Ayer estaba releyendo un viejo
ejemplar que tengo en mi biblioteca, se trata de “El Jarama” de Rafael Sánchez
Ferlosio. En un momento dado, de entre las macilentas hojas del libro asomó un
papel de un color rosa, asimismo suavemente descolorido.
Lo tomé. Y cuando lo miré, me di
cuenta de que se trataba de una participación de la Lotería Nacional
del sorteo de Navidad del año 1978, que los alumnos de tercero C2 de Magisterio
habíamos puesto a la venta con el fin de sacar fondos para el viaje de fin de
carrera.
Enseguida vinieron a mi mente
aquellos días pretéritos. Recuerdo que aquel año habíamos pensado hacer un viaje
de final de carrera. Se hablaba de Italia. De Holanda…No importaba. El caso era
ir de viaje. Además iría con la que entonces era mi novia (si sus padres le
dejaban, claro) pero nuestro ánimo era positivo y pensábamos que sí. Que nos
iríamos de viaje los dos. Sería la primera vez que lo haríamos sin nuestros
padres. Porque viajes sí que habíamos hecho, no demasiados, pero alguno sí que
habíamos hecho; pero eso sí, siempre, o bien con los padres de Sole o con los
míos, así que aquello era un ocasión mágica. Con el pretexto del final de
carrera, estaríamos por Europa sin la vigilancia paterna.
Llegó la Navidad. En la facultad la
profesora de música preparó unos villancicos que teníamos que cantar en el
salón de actos. Otros cantarían otro tipo de canciones. Se expondrían los
trabajos manuales y habría una función del grupo de teatro.
Pero yo no lo pude ver. Tres días
antes del festival cogí una gripe que me tuvo más de una semana en cama.
Pasó el festival, que no estuvo
mal del todo, según me contó Sole, y se cantaron los números de la lotería.
Nada, ni pedrea ni terminación.
Y aquella participación fue a
parar al “Jarama”, que por aquel tiempo debíamos leer para elaborar un trabajo literario
sobre el mismo. Y allí ha estado todos estos años.
Para remate final diré que cuando
faltaba poco para el viaje, allá por la primavera de 1979, los estudiantes
organizadores del viaje nos anunciaron que no había liquidez y que por lo tanto
se suspendía el viaje. Nuestro gozo en un pozo…
…Pero quedó esta papeleta en el
libro, y Sole y yo la hemos estado mirando y nos hemos mirado con amor…
24 comentaris:
Recuerdos dormidos en un libro.
Lástima que no se hiciese el viaje,hubiese sido especial,verdad?
Bss
Mar: Sí, hubiese sido nuestro primer viajes "solos". Pero lo importante hoy es el valor del recuerdo.
De vez en cuando, los libros viejos nos deparan esta suerte de sorpresas. Esta novela de Sáchez Ferlosio no supe valorarla hasta que en la Facultad de Filología me hicieron caer en algunos detalles que me habían pasado desapercibidos. Releerla es trasladarse también a un momento histórico de esta denostada piel de toro...
Lo bueno de jugar a la lotería es que te permite soñar...cosas prosaicas, pero buenas: repartiré el premio entre, mis hijos, familiares, algún amigo...
Un abrazo, Migel
De un detalle, de un fragmento, de una participación de un billete de lotería has sabido sacar del pozo de la memoria un tiempo y un país que se hallaba en plena transición hacia la democracia y en ello se puede contextualizar esa aventura europea soñada con Sole que no pudo llegar a ser. Tu billete de lotería ocupa un lugar semejante a la magdalena de Proust, sin el aroma ni la textura de semejante dulce ni su inmersión en el té, pero la combinación de texto y referencia literaria, ese Jarama sobresaliente que tanto detesta Sánchez Ferlossio y que tanto me enamora a mí, especialmente cuando sale la luna llena y están en aquella fonda bailando sobre las mesas llenos de hachís que les euforizaba. ¡Qué relato magnífico que he leído varias veces y cada vez me ha gustado más que la anterior! Eso sí, una vez entró como lectura para COU y la leyeron mis alumnos pero no les gustó nada. Todavía recuerdan aquella experiencia que les pareció negativa. Un texto sobresaliente igual que tu relato en la abscisa del recuerdo.
O tempora, o mores ... :-)
Gracias por tus siempre amables comentarios, amigo Miguel. Me quedo un ratito más por aquí. Besos.
Yo creo que lo más mágico de tu precioso relato MIGUEL, es el final.
Si después de más de 30 años, el descubrimiento de ese billete de lotería hizo que Sole y tú os mirarais tan bonito como cuentas, no importa el no viaje, ni que con ese billete no consiguieras ni el reintegro ¡os tocó el gordo! sin duda. Es muuy fácil imaginaros. Me alegro muchísimo por los dos.
Muuchos besos MIGUEL y sigue soñando... se nota que lo haces a menudo, segurísimo que Sole también lo hace, por eso os sale esa mirada al veros, no es la magia de los recuerdos recordados, es que vuestro sueño es real:-)
Dulces sueños.
Un billete al pasado.
Un billete a la nostalgia.
Un billete lleno de recuerdos.
Saludos.
Luís Antonio: A mí me parece una novela extraordinaria, única y original. La he leído al menos tres veces. Pero esta última vez ha sido mágica.
Joselu: Recuerdo el pasaje de la luna llena. Es sublime. Y la verdad es que ese recuerdo que me infirió la papeleta lo asocio con estos textos. Y esto me parece extraordinario.
Ana Marquez: Gracias por venir por aquí. Gracias por querer ser partícipe de mis sueños.
María: Ya te lo puse en el comentario de tu post. Tú comprendes los sueños de la gente soñadora. Por eso has entendido perfectamente el post.
