Son las ocho en punto de la
mañana. Al cuarto suena la música. Y empiezan las clases. La música la elijo
yo. Y el vicedirector, Edu, profesor de música y dinamizador de todas las
actividades extraescolares del centro, y auténtico crack en el mejor sentido de
la palabra, es quien las informatiza y hace que cada hora suene una canción
distinta. Cada dos meses más o menos, las cambiamos. Los alumnos y los
profesores tienen ilusión por los temas musicales. Hay alumnos que me dan las
canciones que quieren que suenen a una determinada hora. Y profesores que hacen
lo propio. La música alegra y ameniza el tránsito de clase a clase. Este mes, el
lunes suena a la primera hora la canción de Luís Aguilé “La vida pasa
felizmente”, que recuerdo que empieza así: “Es una lata el trabajar, todos los
días te tienes que levantar, a parte de eso, gracias a Dios, la vida pasa
felizmente si hay amor”. Y los críos y los profes entran a clase con una
sonrisa en el alma a primera hora de la semana, puedo dar fe de ello.
Pues bien, el lunes pasado, como
decía, estaba sentado frente al ordenador intentando justificar unas faltas de
unos alumnos de mi tutoría. Y es que después el tiempo me va fatal y por eso
aprovecho esos minutos mañaneros. Pero el ordenador no era precisamente cómplice
de mis prisas. Las pantallas iban a su ritmo. Un ritmo lentísimo que me ponía
frenético. ¡Maldito Internet…! Robert,
nuestro director, estaba al otro extremo de la sala de profesores y sonreía con
benevolencia a mis exabruptos hacia el luminoso aparato.
-A primera hora suelen ir lentos,
Miguel. Es un rollo…
-Sí, ya lo sé, pero no me va a
dar tiempo…
Y entonces, una mano intercepta
la puñetera imagen, una mano que tiene algo entre los dedos. ¡Es un bombón!
Me giro.
Me encuentro con una deliciosa sonrisa.
Es Ana. Ana, una compañera que es otro crak. Erudita y sabia en griego y otro
tanto en informática. Ana, que regala sonrisas gratis. Sonrisas sin venir a
cuento. Y que siempre está a tu lado cuando la necesitas. Lo que decía, una
maravilla de compañera.
-¿…Y esto?
-Un bombón, ya ves... ¡Toma, otro…!
Ana lleva una bolsita llena de
bombones multicolores.
-¿Es tu cumple…Ana?
-¡Qué va! Simplemente celebro que
hoy es lunes. Y ya está.
Van entrando los profesores. Y a
cada uno le da un bombón. El resto de bombones que quedan en la bolsita los
deja junto a la hoja de guardias.
Toca la música: “Es una lata el
trabajar, todos los días te tienes que levantar, a parte de eso, gracias a
Dios, la vida pasa felizmente si hay amor…”
15 comentaris:
Ana no necesita bombones para alegrar el día, porque con solo mirarla y ver cómo disfruta en su oficio ya contagia el buen humor. Ojalá todos los lunes fueran igual de dulces :)
Mañana es lunes y seguiremos sonriendo aunque sea sin bombones, porque con compañeros como vosotros es imposible no tener la sonrisa pegada al rostro todo el día.
¡Un buen equipo eh!.-La evidencia esta ahí: os felicito, porque cuando se tiene que estar tantas horas y días compartiendo.- Que menos, que brille el afecto y si encima hay una buena música ya esto es miel sobre hojuelas.
-Es ,una buena idea:poner música en cada cambio de hora.
Feliz lunes Miguél
Esas personas que regalan amor a raudales, cosa que pudiera parecer fácil y para nada lo es, son personas con luz de las que vale la pena rodearse.
Dan alegría y bienestar con o sin bombones,¿verdad?
Besos.
Qué arte! Tú compañera es un encanto.
Yo tb era de las que llevaba caramelos y bombones a clase, o después, cuando ya empecé a trabajar, al trabajo.
Si no había caramelos o bombones, daba abrazos a los compis de clase. En el trabajo ya no llegaba a tanto, que me miraban mal. :)
Besos, Miguel!
Qué arte! Tú compañera es un encanto.
