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La muerte niquelada





"Habían preguntado la hora; Zacarías agarraba a Miguel por la muñeca, tapándole el reloj; le decía:
-¡Loco, estás tú loco ahora jugar con esos instrumentos! ¡eso es la muerte niquelada!"


Rafael Sánchez Ferlosio       "El Jarama"


Había un par de jovenzuelos que estaban bailando una tarde de domingo. El se llamaba Daniel. Ella, Mari Carmen.
Eran casi novios. Les faltaba casi nada para que tuvieran el valor de llamarse novios. Pero por ahora solo eran buenos amigos. O algo más que amigos.
Corría la década de los sesenta del pasado siglo. Ella tenía diecisiete años. El no había cumplido aún los dieciocho.
Solo se veían los domingos por la tarde. El resto de la semana ni se hablaban (aún no se habían inventado los móviles, y ni él ni ella tenían teléfono en sus casas). Durante la semana cada cual iba a la suya. Él trabajando en un taller de coches, ella en una fábrica de salazones. Pero cuando llegaba la tarde del domingo, todo cambiaba.  Estaban juntos. Y entonces el tiempo se convertía en su más temible enemigo. Querían beberse sorbo a sorbo el tiempo que estaban juntos por ver si duraba más. Y se miraban con ansia, y hablaban a borbotones por llenar y saturar el pedazo de tiempo vespertino que el domingo les ofrecía.
Y así cada semana.
Pero una tarde, en un guateque que había organizado un amigo común en el patio de un tío suyo, mientras bailaban muy agarraditos la canción "Anduriña" de Juan y Junior, Daniel no pudo más. Se acercó sigilosamente al pick up y con habilidad cogió el brazo del tocadiscos y lo puso al principio de la canción. Hubo gente que ni se dio cuenta.
-¿Qué has hecho Daniel?- Le preguntó, sin dejar de bailar, Mari Carmen.
-Pues ya ves, otra vez empieza la canción. Así bailamos el doble- le contestó complacido y satisfecho de sí mismo Daniel.
-Y te crees tú que así el tiempo no corre igual...
Daniel paró un instante el suave balanceo del baile, y, muy serio, le dijo a Mari Carmen:
-Tienes razón, con el tiempo no valen artimañas...



31 comentaris:

Joselu ha dit...

Tal vez con el tiempo no valen artimañas pero que les quiten lo bailao…

Vivian ha dit...

Vaya paciencia la de estos chicos!! Indudablemente eran otros tiempos, ahora nadie esperaría hasta el domingo próximo para beberse sorbo a sorbo.
Me gustó Daniel y su esperanza de disfrutar más el instante, aunque con el tiempo no haya artimañas; yo también bailaría con él.
Un abrazo Miguel

TORO SALVAJE ha dit...

El tiempo no se apiada de nadie.
Ella tiene razón.

Marian ha dit...

Bonito relato. Me encanta esa ingenua manera de detener el tiempo. Quién pudiera...

Miguel ha dit...

Joselu: Efectivamente, lo hecho, hecho está.

VivianS: Hoy esto es impensable. Daniel quería detener el tiempo, ¡imposible! pero un deseo maravilloso.

Toro: El tiempo es atroz y no tiene amigos. A todos devora.

Marian: Todos alguna que otra vez hemos intentado ganar tiempo al tiempo...

LOLI ha dit...

Que detalle mas lindo!!! Me lo hace a mi y no lo olvido en la vida...que mas da que no se le pueda engañar? Lo que cuenta es que lo ha intentado.

BESAZOS.

Miguel ha dit...

Loli: Es verdad, el detalle es que quiere estar con ella más allá del tiempo...

Yolanda ha dit...

Hay momentos que desearíamos poder eternizar, vivencias que no queremos dejar escapar con el avance implacable de las manecillas del reloj. Ojalá la vida tuviera marcha atrás, ojalá pudiéramos volver a empezar con ese simple gesto de colocar la aguja del tocadiscos al comienzo de nuestra canción preferida. El tiempo no vuelve, ni el bueno ni el malo. Avanza sin cesar, indiferente a nuestros deseos. ¿Volver atrás? A veces, quizás, no sé... Ver nacer un nuevo día debería ser un verdadero acontecimiento y, sin embargo, nos parece rutinario y anodino. Mañana, ayer, hoy... adverbios que condensan nuestra vida...
Hermosa historia, Miguel. Qué bella es la ilusión, la ingenuidad, el amor juvenil... Se nos olvida la intensidad de esos sentimientos, qué pena...
Un abrazo, colega.

Lourdes ha dit...

El tiempo es así de "simpático". No se para por nada ni por nadie. Aunque, bueno, Daniel ha tenido un detalle al buscar la manera de volverlo un poco hacia atrás.
:)


Besos, Miguel!!

Perséfone ha dit...

Vaya si tenía razón el bueno de Daniel. Y es que ¿Quién no ha sentido alguna vez en sus propias carnes ese irreflenable deseo de detener el tiempo?

Pero siempre se acaba escapando entre nuestros dedos...

Un abrazo.

Belén ha dit...

Bueno, pero si un buen rato se puede repetir dos veces...;)

Besicos

Miguel ha dit...

Yolanda: Yo, lo confieso, también me he sentido en alguna ocasión como Daniel. Me he creído ingenuamente dueño del paso del tiempo, pero eso solo ha sido una ilusión, pero ¡bendita ilusión...!

Lou: Daniel tiene un detalle imposible de cumplir, pero muy loable. Quería para el tiempo para poder amarse eternamente.

