He leído en el foro que ha colgado Alfonso (el profe de informática) como tema de debate, que si la tecnología un día pudiera sustituir a los libros. No me extrañaría que la voraz tecnología arramblara con ellos. De hecho ya ha finiquitado algo tan entrañable como las cartas. Aquellos papeles manuscritos llenos de personal caligrafía están cercanos a desaparecer. La gente hoy se comunica de forma eléctrica. Los mensajes vuelan a la velocidad de la luz a través de la sideral red infromática. No, no abomino de ello. Es la ciencia, que, como decía la canción "adelanta que es una barbaridad, una bestialidad...", y la verdad es que nos debemos al progreso, a la tecnología. Nos servimos de ella. Somos sus clientes. Gracias a ella nos hemos liberado de multitud de tareas que otrora se llevaban a cabo de forma pura y dura. Hoy, a cambio de los servicios que nos ofrece, seguimos fielmente su dictado. Somos sus esclavos. Y sin embargo, sus cómplices. Y, vamos a ser sinceros: nos complacemos en silencio, y yo el primero, de ello. Pero hasta dónde puede llegar este servilismo y esta anuencia para con los avances tecnológicos es algo que aún no está escrito. Y por lo tanto puede ser pasto de la ciencia ficción. Y a ello voy. Lo siento. No puedo concebir de ninguna de las maneras un mundo sin libros. Mi limitadísima imaginación me impide intuir una vida que haya prescindido de los libros. Puede llegar, no obstante, este ficticio día. Este fatídico día en que cuando una persona quiera tener un libro entre sus manos, tenga que acudir a un museo. Pero, repito, mi imaginación no lo concibe. Perder el tacto, el olor, el sonido de las hojas al pasar, es malograr demasiados sentidos. Y eso es lo que pasaría con un libro eléctrico, que sólo prevalecería uno de los cinco sentidos, el de la vista. Evidentemente saldríamos perdiendo, aunque sólo sea por sentidos. Pero la tecnología es atroz y no conoce más sentido que el suyo propio. Y no cejará hasta lograrlo. Afortunadamente aún el libro goza de buena salud, pero si algún día, y puede llegar, la tecnología (como ha hecho con los móviles) nos dicta que hay que leer a través de la red, y solamente a través de la red... no tendremos más remedio los nostálgicos, románticos y demás soñadores que admitir que nos han vencido. Y entonces, entre lágrimas, entonaremos aquel lapidario parte de guerra: "En el dia de hoy, cautivo y desarmado el ejército de amantes de los libros, las hordas tecnológicas han ocupado los últimos objetivos ínformáticos. Los libros han dejado de editarse."
P.D Felicidades para Ana Ovando por el premio.- Eres un "crack" Ana. Mi más sincera admiración.