Gracias por visitar este blog. Sé bienvenido/a al blog de las buenas vibraciones. Espero que lo enriquezcas con tus buenas vibraciones. Pensamiento para estos días: "El que sabe pensar, pero no sabe comunicar lo que piensa, está en el mismo lugar del que no sabe pensar" PERICLES (495-429 a.C) estadista y orador griego.
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Cosas que pasaban en la Guerra Civil Española
Creo que García Berlanga, en su genial película "La Vaquilla", fue quien más acertadamente nos acercó, esta vez en clave de humor, a la intrahistoria de nuestra feroz Guerra Civil. Pero claro, aquello que se ve en el film no es más que producto de la fértil y jugosa imaginación del guionista. Aunque no deja de ser una auténtica sátira de la relidad, no se trata de hechos reales. Pero lo que os voy a contar a continuación, que perfectamente podría haber estado integrado en una escena de dicha película, sí que pasó de verdad. Y además me tocó de cerca, porque fue un tío mío quien lo vivió, y quien me lo contó.
Mi tío "Moreno" apenas tenía veinte años cuando fue llamado a filas. A la guerra. El, que no sabía más que pescar, que nada sabía de política, y que nunca en su vida había tenido un arma de fuego entre sus manos, ahora era llamado a empuñar un fusil y pegar tiros para matar a fascistas. Porque dicho sea de paso, él, que repito, nada sabía de política, había resultado que era rojo. Porque, como ya sabéis, Castellón se mantuvo fiel a la República tras el golpe militar.
Pues eso, que se marchó al frente. Y tuvo la desgracia de que en una escaramuza militar fue hecho preso.
Estaba en manos de los fascistas. Fue encerrado en una prisión militar y allí quedó junto a otros presos sin noticias de ninguna clase.
Al cabo de una semana, apareció un sargento en su celda; les conminó con ronca e imperiosa voz a que salieran de la celda y le siguieran. A empujones fueron llevados hasta una formación donde había hasta una cincuentena de presos, y allí se incorporó en posición de firmes.
Al cabo de una media hora el sargento de antes anunció a voz en grito la presencia del comandante. Todos los que había allí se cuadraron. Se hizo un silencio atroz que hacía que se oyeran las entrecortadas respiraciones de los allí presentes y el taconeo del comandante acercándose a la formación de presos. Serio el semblante, altiva la mirada, el comandante pasó revista a los allí recluídos sin decir esta boca es mía.
Mi tío "Moreno" me confesó que tenía mucho miedo porque en Castellón, nada más empezar la guerra, hubo una mascacre de guardias civiles, que fueron fusilados allí en el puerto de Castellón tras estar presos en el barco "Baleares", que estaba amarrado al muelle del puerto de Castellón. Mi tío temía si aquel feroz comandante buscara a alguien que tuviera algo que ver con aquello. Y aunque él nada tuvo que ver, existía la posibilidad de que fuera interrogado por aquellos lamentables hechos. Y la verdad es que él no sabía nada. Solo sabía lo que la gente del Grao de Castellón contaba por la calle.
Pues bien, aquel comandante estuvo a punto de hacer que mi tío se desmayara del susto cuando de pronto, el comandante, impostando la voz, espetó:
-¿Hay algún valenciano entre los presentes? ¡Si hay algún valenciano, que dé un paso al frente!
Mi tío creyó que había llegado su hora. Ya está, pensó, ahora me involucrarán en aquello del "Baleares" y me fusilarán. Porque estas cosas pasaban, la verdad. Estuvo a punto de quedarse en su sitio. Ahora fue el sargento quien con furia a preguntar:
-¿Qué no habéis oído...? ¡¡Si hay algún valenciano, que dé un paso al frente!!
Y entonces se decidió. Y dio un paso al frente. El silencio era sepulcral. Los ojos de los demás reclusos miraban de reojo al pobre soldado que se había ofrecido a los planes de aquel comandante fascista. Muchos temieron por vida del "Moreno". Mi tío también.
