Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor don Quijoter, el día que éste descubrió el mundo de los bloggs, con otras aventuras dignas de ser contadasCuenta esta verdadera historia que llegó a su amo marchito y desmayado, tanto, que no podía arrear a su jumento. Cuando así le vio don Quijote, le dijo:
-Ahora acabo de creer, Sancho bueno, que aquel castillo o venta es encantado, sin duda. Mira Sancho amigo, qué feliz negocio tengo entre mis manos.
Y desta manera diciendo, mostró nuestro caballero andante el ordenador portátil de segunda mano que Paco el ventero le había vendido y que con tanto acierto a instancias de Paqui, la mujer del mencionado ventero, tuvo a bien ofrecerle por el juicioso precio de diez y seis maravedís al contado que satisfizo con hombría y sin titubeos el ingenioso don Quijiote.
-¿Qué es este prodigio?-respondió medio aturdido y como fuera de razón Sancho Panza- que vuestra merced me está enseñando que no paraece sino que fuera obra y manejo del mismísimo demonio habitator de los infiernos?
-¡Qué poco sabes de las cosas de informática!-respondió presto don Quijote- y menos de la cabal locura que asiste a los que en los bloggs encuentran solaz y recreo. Ya te dije, Sancho amigo, que quien confunde gigantes con molinos, no es personas seria y sensata, sino pelele sujewto a los terribles aconteceres que los malandrines magos que me persiguen tienen a mal prepararme. Despierta Sancho, no seas zafio y tosco, sino espabilado y procaz. Has de saber que la sin par Ana imparte cursillos sobrer el referido tema, de afamada y prestigiosa eficacia.
-No seré yo-dijo Sancho Panza- quien se apunte a uno de esos endiablados cursillos donde no habitan sino los fantasmas atroces y los brujos mediocres que intentan tomar no ya el entendimiento del alumno, sino su propia alma, y le introducen con artificios propios de la magia y las malas artes en el despiadado e irreal mundo de las pantallas donde, ya digo, viven sin duda todos los espíritus que no encontraron paz ni sosiego en el cielo. Vea vuesa merced de entrar en razón, y apartarse de una vez por todas de la virtualidad de ese mundo, y ver que aquí, junto a mi humilde jumento y su egregio Rocinante llevamos vida seria y honrada, aunque no exenta de piedras que turban nuestro caminar. Mire vuesa merced que los ordenadores los carga el diablo...
-¡Basta Sancho!-respondió don Quijote- ahora veo que la mente de algunas pewrsonas no la hizo el Altísimo pasra ciertos menesteres. Calla si no quieres entrar en el maravilloso mundo de los bloggers, calla y no hables si no pretendes ver más que lo que ves, y calla ya por último si tu deseo no te lleva a quere extasiarte en las maravillas de la cueva de Montesinos que sin duda alguna se halla en alguno de estos bloggs a los que me refiero. Y por fin, Sancho amigo, he de darte la razón en que las eléctricas pantallas que dan paso a este mundo vienen cargadas por Lucifer. Pero, tente, Sancho, has de saber que ¡me he convertido en un blogger andante!. A nada temo, todo está a mi cura y antojo gracias a los desvelos y parabienes de mi dulce Ana que se desvive por todos sus alumnos, entre los que yo, su fiel don Quijote, me tengo por uno de sus humildes discípulos.
-No pareciera-dijo Sancho Panza- que esa Ana haya sorbido los sesos de vuesa merced, y que usando el diabólico arte de los bloggs haya mudado sus tan puros pensamientos que tenían en Dulcinea del Toboso su sino y su única verdad.
-No digas eso-respondió don Quijote- que cada vez me sorprende más tu destemplanza y tu hueco talante, y no confundas la gimnasia con la magnesia que nada tiene que ver la una con la otra; templa tus nervios y conduce firme tu jumento hasta aquella loma que allí asoma, donde, si las señas del blogg de Gemma no me engañan, hallaremos paz y sosiego junto a un riachuelo que allí mismo quiso Dios que naciera feliz y libre.