Toro: Tu comentario es un perfecto remate al post.
Ay, colega, qué elemento tan nostálgico traes a tu blog en estas fechas tan propicias a la melancolía... Ya lo decía Serrat:"Son aquellas pequeñas cosas..." En cualquier esquina, en el fondo de un cajón, en un libro, como en tu caso, se esconde un recuerdo olvidado, a veces doloroso,otras simplemente curioso. Nos da miedo revolver todo eso que permanece quieto y dormido, como la memoria. Para ti un descolorido billete de lotería significa una época especial cargada de emociones: la posibilidad de un viaje, los años de noviazgo, el último año de carrera... Mirando hacia atrás sin ira comprobamos si se cumplieron o no aquellos proyectos. Yo ni siquiera tuve la posibilidad de preparar un viaje fin de carrera, no recuerdo si se organizó o no. Lo que sí sé es que jamás hice un viaje con mi marido antes de casarnos, y eso que lo hicimos en el 85, con treinta años ya. ¿Es importante? El hecho en sí no, pero esconde el respeto absurdo a la autoridad paterna, el miedo a la reacción familiar... Mis hermanos, todos menores que yo, nunca tuvieron tantos reparos. Mejor para ellos. Yo he sido y soy feliz con mi marido, a pesar de aquellos cortapisas iniciales.
En cuanto a la lotería, la ilusión menos fundamentada por lo improbable del premio, juego lo justo: la del colegio,algún décimo compartido, alguna participación... Nunca recupero todo lo jugado, por supuesto, es más, estoy convencida de que nunca me tocará, pero no me importa. He tenido suerte con las cosas importantes y no pido más.
Me has despertado las ganas de releer "El Jarama", no sé si la conservo (presto libros y muchos no los recupero) pero la buscaré.
Lo mejor de los recuerdos es poder compartirlos. Disfruta de los tuyos con tu mujer, es una rareza llevar juntos y felices tantos años. Un fuerte abrazo, Miguel. ¿Te vas a la playa a pasar las Navidades?
Yolanda: Sí, son esas pequeñas cosas que nos recuerdan que estamos vivos, y que nos hacen ver que la vida no es solo el angustioso presente y en incierto futuro.
Ayer mismo estuvimos paseando por la playa. Hacía un solito muy acogedor. En vacaciones nos iremos como hacemos estos últimos años a Andorra cuatro días.
Los libros sempre traen sorpresas, ya sea por lo que lees o por lo que te encuentras en ellos, que siempre tiene una lectura con el paso de los años y muy distinta de la que tendría en su momento. En todo caso, si seguiste con Sole, el viaje solo se aplazó, pudiste seguir elucubrando y soñando durante más tiempo con ese viaje, aunque, qué quieres que te diga, que nos quiten lo "bailao", que, como decían por ahí, al final, como nos descuidemos hasta eso nos van a quitar.
Al hilo de lo que cuentas te diré que, en el cambio de ropa de verano a invierno, me encontré 50 euros en el bolsillo de un pantalón, no sabes lo contenta que me puse, cuando lo que suelo encontrar son listas de la compra.
Vamos, que encontrarte cosas te da una alegría...
Besos, Miguel.
Un papeleta nostálgica en un libro titulado el Jarama, ummm... me recuerda claramente la canción de Julio Iglesias. Un saludo.
Jo, qué pena no haber hecho el viaje al final... Pero es verdad, eh? Aparecen algunas veces, (siempre entre las páginas de un libro, no sé por qué) recuerdos de un tiempo anterior. Anda que no!
Besos, Miguel!!
He esperado hasta el final con intriga para ver si habíais hecho el viaje maravilloso que os prometíais. Pues no, qué desilusión... Pero al momento he pensado: el viaje de verdad ya lo estaban haciendo. Vuestro viaje continúa y ese pequeño billete, entre las páginas de un libro, recuperado ahora para la melancolía, es una pequeña parada para mirar el largo camino recorrido hasta el momento. Todo eso está en esa mirada vuestra del final. Seguid viajando juntos y con toda la fortuna del mundo.
Pero te retrotrae a una época preciosa y aunque no pudiste realizar el viaje te quedaste con quien de verdad te interesaba...o no?
Me encanta saber que la gente aun se sigue admirando mutuamente apesar del tiempo transcurrido.
Un abrazo Miguel.
PS: son malas fechas para las visitas esta semana tenemos sesión de evaluación.
Angie: No veas la alegría que me dio encontrarme esta joyita melancólica.
Toni: Tiré tu pañuelo al río para ver cómo se hundía... Sí es verdad...
Clares: Preciosos comentario. Por suerte, seguimos ahí, los dos juntitos.
Bertha: Pues sí. El tiempo nos ha dado la razón.
Lo bueno se hace esperar.
Un beso "GORDO".
Gemma: Eso, eso, el gordo cayó casi sin darnos cuenta.
¿Ves?
Yo siempre digo que los libros son unos amigos infalibles,capaces de sorprendernos para bien o para mal,poco de esto último creo yo.
Ese libro hizo de caja de seguridad para un precioso recuerdo que os haría constatar ese hermoso sentimiento que os une.
Muy bonito,Miguel.
Besos.
Marinel: Me ha gustado tu comentario. Sí, el libro ha sido como una caja que ha guardado el recuerdo, y el sentimiento en el tiempo.
Pero que bien.... haberte casado con la misma novia de entonces y así poder recordar juntos esta anécdota y mirarse hoy con amor, billete en mano.
¡Qué tierno!
Besos
Myriam: Sí. La verdad es que yo, en este aspecto, me considero afortunado.
Publica un comentari a l'entrada