Cuando descendemos el puerto de l’Illa,
tras una revuelta aparece en la lejanía una enorme llanura que termina en una mancha
azul que es el mar. Nuestro mar. Sole, al volante, seria y diligente, enfila la
autopista con decisión y eficacia. La autopista es una carretera prosaica y sin
gracia. Si no fuera porque estoy escuchando una vigorosa canción de Bon Jovi,
diría que el ruido monótono de las ruedas sobre el gris asfalto me aburre.
De vez en cuando hay un coche que
raudo y veloz nos pasa por nuestra izquierda. Yo me quedo mirando. ¿Dónde irá?
La matrícula es extranjera. El coche se pierde engullido en el infinito de las
líneas blancas que surcan la piel de la autopista.
Nada que hablar. El silencio es
atroz. El gesto de mi mujer es tenso y concentrado. El sol parece molestarle.
Baja rutinariamente el breve parasol, pero el sol le sigue molestando.
-¡Qué rabia me da el sol cuando
está poniéndose!
-Sí, no hay manera…
Hay un camión a lo lejos. Nuestra
velocidad es muy superior a la suya. Pronto le alcanzaremos.
Es un camión de Murcia. Le
adelantamos. El camión ruge como un gran animal. Da miedo. Miro a su conductor.
Parece buena persona. Pero eso es una tontería. Hacia la media noche llegará a
Murcia. Bueno, y eso a mí qué me importa…
La autopista está jalonada de
letreros. Una buena distracción es leer los letreros. No es que tenga nada de
particular, pero uno se entretiene. Próxima área de servicio a 25 Km . Bueno. Miro por la
ventanilla. Veo un vetusto árbol junto a una espigada palmera. Parecen viejos
amigos. Luego llegan unos campos de cultivo que parecen medio abandonados. En
el centro hay una casita de campo que tiene la puerta abierta. Pero no hay
nadie. A continuación veo una torre de defensa que hay en lo alto de un pequeño
montículo. Desde allí verían a los piratas. Ahora no hay piratas. Pero la torre
sigue ahí. Me gustan estos vestigios de historia. Allí al final de la recta se
ve lo que puede ser un pueblo. Hay un campanario que parece saludar a los viandantes.
¡Adiós! ¡Hasta pronto! Tras dejar atrás el pueblo del campanario hay un letrero
que parece anunciar algo. Pasamos rápido bajo el cartel y leo lo que pone:
Refugiados. Creo no haber leído bien y no le doy importancia. Pero a lo lejos,
justo al pie de una montaña hay un gigantesco letrero que dice algo que no
ofrece duda: Refugiados. Me quedo pensando y entonces comprendo…
-Claro… Refugiados… esa es la
palabra…
26 comentaris:
Tu relato me desconcierta. No sé si es pura ficción o tiene algo de realidad. Por un lado, todo su desarrollo parece realista pero ese final es desasosegante y extraño. "Refugiados" ... No creo que en España haya un número significativo para que sea señalado así, con un cartel "gigantesco", ni que, aunque fuera real, fuera así. Más tiendo a pensar que es un textos que introduce la ficción en un contexto realista. Es algo que suelo hacer, pero en tu caso, tiene una clara intención social. "Claro... Refugiados ... esa es la palabra. Si no es así, no tengo ni idea qué quieres decir.
Feliz año, Miguel.
A qué esperan los países de la UE para ser generosos de una puñetera vez?. Siempre pequeñines, egoístas y cada uno por su lado. ¡Vaya una UE!.
Los gobiernos y ONGS deberían liderar las soluciones. Y que la ONU tome cartas en el asunto!.
Yo creo que la crisis de refugiados que está viviendo Europa es una situación manejable que solo requiere del esfuerzo común de los estados, pero estos...desgraciadamente...
Bueno Miguel, que me alegra muchísimo leerte.
Te deseo un feliz 2016.
Besos
Joselu: No hay ningún cartel Joselu, la vida (la carretera) sigue, y sigue sin importarle nada lo que va aconteciendo en la carretera (la vida); pero hay una palabra que es la que en España se ha declarado como palabra del año, que no es otra que "refugiados". El viajante no ve nada, solo piensa, y en su pensamiento inventa imágenes que su subcosnciente le remite. Esa palabra, cargada de dinamita, retumba entre todo lo prosaico y la paz del paisaje que va dejando tras de sí como si cualquier cosa. La vida sigue igual...