En estas y otras pláticas les tomó la noche en mitad de camino, sin llegar al arroyuelo que don Quijote había aventurado a advertir que allí había. Como sea que la noche era noche sin luna, la oscuridad les invadió de tal manera que Sancho Panza comenzó a temblar pensando si no tendrían algún indeseable encuentro por ser aquellos lares lugar propio de paso de gentes de toda calaña. Don quijote sacó el ordenador y conectándolo le ofreció al tembleante Sancho alivio y acomodo al amparo de la tenue luz de la pantalla.
-Mira Sancho- dijo don Quijote- observa la pantalla, aunque sé que no sabes leer, y mira en ella lo que ahí proclama la brillante luz de los bloggs. No te asustes ante los chillones colores ni frente a imágenes reales, que lo son, no virtuales como tu sostienes, que de ellas pudiera derivar nuestra salvación en esta atroz noche.
-No veo-respondió Sancho Panza- que estos atronadores y diabólicos pigmentos luminosos que cual estrellas brillan en la noche, pudieran saciar nuestra hambre. Más me llevan a pensar en raros conjuros que a nada van a llevar más que a una certera disposición: que esta noche la cena de vuesa merced y la del hijo de mi madre va a consistit en el solo respirar de este cálido y negro aire de la sierra.
-¡Hombre de poca fe, que lo eres, indocumentado Sancho!-respondió don Quijote- bien deberías saber que entre las amalgamas de estas redes infinitas que tú tienes erróneamenbte por conjuros, está preso todo el conocimiento del mundo. Y yo, aprendiz por la gracia de Ana, un día seré capaz de desentrañar, uno a uno todos y cada uno de estos conocimientos que indefectiblemente me llevarán hasta mi Dulcinea del Blogg.
-Veo con claridad-dijo Sancho Panza- que la preclaridad de los bloggs produce monstruos. ¿Cómo va vuesa merced, ni nadie en su sano juicio, a encontrar a au amada por el simple procedimiento de unas luces y unas extrañas abluciones en este teclado?
Dicho esto, como sea que don Quijote no dejara de manipular su artefacto informático en busca de nuevas noticias en los diferentes bloggs, halló algo interesante y lanzando un grito de júbilo dijo:
-¡Sancho, vas a saber enseguida de la utilidad de los bloggs! acércate y escucha. He encontrado una página en el blog de Suni que pudiera hacerte cambiar tu parecido parecer.
-¡Qué será eso tan importante para mí- respondió Sancho Panza con grave desaliento- que pudiera interesarme ahora más que una buena cena, pues sepa vuesa merced que como dice el refrán "más vale pájaro en mano que ciento volando"
-La ínsula Barataria, Sancho, la ínsula Barataria!
-¿Qué dice vuesa merced?-respondió alertado sobremanera Sancho Panza.
-Eso mismo que tus tospes oídos han oído- respondió Don Quijote- aquí hay una extensa y pulida información sobre el lamentable estado en que dejó tu gobierno a la mentada ínsula. Y no es una pa´gina que lo menciona, sino varias. Y en todas ellas el nombre de Sancho Panza aparece con más pena que gloria.
-Esto no es posible-respondió Sancho- semejante afirmación es, a parte de atropello, cosa clara y concisa que sólo obedece a brujería. Y a lo cual ahora y siempre me negaré a someterme.
-¡Ay Sancho!-respondió don Quijote- ¡ni las evidencias alivian tu lerdo pensar! ¡Pues no ves que esta pantalla ofrece detalles fidedignos de lo que fue un desastroso gobierno en el que tú te viste involucrado, y del que no sacaste, como es propio de tu torpeza, enseñanza ninguna?
-Más bueno era vuestra merced-dijo Sancho- para predicador que para bloggero andante.
Y ya sin ganas de contestar don Quijote, vencióle el sueño y la terquedad de su escudero, y quedó dormido bajo la tez parpadeante el cielo sideral. Y en viéndolo así plácidamente dormido abrazado a su ordenador, hizo lo propio el fiel Sancho y dejóse abrazar por Morfeo.