Entonces, el comandante se le quedó mirando y su gesto cambió poco a poco tornándose más bonancible. En tanto le decía:
-O sea que tú eres valenciano...
-Sí, mi comandante, de Castellón de la Plana.
-Pues entonces sabrás hacer una paella... hala acompaña al cocinero y ponte a hacernos la paella. A ver si para las dos ya está lista...
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24 comentaris:
Digno de "La Vaquilla".
Y del surrealismo más inimaginable.
Alucino...
Saludos.
Hola Miguel!
Que tensión producen los relatos de esta nefasta guerra.
-Gracias que lo de tu tío, por lo que relatas acabo bién.-Que horror vivir con el miedo a todas horas y con esa incertidumbre.
Precioso relato, gracias por compartirlo.
Un abrazo y feliz semana:))
La Guerra Civil y la posguerra está llena de historias, de muchas jamás sabremos, otras las sabemos porque nos las han contado. Y mi pregunta es: ¿cómo le salió la paella?
Besos.
Estupenda historia, Miguel. Los que no vivimos aquella época atroz no podemos imaginar el miedo que suponía estar en un lugar u otro. En no pocas ocasiones es el azar el que decide nuestro destino, para bien o para mal. A tu tío ser valenciano le sirvió para salir con bien de una situación más que apurada, pero podría haber sido todo lo contrario.
Y, sí, coincido contigo en que Berlanga retrató como nadie lo que pudo ser aquello utilizando el humor, que es una manera estupenda de contar grandes verdades.
Felices vacaciones, colega, a pesar de la lluvia.
Sí que podría ser un fotograma de la película sí.
Pero yo escuché a mi padre que también estuvo preso por rojo,tantas cosas absurdas pero ciertas, que ya me lo creo todo.
Un beso Miguel.
Toro: La realidad, a veces, es surrealista. No tienes más que leer los periódicos.
Bertha: Las guerras son lo peor que ha inventado el ser humano, pero incluso en estos momentos, la esencia de las personas(no necesariamente mala) se deja notar.
Angie: La paella fue un éxito. Y lo que no he contado, es que mi tío, después de esto se pasó al lado fascista y se apuntó a la legión.
Yolanda: Sí, mi tío pensó que iban a por él, pero la vida cotidiana pudo más y se comieron la paella que él hizo.
Marinel: Pues a mí me pasa lo mismo, veo en aquella Guerra cosas muy singulares. Terribles y singulares.
Espero que la paella le saliera bien. Es la segunda parte de la historia. Se cree que los valencianos llevan en la sangre eso de hacer paella.
He leído que la paella fue un éxito y que se apuntó a la legión. Esto demuestra que unos elogios a tiempo son capaces de cualquier cosa.
Si yo hubiera vivido aquel tiempo y hubiera podido, habría escogido el exilio. Me hubiera matado cualquiera de los dos bandos. Y además no sé hacer paella como tu tío. O sea que...
Ojalá de esa guerra fratricida sólo se pudieran contar anécdotas de esa guisa...
Un abrazo
Pobrecillo, qué susto se llevaría...
Y menos mal que sabía hacer paella, porque no tiene ná que ver ser valenciano para saber hacerla o no.
:)
Besos, Miguel!!
Madre mía qué fuerte, Miguel.
Increíble que se jugara así con el terror de las personas. Incomprensible. Exactamente igual, que todo lo demás.
Imagino que tu tío salió del atolladero, lo supongo si te alcanzó para escucharle.
Madre mía...
Joselu: Después de esto, a mi tío le hirieron en el frente de Teruel y volvió a casa de permiso. Entonces Castellón ya había sido tomado por los fascistas. Era todo un héroe.
Luís Antonio: Pues eso, es mucho más agradable quedarse con estas simpáticas anécdotas.
Lou: Los valencianos, todos, quien más o quien menos sabemos hacer una paella, por eso el comandante dijo aquello.
V: Pues eso, así se jugaba con el miedo que producía una guerra.