Daphnelaluna: Nadie hace nada. Eso es un hecho. Los refugiados están ahí, a las puertas de nuestros países. Y nadie hace nada. Ni en su país de origen que es donde verdaderamente se habría de actuar, ni en las fronteras. Yo no sé cuál es la solución, lo confieso. España ha declarado la palabra refugiados como palabra del año. ¡Qué pena!
Ahora con la explicación que le has dado a Joselu lo entiendo mejor.
Si.
Refugiados es la palabra.
Saludos y feliz 2016
Toro: Pues sí, a ver qué hacemos con esta palabra...
Pero también te digo, y se que eres una persona que eres sensible con lo que te rodea; que hasta hace bien poco: llegaban pateras y arriesgando sus vidas, para llegar a la tierra prometida, de eso hace muchos años que España es pionera, en dar acogida.Pero como siempre nos han dicho que somos los últimos en todo; ahora que estos pueblos del Norte que se creían con el derecho a decir la última palabra, ven que se les ha ido de la mano.Han mantenido un pulso y han hecho oídos sordos, cuando estos pobres llevan 4 años de guerra y ahora se echan las manos a la cabeza y les supone un problema, por favor ya esta bien de barrer para adentro le convenía callar.Los intereses creados a cuenta de que ojos que no ven corazón que no siente...
Es una vergüenza que estas pobres gentes, que nos puede tocar a nosotros: estén en manos de estos corruptos que lo único que les hace grandes es el dinero(...)que rabia y sobre todo que impotencia.
Un beso Miguel
I, mentre jo conduïa per la carretera/vida, amb evidents dificultats, tu montes un post d'allò més desconcertant. L'explicació del que vols dir no acabe de pillar-la. Però m'agrada que,al menys,a través d'aquests escrits, pugue llegir allò que no escolte de tu com a resposta quan clame indignada i impotent davant aquesta situació.
Possiblement, ahí està el meu desconcert.
Bertha: La verdad es que el tema es peliagudo. Hoy he visto en la tele cómo los países más adelantados del mundo (los países escandinavos) están reforzando sus fronteras, no sea que se les cuele algunos de los refugiados... Eso explica muchas cosas.
Sole: T'ha descorcertat el post? Però si és d'allò més ingenu. U va tranquil·llament per la vida, que en aquest cas està simbolitzada per l'autopista, i de sobte, una paraula se li acudeix al cap. I pensa que la vida no és el que veiem. N'hi ha més, molt més...
Mientras tu vida transcurre,y vas por la monotonía de la ruta aburrida,otros han dejado cada momento aburrido de su vida,lo simple y sencillo de sus jornadas se truncó y hoy buscan refugio en otro lado,llegan heridos de dolor y de pérdida,y quizás extrañando el sol en el rostro allá en su lugar en el mundo y todos esos momentos de silencio que transcurrieron en cuanto camino tomaron durante sus vidas, hoy todo está lejano y añorado,son refugiados.Me gustó tu relato.Un abrazo grande para ti y los tuyos.
Y encima con un mundo que mucho no los quiere recibir!
Y ahí están. Parece que están lejos, que no es algo que nos toque directamente... Pero sí, joé, son personas como tú y como yo, que hasta hace tres días como quién dice, (4 años, ya sé) tenían sus casas, sus trabajos... Y han tenido que huir de su país a la carrera para sobrevivir, sin ninguna gana de hacerlo. ¿Quién querría salir de su país si no es por obligación?
Ofú, a mí es que se me revuelven las tripas cuando veo las imágenes en televisión, porque los que tendrían que hacer algo (gobiernos, instituciones...), no hacen nada. Y así estamos...
Hada: Y la vida sigue. Todo son gestos, palabras... pero los hechos, que lo que de verdad importa, no aparecen por ningún lado.
Lou: Esa es la historia. Es como el coche que pasa por la carretera y ve cosas... y pasa de largo...
Todos mostramos buenas intenciones, comprensión y deseos de que se busque una solución para acoger a esas pobres gentes que caminan en busca de un mundo mejor, pero no vamos más allá y adjudicamos esa responsabilidad casi en exclusiva a los gobiernos, oenegés, etc. Mera palabrería.
Con tu relato, has tocado a más de una conciencia. Yo siento cierto grado de vergüenza por mi pasividad.
