrazo y a disfrutar del otoño
otra etapa del año...
habiendo disfrutado cómo nos has dicho de todo el verano, sólo ahora,deberás adaptarte al otoño!!
aquí comenzamos la primavera y ya se siente la brisa cálida...
un abrazo, amigo
En estas tierras somos todos un poco como Jano, con esas dos caras de invierno y verano, esperando que las tormentas marquen el tránsito de la paz estival a la guerra mundana.
poco a poco el otoño se va metiendo en nuestras vidas y lo va cambiando todo
Besitos
Me gusta la lluvia a gotones
Joselu: Me ha divertido eso de que hago vacaciones "como los antiguos señores". Y es que es verdad. Eso que hacemos en Castellón no son sino reminiscencias, burguesas, eso sí, de aquella antigua nobleza valenciana.
Chiriveque: Gracias por tus halagos, esto siempre se agradece.
Adrisol: Aquí vamos al revés que allà en tu país... nosotros ya sentimos el olor ocre a otoño y vosotros estáis ya viendo cómo florece el paisaje.
Antonio: Es verdad, Toni, Jano reina en nuestras tierras. Dos caras. Dos maneras de vivir. Dos residencias...
Vane: Sí, el tiempo nos cambia, nos dicta nuestras vidas y nuestros humores.
Ramón de Mielina: A mí, lo confieso, también me gusta esta explosión de gotas atormentadas.
Bueno pues nada de vuelta. Dicen que todo lo bueno se acaba, pero las vacaciones por suerte vienen cada 365 días.
Así que volveremos a casa, pero lo pasaremos igual de bien, con o sin veranos, con o sin lluvia. Siempre hay buenos momentos en cualquier esquina y lugar.
Besos y abrazos
mmm ya echo de menos al verano. El otoño no está mal, pero con las lluvias se vuelve muy pesado. Un abrazo.
¡¡Cachis, Miguel!!
Por una vez, os ha llegado a vosotros el otoño y la lluvia, antes que a nosotros, aquí en Galicia.
Tu entrada, transmite ese regustillo tristón y melancólico que acompaña al otoño.
Yo extraño muchísimo la luz, el sol y la vida que acompaña al verano y se nos va cuando llega el otoño.
Cada estación es verdad que tiene su encanto, pero cuando "la morriña" ataca, es que no tiene piedad...
Y después esas tardes interminables de lluvia...
Me hace gracia vuestro traslado veraniego, de una ciudad a otra, sois como los pájaros que emigráis para volver, sólo que en vez de en la primavera, vosotros emigráis en verano...
¡¡Feliz otoño en Catellón, Miguel!
Montón de besos para ti y la familia
P.D. ¿Ya no asoma la naricilla Marta? :-)
La Vero: Pues sí. A esperar las próximas vacaciones, porque esto no hay quien lo pare; a esperar, que dentro de un año (bueno, un poco menos) nos acoja el verano siguiente, pero a mí no me disgusta el otoño, también tiene su aquel.
Fernando: En Castellón hay un refrán que dice "A l'estiu tot lo món viu!" ("En el verano todo el mundo vive") y es verdad, aunque todas las estaciones tienen sus cosillas, el verano parece que sea la estación del estallido de la vida.
María: Pues sí, querida María, el otoño ha asomado sus narices por aquí y nos echa del lugar de veraneo. Nos vamos a la otra casa, a la de Castellón, a invernar. Es esta una cara costumbre que tenemos los de aquí. Dos viviendas, una para el calor y otra para el frío. Ya sé que hay mucha gente que no comprende esta costumbre y menos si tenemos en cuenta que nuestra casa de Castellón está a cinco kilómetros de la playa, pero qué se le va hacer...
Por cierto, Marta se ha autoexcluído de la blogosfera porque está inmersa en la preparación del doctorado y no puede atender a todos los amigos y amigas blogeros. No sé si cuando se vea un poco más aliviada de trabajo se volverá a reincorporar a este mundo de los blogs.
Es estupendo esto de disfrutar de la playa hasta las mismas puertas del otoño. Creo que sí, que esa lluvia primera, que sorprende tanto, es el primer aviso de un tiempo diferente. A este tiempo intermedio los chinos le llaman la quinta estación, porque realmente no es ni verano ni otoño. Un abrazo, colega.
Si Miguel, es tiempo de cambios aquí también...
Allí se acerca el otoño y aquí hoy comenzó la primavera. Lentamente el calorcito comienza a calentarnos el alma y las mañanas comienzan mas temprano...
Es el ciclo de la vida, las estaciones en la tierra y en nuestro cuerpo... van pasando de uno a otro sin que lo notemos muchas veces...
Aprovechemos cada minuto y cada estación, cada una de ellas tiene su encanto...
Besos y gracias por acompañarme en mi proyecto, como dijiste fué un éxito.
Clares: Me apunto esto de la quinta estación. Los chinos es que ven las cosas de una manera diferente a los occidentales. Es verdad. Hay entre una estación y la subsiguiente un período o vacío de poder que no corresponde a nadie. Y ahora, desde hoy, ya sé que esto es la quinta estación.
