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Abrir puertas, cerrar puertas.


Hace unos días venía yo del instituto y acababa de aparcar el coche en mi garaje. Al subir las escaleras que conducen a la puerta de salida a la calle, me encontré con un señor mayor que con paso cansino iba subiendo las escaleras. Yo, mucho más ágil que él por razón de edad, le alcancé y le dije que yo le abriría la puerta. El se me quedó mirando con parsimonia y se apartó para dejarme pasar. Y cuando estaba a su altura me dijo: “abra usted la puerta que yo la cerraré”. Yo le dije que sí, que me parecía bien. Y no le di más importancia a lo que me acababa decir aquel hombre octogenario. Y mientras yo abría la puerta y la luz del sol inundaba la escalera del garaje, aquel anciano me espetó esta lapidaria sentencia: “Lo que estamos haciendo tiene una gran simbología. Usted, que aún es joven, todavía está en la edad de abrir puertas. Yo, que ya soy viejo, he abierto muchas puertas a lo largo de mi vida, y ahora es más propio de mi edad, ir cerrando puertas.”
Sonreí, y le dije que no. Que él aún tenía muchas puertas que abrir. Y sin mediar respuesta dejé a aquel viejo cerrando afanosamente la puerta del garaje.
Y me fui pensando que aquel viejo me había abierto la puerta de mis pensamientos. Era cierto aquello que dijo. Los jóvenes tienen ansias por emprender y comenzar proyectos de vida. Y en la senectud de la vida las cosas se ven de modo distinto. Es como un colofón, donde las personas se aplican en dejar todo sellado y a buen recaudo.

30 comentaris:

Esther ha dit...

Es curioso el suceso y sin duda es una muestra más del respeto que merecen los mayores.

Y sinceramente da mucho que reflexionar, es cierto nosotros abrimos puertas y puertas, y es hermoso comenzar mil cosas y esforzarse por sacarlas a delante. Pero también debe de dibujar sonrisas ir cerrándolas y ver que continuarán vivas o que se cerraron bien.

Además esto es una muestra más de que si queremos la vida nos invita continuamente a la reflexión y depende de nosotros: mirar a otro lado,lanzarse al mar o aplazarlo.

El rincón de Chiriveque ha dit...

Precioso Miguel, es una metáfora muy bonita, muy propia de las sabias personas de la tercera edad. Un abrazo y sigue así.

Lourdes ha dit...

Pues mira, va a ser cierto. Cuando somos jóvenes, todo lo emprendemos con entusiasmo, y vamos abriendo cosas por aquí, por allí; puertas a proyectos, a ideas...
Pero conforme cumplimos años, esas puertas intentamos cerrarlas, para conseguir terminar etapas y no dejar nada a medias, sin terminar.

Besos, Miguel!

cactus girl ha dit...

Es bastante interesante el suceso y el símil. Pero yo no quiero perder la esperanza de poder seguir abriendo puertas siempre, hasta que se cierren solas.

Un abrazo

Anònim ha dit...

que reflexión mas profunda para hoy!
propia de la experiencia que dan los años...

gracias por compartir!!

abrazos

Anònim ha dit...

vaya... que bueno lo de este señor, nunca me habría parado a pensar a cerca de algo como abrir y cerrar puertas y supongo que de algún modo tiene razón
Besitos

Sarashina ha dit...

Mi padre utilizaba otro símil, el de las maletas, quizás porque era un viajero incansable. Una vez le propuse que iniciáramos una investigación, porque él andaba por los archivos buscando documentación del siglo XVII, y me dijo que él ya lo que hacía era ir cerrando maletas, que ya no podía preparar maletas nuevas que no le daría tiempo a llenar. Entonces tenía setenta y cinco años, y murió con ochenta y seis, pero tenía razón, para él era el tiempo de ir cerrando maletas. Creo que concebía la vida como un viaje del que uno se lleva todo lo valioso que ha elaborado en unas cuantas maletas. Pero ya ves, al final siempre nos las dejamos en la estación.

Miguel ha dit...

Esther: Totalmente de acuerdo contigo. Debe proporcionar mucha satisfacción ver que aquellas puertas que se cierran están llenas de buenas acciones.

Chiriveque: Las personas ancianas son venerables. Cada día estoy más convencido de ello.

Lourdes: Así es, nos pasamos la vida, de jóvenes abriendo puertas, y llega un momento en el que tenemos la necesidad de ir sellando proyectos.

Cactus girl: Sí, también existe la posibilidad de llegar a viejo con la intención de seguir abriendo puertas, y de comenzar nuevos proyectos, pero creo que estos cosos son los menos.

