A Raúl le daba rabia cuando iba en coche y se encontraba con un ciclista que, pudiendo ir por el carril-bici que había habilitado el ayuntamiento, iba tranquilamente por la carretera interrumpiendo el tráfico. Algunas veces había llegado incluso a pitar a los ciclistas. Pero se daba cuenta que ningún automovilista, a parte de él, pitaba a los entrometidos ciclistas. Estuvo pensando seriamente sobre el tema más de un mes. Pero si la mayoría de los ciclistas van por el estupendo carril-bici, ¿por qué hay algunos que van por la carretera? ¿Para qué entonces se ha molestado el ayuntamiento en construir una auténtica red de carriles-bici por toda la ciudad si hay ciclistas que no los usan…? Su pregunta no obtuvo respuesta. Y siguió creando mala sangre cada vez que se topaba con un ciclista por la carretera. No sabía qué hacer. Ya no les pitaba a los ciclistas, porque más de uno le contestó de mala manera. Se ponía de mal humor, pero no conseguía nada. Hasta que un día dio con la clave. Y desde aquel día se solucionó el problema.
Pensó que lo mejor que podía hacer era alegrarse de ver a los ciclistas que iban por los carriles-bicis. Que eran muchos, la mayoría. Y desde aquel día, cada vez que veía a un ciclista que circulaba por el carril-bici sentía una extraña satisfacción: “¡Sí, eso es, por ahí es por donde tienen que ir los ciclistas!” . Y como sea que son muchos, pero muchos más los que van por donde tienen que ir, que los que se desvían y van por la carretera, pues ahora circula feliz y satisfecho en su coche por las carreteras de Castellón y sus inmediaciones.
Pensó que lo mejor que podía hacer era alegrarse de ver a los ciclistas que iban por los carriles-bicis. Que eran muchos, la mayoría. Y desde aquel día, cada vez que veía a un ciclista que circulaba por el carril-bici sentía una extraña satisfacción: “¡Sí, eso es, por ahí es por donde tienen que ir los ciclistas!” . Y como sea que son muchos, pero muchos más los que van por donde tienen que ir, que los que se desvían y van por la carretera, pues ahora circula feliz y satisfecho en su coche por las carreteras de Castellón y sus inmediaciones.
29 comentaris:
Biennn, si no puedes cambiar algo, búscale la parte positiva o la vida será un desgaste.
Un abrazo.
Otra opción sería que se comprara una bici y se uniera a ellos. (Si me escucha Raúl me mata)
Hombre, visto así, es cierto que son (somos) más los cumplidores que los que se saltan las normas, pero ya sabemos lo que pasa cuando lo hacen: accidentes, broncas, problemas... Cuando voy conduciendo me da miedo toparme con ciclistas que van jugándose la vida por la carretera, a veces es difícil apartarse lo suficiente de ellos para evitar accidentes. En San Sebastián soy yo la ciclista y he de decir que allí el comportamiento de ciclistas, conductores y peatones es modélico, no suele haber interferencias, todos se respetan sin problemas. De todas maneras,es cierto que tendemos a ver más lo negativo que lo positivo, será porque destaca más el que se salta las reglas, el maleducado, el impertinente... Una amiga mía decía que no se puede ir por la vida desconfiando de los demás, que hay que creer más en la bondad y honradez de las personas. La verdad es que sin querer hay que hacerlo: confías en el conductor del autobús, en el médico que te atiende, en el camarero del bar... Seguro que tú eres de los que creen en la bondad ajena y, por supuesto, de los que cumplen las normas.
¿Ya estás en la playa? Qué envidia... Un abrazo, colega.
Es que es verdad, oye, nos empeñamos sólo en ver el lado chungo de las cosas, eh? Pero como con eso, con todo. Si alguien nos trata mal, y cien personas nos tratan bien, ¿por qué tenemos que estar cabreados con la persona que nos trata mal?
:)
Besos, Miguel!!
Venga, prometo hacerlo yo también...
Besicos!!
Vivians: Efectivamente, si no puedes cambiar algo, hay que ver lo positivo. Pero si se puede cambiar, es mejor cambiarlo. De todas maneras, es mejor quedarse con lo positivo. Es muchísimo mejor.