Perséfone: El tiempo nos es esquivo normalmente, pero siempre queda la ilusión de atraparlo.

Belén: Desde luego la intención, si es lo que vale, es buena.

MAR ha dit...

Imagino la escena.
Que bonito.
El tiempo...todos lo hubiésemos querido parar, en algún instante de nuestras vidas.
Besos.

Miguel ha dit...

Mar: Es verdad. A mí me gustaría para el tiempo muchas veces, por ejemplo, ahora.

V ha dit...

El tiempo se lo lleva todo, y a todos, vaya que sí.

Un beso, Miguel :*

Miguel ha dit...

V: El tiempo es implacable, pero es bonito jugar con él.

Anònim ha dit...

le escuché una vez decir a Serrat que el tiempo es lo más justo que hay. Y creo que es así: el tiempo es el mismo para el rico y para el pobre.
En estos tiempos que quieren comernos la moral, ¡reivindiquemos el tiempo!
Leí esta semana un dicho: "ellos tienen el reloj, nosotros el tiempo".
esto me recuerda a la diferencia entre la sabiduría y el conocimiento, dos cosas que se confunden y creo que son totalmente independientes.
Un abrazo

Angie ha dit...

Así es la vida: a veces el tiempo nos parece eterno y otras veces querríamos detenerlo y hacerlo nuestro, pero entonces se perdería el encanto de ese momento pues es la certeza de que terminará lo que nos hace vivirlo intensamente.

Besos.

Miguel ha dit...

Diego: Interesante e inteligente comentario. Me quedo con la cita de Serrat.

Angie: A lo mejor, esa sensación de futilidad que le damos al tiempo es lo que le confiere importancia cunado realmente la vida se nos pone de frente.

Ana Márquez ha dit...

Yo también creo que la muerte "vive" abrazada a un reloj... Amigo Miguel, lástima no tener más tiempo (sí, el maldito tiempo) para venir todas las veces que deseo a leer tus pequeños relatos tan llenos de de vida, de ternura, de todo. Pero ya ves, a mí el reloj también me mira con sorna.

Este relato, como el de la cerradura y otros que he leído en el ratito que llevo aquí son soberbios, espero que si algún día los publicas de verdad (ya sabes, aquello que se llamaba papel, ¿recuerdas? :-)) si no los has publicado ya, me permitas adquirir un ejemplar para poder leerlo despacio y sin luz cegadora por detrás de las letras, como ocurre cuando miras la pantalla del pc :-)

Gracias por tus relatos, por tu prosa impecable y por tus amables comentarios en mi blog que nunca te agradezco como mereces.

Te envío un cálido abrazo, de esta compañera de pluma y letras :-)

Raúl ha dit...

Cómo ha cambiado de un tiempo a esta parte nuestra percepción del "tiempo", valga la redundancia. Antes le dábamos un valor más de excepcionalidad.

Miguel ha dit...

Ana: Muchas gracias por tu comentario. A lo mejor algún día me da por publicar los relatos.

Raúl: Pero el tiempo siempre está ahí, y él es quien dispone.

marián ha dit...

Atrapar instantes es maravilloso, me encantan tus relatos,
Gracias por compartir, un beso

Luis Antonio ha dit...

Al tiempo no se le puede engañar, pero repetir el baila, cuando es tan grato, sí que tiene sentido. Yo lo he hecho y doy fe de que resulta...

Un abrazo

Recuerdos perdidos ha dit...

Al tiempo no se le engaña pero veo que estos personajes supieron aprovecharlo.
Saludos

Toni Solano ha dit...

El tiempo, siempre el tiempo... Tu relato me ha recordado las instrucciones para dar cuerda a un reloj de Cortázar. Saludos.

VANESSA ha dit...

Estoy de acuerdo con la frase del principio, pues nunca llevo reloj.
Tal vez también descubrí q con el tiempo no valen artimañas, y de esta manera consigo que el tiempo no me controle a mí.
Besoss

cristal ha dit...

Es verdad, de nada vale que intentemos apresarlo, detenerlo..., no hay manera, él sigue su curso sin mirar atrás y nos arrastra.

Me ha gustado mucho tu entrada, Miguel.

Un abrazo.

Miguel ha dit...

Luís Antonio: Eso es como repetir el tiempo. Repetir las vivencias positivas es como vivir el doble.

Recuerdos perdidos: Cuando se está bien, hay que aprovechar el momento. De ahí ese afán de querer perpetuar el tiempo.

Antonio: Es que el tiempo es un tema que da mucho de sí. Y la literatura no está al margen de ello.

Vanessa: Es cierto, hay quien desoye al tiempo, lo ignora, y parece que baila la canción dos veces.

Cristar: El tiempo es como un río atroz. Nunca lo podemos hacer retroceder. Nunca se para. Y cuando pasa, pasa.

María ha dit...

¡¡cómo que no se puede engañar al tiempo!! pues claro que sí... ¿qué es el tiempo si no una pura artimaña?:-)

Genial, la que usó Daniel... y si además hubiera tenido la suerte de que le disco hubiera estado rayado y no saliera la aguja del surco... allí hoooras y horas bailando agarraditos y tan felices :-)


Un besito MIGUEL ¿tú sabes lo que me hace a mi rabiar el reloj?... por eso le castigo y jamás llevo uno encima:-)


Feliz semana...aaah y ¡¡felicidades papi!! hoy es vuestro día:-)

Miguel ha dit...

María: Gracias, María. Pues yo, la verdad, no sé vivir sin reloj...

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