Yo tb era de las que llevaba caramelos y bombones a clase, o después, cuando ya empecé a trabajar, al trabajo.
Si no había caramelos o bombones, daba abrazos a los compis de clase. En el trabajo ya no llegaba a tanto, que me miraban mal. :)
Besos, Miguel!
Bien por ella que os endulza la vida.
Saludos.
jajaja me estoy riendo sola porque en lugar de leer el primer bombón que te dio tu compi ANA como tal leí BOTÓN.. pensando que te había tocado algún botón mágico que hacía que el ordenador fuera más rápido pero cuando te leo TOMA OTRO jajaja me dije ¡Uy! antes no le dio a un botón .. jaja .. le dio como ahora leo UN BOMBÓN :-)
Meencanta tu cole, tus compañeros de trabajo y desde luego tú, debe ser una delicia ese ambiente de trabajo,casi igual que el mío que según llegas al juzgado te encañonan con un detector de metales jaja bueno de armas o de lo que sea, que aun no sé que es lo que buscan, será un tesoro ;))
Me voy partida de la risa de tu blog y con sabor a bombones graaciaass y Muuchos muuchos besos!
Tenemos una compañera de departamenteo que nos surte de bombones, pastas y demás golosinas. De hecho, otros compañeros de departamentos aledaños vienen a picar de nuestro aprovisionamiento. Yo nunca llevo nada. Debo ser un soso. Yo suelo colgar poemas en la puerta del departamento, tal vez sean mis bombones...
¿Celebrar que es lunes? No lo había sentido nunca. Si acaso, celebrar que ya ha pasado el lunes....
De lo que sí estoy convencido es que los lunes al lado de compañeras como esa deben ser menos ácidos... Fijo.
Un abrazo
Me parece una idea genial la de la música en el cambio de timbre. En el Centro donde yo trabajo suena un timbrazo entre clases que si estás fuera del aula y depende por dónde pases te puede dejar frito del susto, si a eso le añades que solo funciona uno de cada 4 fluorecentes por ahorrar luz...
Pero yo voy a trabajar contenta y a veces subo y bajo las escaleras cantando, bajito, pero cantando, no importa qué, a veces unas canciones y a veces otras.
Hay Anas muy particulares que nos endulzan la vida por todas partes y son un lujo.
Un beso.
Esos detalles son precisamente los que te cambian el día...
En el colegio de mi hijo que tiene 4 años, cada día de la semana a las 9h suena una canción relacionada con un tema que han elegido los niños, les encanta y a nosotros también. Un beso, Rachel
Pues no se yo quien es más empalagoso si Luis Aguilé o los bombones de Ana, pero en fín como ha de ser, el mundo está falto de dulzura y por algo hay que empezar...
¡Un abrazo de seis segundos!
Empezar el día con música es una excelente idea, Miguel. El sonido del timbre es bastante desagradable. En mi colegio funcionó durante un tiempo lo de la música pero acabó, no sé por qué. Vamos siempre como locos de un sitio a otro. Yo neecsito escuchar más música, es puro alimento para el espíritu. El miércoles fui a un concierto en el que participaba uno de mis alumnos tocando el contrabajo. Estaban los críos tan monos, tan serios y concentrados en sus instrumentos, tan disciplinados... Daba gusto verlos. La ley actual (ojalá alguien la pare y anule) elimina casi toda la actividad artística de los planes de estudio. Craso error. Hay que desarrollar la sensibilidad, potenciar el arte.
Un colega mío bautizó con el nombre de "kichimuá" cualquier detalle goloso que noa alegre el día: bombones, tartas, incluso una caña. Yo llevo muchas cosas a mis colegas, sobre todo a los que celebran mi caldo gallego, las albóndigas de bacalao, el brownie o la tarta de queso. Me gusta tener detalles con las personas a las que aprecio. Es cierto lo que cantaba Luis Aguilé: "La vida pasa felizmente si hay amor". Nos falta amor. La canción de Serrat "Hoy puede ser un gran día" va en la misma dirección. Hay que fabricar el optimismo día a día y reconozco que no siempre soy capaz de hacerlo. Bravo por tu estupenda compañera.
Un fuerte abrazo, colega.
Aguilé era un genio.
Sonrío.
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