Yolanda: Sí, ya estoy en la playa. Ahora, a esperar que se acaben las clases. En otro orden de cosas, es verdad, tendemos más a fijarnos en lo negativo que en lo positivo. Yo (como todos los profesores y profesoras) tenemos alumnos que nos estropean las clases. Y tendemos a fijarnos en ellos y así decimos que la clase es mala. Pero no tenemos la costumbre de fijarnos en los buenos, que siempre hay. Y estos deberían alegranos nuestro trabajo.
Lou: Así pasa. Como decía la canción que cantaba Raphael allá por el 1968 "Digan lo que digan"
hay más gente buena que mala en el mundo. Pero los malos son los que dominan en todos los aspectos. Y en esto nos quedamos. Sin ver que hay mucha, pero mucha gente buena en el mundo.
Belén: Te lo recomiendo.
Hay los que se fijan en lo positivo por sistema y me llegan a agobiar. Un ejemplo: la revista de mi ciudad. Es una publicación municipal mensual en donde todos son sonrisas, retos conseguidos, inauguraciones, nuevos proyectos, satisfacciones, premios, noticias estimulantes sobre el espíritu humano y el afán de superación... Todo es positivo. ¡Qué horror! Hace falta un buen pesimista con sentido del humor. No me creo eso de que todo puede ser visto desde ángulos tranquilizadores. No digo que no sea cierto, pero elevado a esquema de vida da lugar a la filosofía del pensamiento positivo que despuntó hace veinticinco o treinta años y se ha convertido en una biblia de las secciones de autoayuda en las revistas así como en la secciones de El corte inglés. No soporto asimismo a los que quieren amargarlo todo con su pesimismo. Me estragan ambas perspectivas. Me quedaría con un pesimismo positivo, o al menos con algo de sentido del humor, aunque sea negro. No quiero que me cuenten que el mundo es el mejor de los universos posibles porque no es verdad. Necesito que me alumbren los lados oscuros, aunque sea triste, pero hay tristeza ácida que es estimulante, más al menos que esos libros abominables como La buena suerte o Quién se ha llevado mi queso. Buah...
Un abrazo.
Joselu: Hombre, pues un poco de optimismo en la vida nunca viene mal. Es cierto, no obstante, que tanto positivo y tanto optimismo, empalaga. Como siempre, la virtud la encontraremos en el justo medio.
Igual iba por la carretera y no por el carril-bici porque éste estaba ocupado por peatones. Al menos en mi ciudad pasa xD.
Un saludo.
La chica de los sueños: Pues también es verdad. Cuando voy en bicicleta (por el carril-bici, por supuesto) tengo la misma sensación. ¿Por qué hay peatones que no van por la acera...? A lo mejor es que la persona es un poco anárquica.
Pero es como todo, hasta el positivismo tiene que tener visos de inteligencia, creerlo y no solo querer creerlo. En fin, yo me quedo con esas personas que se inclinan en esas dos lecturas que tiene la vida entera por la que te va reconfortar no solo a tí, sino también a la gente que tienes alrededor. Claro que todos tenemos nuestros momentos duros y frustrantes pero quedarnos en ellos no me parece la mejor opción.
Hay q ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, a mí a veces se me olvida.
Me acordaré de esta historieta los días en que se ve todo gris, como el día que ha hecho hoy, y así veré el lado positivo.
Besoss!
Esa es una buena estrategia.
Fijarnos en lo positivo y obviar lo negativo.
Hay que educar la mirada para evitarnos disgustos.
Saludos.
Bueno, visto así, se puede consolar uno, pero es que, Miguel, los que no lo hacen bien ¡¡¡joden tanto y dan tantos sustos¡¡¡ que su acción puntúa más del doble que los que lo hacen bien.
Y esto es extrapolable a cualquier otra cosa (los que conducen mal, los que ensucian los lugares públicos, los que avasallan en el metro o en el bus, los que hacen ruido a horas intempestivas....
Creo sinceramente que nos falta mucho civismo aún.
Un beso
Castilla: Hay que creerse eso de que es mejor ver las cosas desde el punto positivo, si no, no podríamos vivir a gusto. Hay tanto en el otro lado...
Vanessa: Eso es. Siempre hay algún indicio de que no todo va mal.
Toro: A lo mejor todo es cuestión de educación.
Novi: Si al final prácticamente todo se basa en la dosis de civismo que tenemos. Ahí está la clave.