A mi me contó mi padre que los ponian en fila y les iban preguntando de que bando era y que dijera lo que dijeran les pegaban un tiro,así que cuando le tocó a él respondió que era del bando que le diera de comer y así se salvó.
Como ya te han dicho,menos mal que sabia hacer paellas porque no todos los valencianos sabemos ;)
Si sabes mas historias podrias ir contandonosla porque me gsta mucho y más si tienen un buen final como la de tu tio.
BESOS
Pues la verdad es que mi padre (que en la guerra tenía trece años) me conába muchas cosas de la contienda civil. Tantas que en el libro "Memorias del Grao de Castellón" que publicamos hace casi diez años, hay un capítulo bastante extenso sobre anécdotas de la Guerra Civil.
Tremenda historia, Miguel. Y menos mal que tu tío vivió para contarla... Yo creo que en prácticamente todas las familias tenemos alguna historia de la guerra. Fue tan fuerte¡¡¡ A mi abuelo materno lo fusilaron durante la guerra. No era militar ni nada. También tengo en "mi haber" un tío desaparecido que nunca volvió y no se supo nada de él... Fue una guerra cruel que nos marcó para siempre....
Un beso, Miguel
Sí, Novi, en casi todas las familias tenemos historias que contar. Menos mal que muchas, como esta, se quedó en una simple anécdota, pero otras veces la cosa fue más allá hasta desembocar en tragedia.
Es cierto MIGUEL que el escenario en el que se recrea esta historia fue el más terrible que ha vivido este país, pero a mi de tu historia, como no podía ser de otra manera lo que me ha impactado es el inesperado final.
A veces la vida es así de sorprendente, cuando nos ponemos en el más terrible de los supuestos, cuando todo lo damos por perdido y suponemos que nuestro fin ha llegado en la forma que sea, la vida da una pirueta ante nuestras narices y toda la intensidad dramática del momento explota en una tremenda carcajada que incluso es más grande la cuenta por la agonía que nos ha llevado a ella...
Me alegro muchísimo que un con todo lo horriblemente mal que lo pudo pasar tu tío, haya vivido ese final, supongo que recordando la riquísima que le saldría concinándola con los temblores que aun le acompañarían al pobre:-)
Un beso muuuy grande MIGUEL y feliz semana de vuelta de vacaciones que espero hayas disfrutado muchísimo.
PD
Sorry, casi se me salta un ojo al no ver una H en su sito y más desastres :))
Me parece brillante, simplemente.
La guerra fueron masacres y crueldades, pero estoy convencido de que el compadreo, compañerismo y amor que resultó de aquello también fue grandioso.
Un abrazo Miguel
María: Lo mejor de la historia, efectivamente, fue el final. Todos disfrutaron de la paella (menos los presos, claro). Pero se salvó de algo peor. Al cabo de unos días les hicieron formar. Pero esta vez era para pedir voluntarios para la legión. Y ahí se apuntó mi tío Moreno. Y en la legión acabó la Guerra.
Por cierto maría, aquí en la Comunidad Valenciana aún estamos de vacaciones hasta el martes próximo.
Diego: Gracias por tu comentario. Tienes razón. Hubo de todo en aquella guerra. Hoy ha tocado describir el lado amable...
Me temía lo peor...
Que alivio¡ me alegro que solo fuese la paella.Bess
Fiuuuu... que alivio, Miguel.
Despues de todo, una tierna anecdota aun en medio del horror de la guerra.
Un abrazo.
Mar: Pues sí, al final todo quedó en una mera anécdota.
Carolina: Sí. Pudo ser peor, mucho peor. Porque cosas mucho peores pasaban, pero al final quedó en una simpática anécdota.
Bendita paella.
Cómo somos los epañoles, que de entre tanta miseria aún podemos sacar historias que, como poco, nos invitan a esbozar una enorme sonrisa.
Gracias por compartir la anécdota.
Un abrazo.
Perséfone: Así es. Así de estúpida i sin sentido fue aquella guerra (atroz) entre hermanos...
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