Adrisol: Sí, los años nos dan experiencia y sensatez, de ahí que queramos sensatamente ir atando los proyectos que durante la vida iniciamos.

Vane: Yo le doy la razón, lo que no sé es cuando aparece en el ser humano está sensación de ir cerrando puertas, supongo que dependerá de cada persona.

Clares: También es un bonito símil el de las maletas, pero creo que aún tiene mayor fuerza sugestiva porque parece que se está cerrando la maleta para iniciar un viaje, tal vez el definitivo.

Fernando Manero ha dit...

Pues no debiera ser así. Cualquier edad es buena para abrir puertas que dejen entrar el sol y refresquen el ambiente. Me sorprendería que personas como Francisco Ayala, José Luis Sampedro o Miguel Delibes hubieran reaccionado como el octogenario del relato. Hiciste bien, Miguel, en abrir la puerta, aunque quizá él no entendió bien el mensaje.

Marinel ha dit...

Me da la sensación de que ese hombre es muy sabio,supo abrir tus neuronas para que pensases en lo que decía como quien dice que llueve...
El ansia desmedida de la juventud por abarcarlo todo,se tiñe de responsabilidad con los años,provocando una necesidad vital de ir atando cabos sueltos.
Es como si quisiésemos dejar nuestro paso por la vida bien resuelto...
¿Será que en el fondo creemos que tendremos que dar explicaciones?
Me gustó mucho esta reflexión.
Besos.

Un par de neuronas... ha dit...

El anciano, que no viejo, tenía razón y mucho conocimiento. Los que a mí me dan que pensar son los que cierran la puerta cuando tienen mucha vida por delante y su creación y lo que dejarán en este mundo es, sino bien poco, bastante malo. Me refiero a la gente improductiva y que además está satisfecha de serlo... Un abrazo.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO ha dit...

por hay que ir poco a poco en la vida y no saltarse ninguna etapa pues hay tiempo para todo al final. Un abrazo.

Miguel ha dit...

Fernando Manero: Evidentemente siempre se está a tiempo de abrir puertas, pero no podemos negar que el deseo de cerrar puertas no surge hasta la senectud.

Marinel: Pues no lo había pensado eso de la obligación tácita de dar explicaciones. Podría ser que la responsabilidad del ser humano de tener su vida bien atada surgiera a estas edades, en tanto que a edades más tempranas esto no existe y sólo se mira hacia adelante.

Verónica: Aquellos que cierran su puerta cuando no corresponde tienen mucho que aprender. No son precisamente sabios. Pues del sabio es propio vivir la vida según sus responsabilidades.

Fernando: Tienes razón, la vida no es sino una carrera por etapas, y hay que ir etapa a etapa forjándola.

Hada Isol ♥ ha dit...

Yo siento que siempre voy a desear abrir puertas,es mi modo de ver la vida desde mis 36 años,pero mi abuela de 91 me ha dicho que a partir de los 40 se cambia un poco aunque aun se buscan cosas nuevas,a los cincuenta buscamos pero con más deseo de ver los frutos de lo ya iniciado,y que ya a su edad lo unico que uno no desea es dejar ningun cabo suelto,atar todo lo que se desató en la vida e irse en paz,tu escrito me hizo recordar eso!
Tambien pienso que los mayores tienen un gran valor,porque la sabiduría de los años vividos es un tesoro,este señor lo ha compartido contigo y te dejó abierto este pensamiento,que bueno Miguel,y mejor aun que tu lo hayas compartido,un abrazo!

Toni Solano ha dit...

Evidentemente, Miguel, aquél no era un hombre mayor: Era un símbolo que se desvaneció con el gemido de las bisagras.

Miguel ha dit...

Isol: Yo creo que has definido muy bien el sentido de la vida. Según la edad uno tiene deseos de abrir proyectos o de recoger frutos.

Antonio: Muy sesudo tu comentario. Tal vez la vida esté llena de símbolos y las personas no tenemos más que ir desentrañando su sentido.

La Vero ha dit...

Nose se podrán seguir abiendo puertas siempre, lo que pasa que los jovenes tendemos a dejarlas todas abiertas mientras que el resto se preocupa de dejarlas cerradas.

Somos más despreocupados jeje

Besos y abrazos

Miguel ha dit...

La Vero: Yo creo que los jóvenes son más imprudentes, y por eso dejan las puertas entreabiertas. Pero cuando se llega a una cierta edad, se tiene mucho cuidado en dejarlas cerradas.

Amig@mi@ ha dit...