Un abrazo
Luís Antonio: Tienes toda la razón.
Maaadre mía MIGUEL! vaya relato a modo de inmensa y espeluznante metáfora has compuesto aquí... perfectamente representada la pasividad e indolencia de todos ante el terrible drama que viven millones de personas que vagan por el mundo en busca de un lugar donde vivir mientras sus pueblos son devastados por la guerra .. puede que en breve tu pueblo fantasma sea tristemente real y efectivamente empecemos a fabricar guetos para refugiados que como las antiguas leproserías se asilarán del resto de ciudadanos por miedo al contagio. Todos somos tan culpables de todo lo que sucede haciendo odios sordos enfrascados en nuestras cómodas vidas que me siento avergonzada recordando mis días pasado de Navidades, ni un minuto recordé lo que tú me has hecho recordar ahora ... gracias! merezco una paliza por lo anterior y tardar tanto en venir a leerte ;)
En fin, menos mal que llevabas a SOLE al volante, eso debió darte seguridad en medio de ese desolador paisaje ;)
Un beso graaande para ti y para ella, creo que el primero de este año para ambos...
Aunque avergonzada por lo olvidadiza y desastre con tooodo mi cariño ¿SOLE sabe que llevaba de copiloto a un espadachín de un barco pirata? díselo, seguro que eso le da seguridad a ella .. ;)
Espero que no, Miguel, espero que nunca exista un cartel que diga "Refugiados" que indique un lugar donde se confine a gente que huye de la barbarie de las guerras y otras situaciones incompatibles son una vida digna, y que eso, además, se observe desde la distancia como cualquier otro vulgar paisaje de carretera.
Un beso y feliz año.
María: Querida María, la realidad es tan voluble como cada uno quiera montársela. Y lo mejor de todo es que no obliga a nada. De ahí ese devenir prosaico por la vida haciendo caso omiso a los desastres que se van viendo según pasamos con un coche. Pero queda la conciencia. La conciencia que a cada cual le funciona de na manera, y que nos hace actuar en uno u otro sentido.
Ya te echaba de menos. No me atrevo a escribir otro post sin saber tu opinión sobre el último.
Así que un beso mayúsculo lleno de cariño todo para ti.
Angie: Los letreros esos, Angie, están en nuestra mente. Grabados a fuego...
Un beso.
¡Qué gran tragedia!
Y que bien plasmada e tu relato, Miguel
Un abrazo gigante
Myriam: Gracias por tu comentario. La tragedia está aquí y nadie hace nada para solucionarlo. Es una pena.
Tenemos delante un panorama tan convulso y desconcertante, amén de cabreante, que los refugiados han pasado a segundo o tercer lugar en nuestras preocupaciones, pero siguen ahí, llegando vivos o muertos, niños o adultos, a las puertas de esta Europa injusta y caótica que sigue siendo, sin embargo, su paraíso soñado o al menos su tabla de salvación. Hace años fuimos a una exposición en el Retiro titulada "Exilio", organizada por la Fundación Pablo Iglesias. Compré el libro y causa escalofríos comprobar cuánto se parecen las imágenes de hoy a las de hace décadas. ¿No hemos avanzado nada? ¿No hemos aprendido nada?
Un fuerte abrazo, colega.
Yolanda: No, no hemos aprendido nada. ¡Qué pena!
jajaja no te había leído la respuesta ( este finde he estado de viaje ) eres un cielo inmenso jaja ale! ya tienes mi permiso para escribir tu próximo post, mi opinión siempre será la misma .. y yo tb te hecho de menos mi querido profe ... ¡ a trabajar ! ;)
MmuaaaaaaaksS!
María: Bueno pues voy a ponerme a pensar en un post. Un beso grandote.
Me he sentido como esa carretera que hace su labor sin más o con esa indiferencia hacia el entorno que parece dejar para el ojo observador...
Refugiados, sí, esa es la palabra, esa que discurre por la carretera de nuestras conciencias...
Besos,Miguel
Me he sentido como esa carretera que hace su labor sin más o con esa indiferencia hacia el entorno que parece dejar para el ojo observador...
Refugiados, sí, esa es la palabra, esa que discurre por la carretera de nuestras conciencias...
Besos,Miguel
Marinel: Y allí en loa carretera queda la palabra. Sola. Al amparo de los que pasan, y pasan...
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