Hoy mi mujer no se encontraba muy
bien. Le dolía la garganta. Tenía pus. Tenía, pues que ir al médico. Y así
hizo.
A media tarde vino del médico.
Nada de importancia, pero tiene
que tomarse antibióticos. Paciencia.
Me comenta que el médico ha
tardado más de la cuenta en atenderle porque ha venido una paciente con unas
recetas en la mano diciendo que en ninguna farmacia le han encontrado el
fármaco de la receta.
Cuando mi mujer ha entrado por
fin en la consulta, el médico estaba cabreado. Muy molesto. Hay que recordar
para los que no estén al corriente, que en la Comunidad Valenciana
las farmacias están en huelga indefinida porque la Generalitat les adeuda
casi quinientos millones. Sus razones, pues, tienen, creo yo, para estar en
huelga. Pero la verdad es que para el ciudadano de a pie es un incordio buscar
la farmacia que esté de servicios mínimos, además de que algunos medicamentos,
como es el caso que nos ocupa, empiezan a escasear.
Pues bien, el médico le ha
contado que está harto, muy harto de todo lo que está pasando en España. Sin ir
más lejos, le ha dicho, a sus dos hijos los ha mandado a estudiar al
extranjero, como primera medida para que luego se queden a vivir allí. No
quiere que vivan (según sus palabras) en un país de ladrones. Y luego le ha
espetado, “y yo porque no puedo irme, pero en cuanto me jubile me voy de este
país de mierda…”
Y yo me pregunto: ¿Hay para coger
el petate y marcharse de España…? ¿Qué opináis?