Como dice Coelho, las señales están en el camino, sólo es cuestión de quererlas ver.
Esto es una prueba de que la afirmación es cierta.
Un abrazo

Miguel ha dit...

Amig@ mi@: Esas señales nos indican el sendero de la vida, y hay que estar atento a ellas.

Yuria ha dit...

Sí, tendría razón ese señor. Se comportó de modo algo "tenebroso", pero realista.

Un placer descubrir tu blog.

Yolanda ha dit...

Miguel, qué exquisita sensibilidad la tuya al fijarte en un detalle tan nimio en apariencia que te sugiere una profunda reflexión sobre el sentido de la vida: abrir y cerrar puertas, terminar etapas, acabar un camino... Todos deseamos no llegar al final, no queremos pensarlo, pero algún día cerraremos esa última puerta. Los ancianos tienen la verdadera sensación de lo que es cerrar algo, ya han recorrido muchos caminos y han procurado dejar el pasado en paz, pero no olvidado. Saben y pueden ordenar sus recuerdos. Los demás aún estamos aprendiendo a hacerlo.
Un abrazo, colega.

Joselu ha dit...

Ojo, que también hay octogenarios que desean seguir abriendo puertas. Hay algún bloguero que está en una edad cercana que reivindica que no se trate a los ancianos con tanta condescendencia,y considerándolos incapaces e inútiles. Hay otras formas de vivir esa edad que también está abierta a nuevas realidades y proyectos. Hay un peligro ominoso que es el de tratar a los ancianos como deficientes e incapaces a los que se mira como si fueran niños. No me gustaría que me trataran así, y desde luego espero seguir abriendo puertas.

Cris ha dit...

Pues creo que respondite muy bien: los mayores tienen muchas puertas que abrir, nunca se acaban...

:)
Besos!

Miriam ha dit...

Es verdad, ha abierto la puerta de tus pensamientos y de los nuestros.
Tiene toda la razón.
Y está bien que así sea, y está bien que lo escuchemos. Por que ellos, los mas grandes, indefectiblemente siempre tienen algo que enseñarnos...
Aunque esta sociedad occidental se empeñe en querernos mostrar la decrepitud del cuerpo, ante la inteligencia que tienen.
Abrir puertas...
Cerrar puertas...
Me quedo pensando.

Estoy aquí nuevamente. Mi compu se rompió y me dejó en silencio por unos días.
Besos

Miguel ha dit...

Yuria: Bienvenida al blog de las buenas vibraciones. Yo creo que no fue "tenebrosa" su actidtud, sino más bien realista.

Yolanda: Yo creo que las personas mayores tienen esta sensación de que van cerrando puertas. Y creo que esto aparece con la edad, casi sin darnos cuenta.

Joselu: Yo pienso que lo de tener la sensación de que uno va cerrando puertas, o abriéndolas, lo da el carácter de cada uno y no la edad cronológica. Pero pienso que en algún momento aparece esta sensación de querer cerrar bien las puertas.

Cris: Sí, también hay mayores que tienen la sensación de que en su vida aún no es hora de ir cerrando puertas, sino de ir ab´riéndolas.

Miriam: Estoy contigo. Los viejos tienen mucho que enseñarnos. Por eso es muy provecho escucharlos.

María ha dit...

Pues mira, querido Miguel.

Por una vez y sin que sirva de precedente, te diré que depende. ;-)

El otro día visitaba el blog de nuestra querida cocinera LOLA, que no sé si sabrás que tiene ahí donde la ves, 75 años.
El caso es que se quejaba de lo rápido que pensamos al ver a alguien mayor, que ya se le ha terminado el recorrido, incluso le menospreciamos presuponiendo, que sus capacidades están mermadas. Y es verdad, que los años no pasan en balde.

Pero también es verdad, que hay muchos mayores con enormes ganas de seguir abriendo puertas, incluso con muchísima más energía e ilusión que muchos jóvenes viejos.

Tu adorable amigo, quizá se conforme, con cerrar, pero seguro que le quedará más de una y de dos puertas por abrir. Yo desde luego, si mi cuerpo me lo permite, pienso ser una viejita loca y divertida, hasta que me vaya para el otro barrio.
Voy a ver si LOLA, me enseña.

Muchos besos, Miguel.

Miguel ha dit...

María: Tal vez todo esté en la mentalidad de la persona. Esto no es más que una filosofía de vida.

Raúl ha dit...

Y en esta anécdota, podríamos resumir el significado de la existencia humana.

Miguel ha dit...

Raúl: Pues sí. Es como una metáfora de la vida.

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