Miriam: ¡Qué alegría! así que la represwentación fue un éxito. Me alegro. Feliz primavera.
Preciosa la entrada Miguel, me he dejado llevar por esas palabras que nos introducen en una nueva estación que porque no, tambien tiene su belleza con esa placidez viendo caer las hojas y como cambian de color en esos hermosos arboles de nuestros parques en nuestra ciudad...gracias por estas entradas tan bellas y llenas de esa armonia que reina en tu alma y en tu blog, besitossss con cariñoooo
No se si aceptaras premios pero en mi blog he puesto varios para mis seguidores...
http://premiosdearwen.blogspot.com/
Arwen: El otoño también tiene sus cositas, por eso yo nunca miro el término del verano con tristeza.
Bienvenido sea el otoño.
Cada estación tiene su parte buena y su parte mala. Ahora anochece antes, pero la realidad es que me encantan esas estampas que nos dejan los días grises.
También echaba de menos poder dormir arropada.
Un abrazo.
Perséfone: Pues sí, como tú dices cada estación, tiene sus cosas buenas, pero no había caído en este placer de "dormir arropada"...
¿Y ahora qué te digo yo? QUe eres un artista y te admiro por tu manera de escribir ...o ¿suena muy tópico?
Por la Lune también a llovido estos días.
Pues sí, Miguel, se acabó el verano y hay que volver al tajo, pero tu veraneo ha sido de lujo y has hecho muy bien en disfrutarlo a tope. Qué manera tan suave y poética de despedirte de tu apartamento y de tu estancia en la playa, qué texto tan bonito... El otoño se va colando poco a poco en nuestras vidas, llega otra vez con su tiempo variable, sus lluvias, sus días más cortos, sus mañanas y noches frescas. Es tiempo de cambio, de preparar el largo invierno. Invita más al recogimiento y la intimidad, que tienen mucho encanto. Al otro lado de la pantalla hay muchas personas maravillosas, como tú, para acompañarnos en estos meses que no deberían ser grises, sino dorados por las hojas que tapizan el suelo.
Un abrazo, colega.
Esteher: Gracias por tus palabras. Sí, ya sé que en la luna también llueve, y los bohemios y bohemias que pasean por ella se dejan mojar por las gotas celestes...
Yolanda: Tus palabras son un regalo para mí. El verano se ha acabado, pero otra vez viene el otoño a nosotros, que tiene cosas maravillosas también. El curso ya ha arrancado con fuerza y me siento con ganas renovadas.
Todo se acaba.El clima enseña sabiamente que hemos de ir hacéndonos a la idea de que los meses de asueto,al menos en apariencia,se alejan...
Ese cielo plomizo,parece llorar también al compás de nuestras lágrimas internas,que no queriendo desbordarse en las ventanas del rostro,se quedan cobijaditas en un rincón del corazón.
Ocurre,que este año,el llanto celestial,ha sido copioso,quiza,pienso yo...
Una rabieta al despedirse del sol fulgurante del estío...
Besos.
Hola, Miguel. Venía a agradecerte tu comentario en mi blog y a darme un paseo por el tuyo. Aunque bueno, ya he visto que tienes media docena.. jajaja
Puede parecer triste cuando se acaba el verano, pero el otoño tb está genial, sabes? Aunque parezca que es de tono más mate y menos brillante...
A mi es que me gusta mucho el otoño. Pero en Granada casi ni existe. Pasamos de asarnos de calor a helarnos de frío...
jeje
Un beso!
Holaaa Miguel,
Me da cierta pena que dejes el mar atrás...Seguro que la nueva estación traerá muchas cosas lindas y llenas de magia.
La melancolía y la lluvia traen una combinación "distinta" de sentir. (perdona este lío de palabras)
Apuesto por lo bonito que está por llegar.
Abrazotes enormes y cariñosos para ti, Marta & toda la family.
Marinel: Bellas palabras en tu comentario. El "llanto celestial" siempre es bien recibido, después de una estación es bonito reencontrarse con otra.
Lourdes: Pues aquí el otoño se alarga hasta casi, casi diciembre. Es lo que tiene este clima levantino.
Lujo: Yo nunca dejo del todo el mar, Lujo. Siempre está en mi mente. Me he criado en el mar y siempre que puedo vuelvo a él. Por cierto, Marta estará un tiempo sin entrar en el mundo bloguero porque está muy metida en su tesis doctoral y no puede dedicarse a los blogs. Un saludo de su parte.
¿Qué tiempo os está haciendo estos últimos días por Castellón? por aquí, por Castilla está haciendo buenísimo, parece que el verano no quiere alejarse, aunque ya estamos en Septiembre, el comienzo del curso escolar, de la vuelta al trabajo, de la normalidad, de seguir nuestras costumbres, el regreso a la rutina de siempre.
Te deseo un feliz regreso, y buenas vibraciones.
Un beso.
María: Gracias por tu comentario María. Aquí el tiempo aún no podemos decir que es del todo otoñal, pero ya no es veraniego, y por lo tanto, la playa la dejaremos para el año que viene Dios mediante.
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