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Luces en el puerto (evocación)


Es de noche. Noche invernal del mes de enero. Aunque está puesto el brasero bajo la mesa camilla, hace frío. Pero yo, jugando por el suelo con mis coches de carreras que me acaban de traer los reyes, no lo siento. Mi madre está en la cocina. Parece que está pelando patatas. Mi padre está pegado a la radio oyendo las noticias. De pronto, mi padre se levanta y se dirige a la cocina.
-No tardes que ya voy a poner las patatas a la sartén.
-Enseguida vengo. Solo mirar si los cabos están bien amarrados, que esta noche vendrá viento.
-Papá, voy contigo.
-Abrígate. Ponte la bufanda que hace frío.
Mi padre y yo, como tantas veces, vamos al muelle pesquero. 
Las calles del Grao de Castellón están vacías.
Llegamos al puerto. Hay un silencio sepulcral. Una oscuridad paliada débilmente por unas escuetas farolas. El cielo, lleno a rebosar de estrellas.
El muelle acoge a una multitud de barcas pesqueras que están atracadas dando su proa a la pétrea riba. La "Dolores", pequeña y ligera, está allí. Cabeceando lentamente al ritmo que las calmas olas de dentro del puerto le marcan. Esperándonos como un perro fiel. Mi padre me dice que me quede junto al muro de la lonja. Que él enseguida viene. De un poderoso y ágil salto mi padre salta a bordo. La oscuridad parece haberlo engullido. Yo me quedo solo. Escucho el chapoteo tenaz y rítmico de las aguas al acariciar las barcas. Lo demás es silencio. Miro las aguas teñidas de luces alargadas y filamentosas que dibujan líneas temblorosas de rojo y verde. El faro lanza voces luminosas amarillas que con puntual intermitencia manchan las aguas del muelle pesquero. Y el cielo, claro como pocas veces, emite miles, millones de puntitos palpitantes que como ojitos siderales parecen estar mirándome.
Entonces llega mi padre. Y me olvido de todo. 
-¿Hacemos una carrera hasta casa?
-¡Vale!

Espíritu navideño


Ya es Navidad. Por unos días la ciudad y los pueblos se transforman. Un aire ameno y luminoso invade las calles. Hay grupos de niños y niñas que de pura alegría gritan  o cantan y desean felices fiestas a los viandantes. Se ven gorritos de papá Noel, cuernecitos de reno. En la plaza Mayor han puesto un árbol de Navidad gigantesco. La gente va y viene con bolsas y paquetes. Otros años hacía más frío. Pero los abrigos, las bufandas y los guantes lucen en la noche invernal. En algunas calles han puesto altavoces y se oyen villancicos. 
Parece que la vida sigue igual. Que aunque han cambiado muchísimas cosas, en el fondo, nada es distinto. Aquella cantinela de los niños de San Ildefonso mientras jugábamos en la calle, aquellos villancicos que nos habían enseñado en la escuela y que sin darnos cuenta tarareábamos, aquel pavo vivo que llevaba la señora Rosita recién comprado del mercado, aquellas ilusiones de los juguetes que nos traerían los reyes magos, aquella sensación de libertad por tener vacaciones, y aquella cena de nochebuena en la que comeríamos turrón, melocotón en almíbar y algún bombón...
En la escuela poníamos un belén. Y en nuestras casas también. Un año, creo recordar que fue en 1963, por la tarde doña Angelita nos llevó a las casas de los alumnos que habían puesto un belén para que lo viéramos. Y delante del belén cantábamos un villancico: "Pero mira cómo beben los peces en el río..." Yo me quedaba mirando los tres caballos del belén que llevaban a los reyes magos...
Esto hay quien dice que es el espíritu navideño. Bueno, podría ser. En cualquier caso, a mí me gusta.
Por eso no me parece bien que en alguna escuela no se celebre la Navidad. Y lo digo porque en la escuela (pública) donde va mi sobrino tienen prohibido cantar villancicos, hacer postales navideñas, poner belenes, nada de árboles de navidad, de estrellas y ni mucho menos, mentar a San José, la virgen María y el niño Jesús...
No sé qué opináis vosotros, pero a mí esta actitud que ha adoptado esta escuela (propiciada por la directora, me consta) me parece un acto de rebeldía estúpido y un gesto de totalitarismo. Porque sé de muchos profesores y profesoras que bien a gusto habrían cantado algún villancico con sus alumnos y habrían confeccionado alguna actividad de plástica con motivos nadiveños... pero esto está estrictamente prohibido en esta escuela.

Que tengáis todos y todas unas felices fiestas y un feliz año nuevo.


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