Miguel, me ha encantado la historia, y es que es cierto, parece que a veces nos empeñamos tan sólo en ver esa parte negativa y no nos damos cuenta de que siempre hay un lado bueno en todo! Deberíamos de abrir un poco más los ojos y poderlo descubrir!
besines
Vane: Pues eso. Hay que fijarse en que el mundo está lleno de cosas positivas. Fijémonos en ellas.
Pues por un momento pensé que el conductor conduciría por el carril bici, claro que ahí no ha tutía, no cabes, pero sería una forma de protestar. Claro que sería protestar en vano porque determinadas personas creen que su libertad es hacer lo que les da la gana, sin respetar la libertad de los demás, nunca aprenderán.
En general, en el mundo, hay más gente maja que de lo otro, y de eso se aprovechan unos cuantos.
No creo que siempre haya que cumplir todas las normas pero para poder decidir en qué momento las incumplimos debemos estar, primero,y por principio, dentro de ellas.
Un saludo.
Angie: ¡Qué bonito sería si todos respetáramos las normar...? Si es que las normas están hechas para que seamos más felices; si es que no comprenden...
Estoy contigo en que hay que buscar la parte positiva a las cosas, así se vive mejor y más relajado. Un beso, Rachel.
Rachel: Es verdad. A veces, las personas nos complicamos la vida viendo lo negativo, cuando hay tanto de positivo.
Un texto cuasi docente.
En definitiva, ciertamente, todo dependen del cristal con que se miren las cosas.
Pues es verdad. Cuántas veces nos fijamos mucho más en las cosas negativas que nos rodean y no advertimos todo lo positivo que existe a nuestro alrededor.
Deberíamos cambiarnos de gafas más a menudo para observar mejor la realidad.
Un abrazo, Miguel.
Nos iría mejor a todos, es cierto, si empezáramos a ver con más facilidad lo que está bien en nuestras vidas, que lo que está mal. Como dijo alguien, la felicidad, al fin y al cabo, es sólo una cuestión de enfoque.
Me ha encantado, amigo, sinceramente :-) Un abrazo.
Raúl: Y ese cristal tiene que ser el de la positividad.
Cristal: Si es que la realidad no existe. cada uno nos montamos una realidad, por eso es importante que esta sea todo lo más positiva posible.
Ana: Efectivamente. Hay que enfocar bien nuestras vidas. De eso, ciertamente, depende nuestra felicidad.
Sinceramente MIGUEL,
a mi me parece que la cosa es de puro sentido común, por mucho que JOSELU se empeñe en ver el lado literario del pesimismo y la melancolía, obviamente no es un estado especialmente placentero para el hombre,
y entiendo que una persona medianamente inteligente buscará estar lo mejor posible, así que yo, siempre que puedo y lo cierto es que se puede siempre me fijo, busco y rebusco lo bueno de lo que sea, le doy la vuelta como a un calcetín y siempre, tarde más o menos... siempre encuentro algo a lo que agarrarme.
Obviamente la vida no es de color de rosa, pero el verla negra por norma no deja de ser tan poco práctico como quien pudiendo beberse un buen vino se mete un trago de vinagre... yo, lo siento pero me niego... si me lo meten a la fuerza, lo tragaré pero mientras pueda elegir, elijo un vinito helado siempre así que..
¡¡Perfecto!! si Raul consiguió ver lo que le malhumoraba de manera que dejara de ponerse encendido con los pobres ciclistas.
Un beso muuuy grande MIGUEL
PD
Al oído te diré que yo creo que JOSELU, ya se está pasando al bando de los positivos, pero jamás lo reconocerá si no es en presencia de su abogado:-)
Feliz finde
María: Pues eso, para amargarse la vida ya hay bastante con las circunstancias que te vienen sin tú llamarlas. Mientras tanto, prefiero ver el vaso medio lleno.
Donde dice "un ciclista por la carretera" póngase "un docente que se escaquea y hace mal su faena", y donde dice "un ciclista por el carril bici" dígase "un docente que hace su trabajo lo mejor que puede". Reléase el texto poniéndose en el lugar de Raúl.
Un saludo.
Antonio: Muy acertado tu comentario... si es que en la vida está lleno de situaciones de estas, y la verdad es que si miramos la parte de los/as que no cumplen nos deprimiríamos. Mejor mirar a los que cumplen.
'El lado bueno de las cosas' se diluye en la nada. Lo que podría haber sido una comedia diferente y memorable, termina siendo de una gazmoñería grosera. Las interpretaciones, bueno, y qué le está pasando a De Niro? Un saludo!!!
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